Jueces 17, 1-13

III.— APÉNDICES (17—21)

El santuario de Micá y el santuario de Dan (17—18)

El santuario privado de Micá

Había en la montaña de Efraín un hombre llamado Micaías º. Dijo a su madre: — Aquellos mil cien siclos de plata * que te quitaron, por lo que tú lanzaste una maldición que yo oí con mis oídos Y él le devolvió los mil cien siclos de plata. Y su madre dijo: — Consagro solemnemente, en favor de mi hijo, esta plata mía al Señor, para hacer con ella una imagen de madera y un ídolo º de fundición. Tomó su madre doscientos siclos de plata * y se los entregó al fundidor. Este le hizo una imagen de madera y un ídolo de metal fundido, que quedó en casa de Micaías. Este Micá * tenía un santuario * en su casa; hizo un efod y unos terafín * y consagró º sacerdote a uno de sus hijos. En aquel tiempo no había rey en Israel y hacía cada uno lo que le venía en gana. º Un joven de Belén de Judá, de la familia de Judá, que era levita, residía allí como inmigrante º. º Este hombre dejó la ciudad de Belén de Judá para ir a residir donde pudiera. Puesto en camino, llegó a la montaña de Efraín, a la casa de Micá. Micá le preguntó: — ¿De dónde vienes? Le respondió: — Soy un levita de Belén de Judá. Vengo de paso para residir donde pueda. Micá le dijo: — Quédate en mi casa, y serás mi padre º y mi sacerdote; yo te daré diez siclos de plata º al año, vestido y comida. El levita accedió a quedarse en casa de aquel hombre y el joven fue para él como uno de sus hijos. Micá consagró al joven levita para que fuera su sacerdote. Y se quedó el joven en casa de Micá que dijo: — Ahora estoy seguro de que el Señor me favorecerá, porque tengo a este levita como sacerdote.
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