Ester  8, 12

Para llevar todo esto a cabo en todas las provincias del rey Asuero se fijo una fecha: el día trece del duodécimo mes, es decir, el mes de Adar º.
[(12a) esta es la copia del decreto:
(12b) “El gran rey Artajerjes, a los gobernadores de las ciento veintisiete provincias que se extienden desde la India hasta Etiopía, y a todos los que se interesan por nuestros asuntos. Salud.
(12c) Hay muchos individuos que, cuanto más honores reciben de la generosidad de sus bienhechoresº, tanto más se ensoberbecen. Buscan maltratar a nuestros súbditos e, incapaces de contener su personal insolencia, se dedican a intrigar contra sus propios benefactores.
(12d) No les basta con ser desagradecidos, sino que, llenos de jactancia al verse exaltados por gentes que ignoran el bien, piensan que pueden escapar de la justicia de Dios, que todo lo ve y que aborrece el mal.
(12e) Muchos de los que están constituidos en autoridad, dejan frecuentemente los asuntos de su gobierno en manos de otros a quienes tienen por amigos; pero estos los incitan a menudo a hacerse cómplices de la muerte de personas inocentes, causando así un daño irreparable.
(12f) Con palabras malvadas y engañosas sorprenden a los gobernantes de buena fe,
(12g) lo cual se puede comprobar sin necesidad de remontarse a historias de otros tiempos, pues basta con que miréis lo que sucede ante vuestros propios ojos y advirtáis cuántos crímenes ha cometido esa mala ralea de indignos gobernantes.
(12h) Por lo tanto, debemos esforzarnos por asegurar un porvenir de paz y tranquilidad a todos los súbditos de nuestro reino,
(12i) procediendo a hacer los cambios oportunos y juzgando siempre, con la mayor rectitud, los asuntos que se nos presenten.
(12j) En cierta ocasión recibimos entre nosotros como huésped a un macedonioº llamado Amán, hijo de Hamedata, hombre por completo ajeno a la auténtica sangre persa, y muy lejos de nuestra generosa forma de ser.
(12k) Lo acogimos entre nosotros con los mismos sentimientos de humanidad con que tratamos a todo extranjero; luego se le dio el título de “padre nuestro”, y todos se postraban delante de él, porque llegó a ser la más alta dignidad del reino después de mí.
(12l) Pero no satisfecha con eso su ambición, no sólo maquinó quitarme el reino, sino hasta la misma vida.
(12m) Con toda suerte de artimañas, intentó eliminar a Mardoqueo, a cuyo constante y leal servicio debemos la vida; y solicitó la pena de muerte para ester, reina irreprochable y compañera nuestra, y para todos los de su nación.
(12n) Pensó que por estos medios nos dejaría aislados, y que así podría arrebatarnos a nosotros, los persas, nuestro reino, y pasárselo a los macedonios.
(12ñ) Pero hemos averiguado que los judíos —a quien ese hombre, el peor de los criminales, había condenado al exterminio— no son malhechores, sino que se gobiernan por leyes muy justas,
(12o) y que son hijos del Altísimo, el gran Dios vivo que mantiene floreciente nuestro reino, como también lo mantuvo en tiempos de nuestros antepasados.
(12p) Por lo tanto, haréis bien no teniendo en cuenta las cartas enviadas por Amán, hijo de Hamedata, porque tanto él como toda su familia han sido ejecutadosº en la horca ante las puertas de Susa. Y Dios, que tiene poder sobre todas las cosas, es quien le ha aplicado prontamente el castigo que se había merecido.
(12q) En todos los lugares públicos deben fijarse copias de este decreto, y ha de permitirse que los judíos vivan libremente de acuerdo con sus leyes. También se les debe ayudar a defenderse de quienes, en un solo día, el trece del duodécimo mes, o sea el mes de Adarº, traten de ir contra ellos para exterminarlos.
(12r) Porque Dios, que es el Soberano de todas las cosas, ha cambiado en júbilo el día que iba a ser de luto para el pueblo escogido.
(12s) En lo que respecta a vosotros, los judíos, incluiréis entre vuestras festividades la jubilosa celebración de este día memorable. Así, de aquí en adelante, no sólo recordaremos nuestra salvación y la de todo persa de buenos sentimientos, sino también la destrucción de nuestros enemigos.
(12t) Ahora bien, cualquier ciudad y, en general, cualquier provincia que no cumpla estas disposiciones, será de tal manera arrasada a sangre y fuego que no sólo quedará inhabitable para los humanos, sino que hasta las bestias salvajes y las aves la repudiarán para siempre”.]
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