Hebreos 12, 7-11

Acepten ustedes la corrección, que es señal de que Dios los trata como a hijos. ¿Hay, en efecto, algún padre que no corrija a su hijo? º Pero si quedan privados de la corrección que todos reciben, es que son bastardos y no hijos legítimos. Además, si en la tierra hemos tenido unos padres que nos han corregido y, sin embargo, los hemos respetado, ¿no deberemos, con mucha más razón, someternos al Padre sobrenatural º si queremos tener vida? Aquellos, en efecto, nos educaban según sus criterios para una vida corta; este, en cambio, nos educa para algo provechoso, a saber, para que participemos de su propia santidad. Ninguna corrección resulta placentera cuando se recibe; al contrario, es desagradable. Mas a la postre, a quienes se sirven de ella para ejercitarse, les reporta frutos de paz y rectitud º. º
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