Nahúm  3, 11-18

Desastre total de Nínive

Pues bien, también a ti te van a emborrachar; también tú buscarás abrigo adonde escapar del enemigo. Tus baluartes serán como higueras cargadas de brevas: cuando las sacuden, caen en la boca de quien las espera. Las tropas que hay en tu interior son como mujeres; las puertas del país se abren de par en par ante tus enemigos y el fuego consume tus cerrojos. Abastécete de agua para el asedio, refuerza tus fortificaciones; pisa el barro, amasa la arcilla y prepara el molde de hacer ladrillos. Allí te consumirá el fuego, te destruirá la espada: te devorará como lo hace la langosta º. Te multiplicaste como la langosta, te multiplicaste como el saltamontes; eran multitud tus mercaderes, más numerosos que las estrellas del cielo: langostas que despliegan sus alas º y se echan a volar. Tus guardianes eran como saltamontes y tus oficiales º como nube de langostas que se posan sobre los vallados en los días de invierno, pero huyen cuando sale el sol, y nadie sabe a dónde van. Tus pastores, rey de Asiria, se han quedado dormidos, tus capitanes están soñolientos, dispersas tus tropas por los montes. ¡No hay nadie que las agrupe!
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