Isaías 37, 23-29

¿A quién insultas e injurias? ¿Contra quién levantas tu voz, alzando altanera la mirada? ¡Contra el Santo de Israel! Por medio de tus mensajeros has insultado al Señor diciendo: “Gracias a mis carros numerosos he subido a las cumbres más altas, al corazón del Líbano; he talado sus cedros más esbeltos, sus más escogidos cipreses º; me adentré en su lugar más oculto, en sus bosques más espesos. Alumbré y bebí aguas extranjeras, sequé bajo la planta de mis pies todos los ríos de Egipto”. ¿Acaso no te has enterado de lo que tengo decidido hace tiempo? Lo he planeado desde antaño y ahora lo llevo a término; voy a reducir a montones de escombros todas las ciudades fortificadas. º Sus habitantes, impotentes, espantados y humillados, son como hierba del campo, como césped de pastizal, como verdín de los tejados, como mies agostada antes de sazón. Se bien si te levantas o te sientas, conozco tus idas y venidas; cuándo te enfureces contra mí. º Puesto que ha llegado a mis oídos tu furia y tu arrogancia contra mí, pondré mi garfio en tu nariz y mi argolla en tu hocico º, y te haré volver por el camino por donde habías venido.
Ver contexto