Genesis 29, 6-14

Siguió preguntando Jacob: — ¿Qué tal está? Ellos contestaron: — Está bien. Mira, por ahí viene su hija Raquel º con las ovejas. Entonces Jacob les dijo: — Quedan muchas horas de luz y no es aún el momento de recoger el ganado. Abreven, pues, las ovejas y llévenlas a pastar. Y ellos respondieron: — No podemos hacer eso hasta que no lleguen todos los rebaños º y se retire la piedra que está sobre la boca del pozo; solamente entonces podremos abrevar las ovejas. Mientras Jacob hablaba con ellos, llegó Raquel con las ovejas de su padre, que ella misma pastoreaba. Cuando Jacob vio a Raquel, hija de su tío materno Labán, con las ovejas de este, quitó la piedra que tapaba la boca del pozo y abrevó las ovejas de su tío Labán. Luego saludó a Raquel con un beso y rompió a llorar. Cuando Jacob le explicó a Raquel que él era hijo de Rebeca y sobrino de Labán, ella salió corriendo a dar la noticia a su padre. Al oír Labán las noticias acerca de su sobrino Jacob, salió a su encuentro y, entre abrazos y besos, lo llevó a su casa. Y cuando Jacob le contó todo lo que había sucedido, Labán le dijo: — ¡No cabe duda de que perteneces a mi familia º!
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