Salmos 30, 1-12

(1)

salmo 30 (29)

A ti clamé y me curaste

salmo. Canto para la consagración del Templo. De David.
(2) Señor, te alabaré porque me has salvado y no has dejado que mis enemigos se burlen de mí. (3) Señor Dios mío, a ti clamé y me curaste. º (4) Señor, me libraste de ir al reino de los muertos, me devolviste la vida cuando agonizaba º. (5) Canten al Señor los que le son fieles, alaben su santo nombre, º (6) pues es pasajera su ira y eterna su bondad: quien de noche se retira llorando, por la mañana es un clamor de alegría º. º (7) Yo, sosegado, decía: “Nunca más sucumbiré”. º (8) Señor, tu ayuda me exaltó cual monte poderoso *, pero ocultaste tu rostro y sentí miedo º. º (9) A ti, Señor, clamo; a mi Señor suplico. (10) ¿Qué provecho hay en mi muerte, en que yo baje a la tumba? ¿Podrá alabarte el polvo? ¿Anunciará él tu fidelidad º? º (11) ¡Escucha, Señor, ten compasión de mí; Señor, ven en mi ayuda! (12) Convertiste mi llanto en danza, me despojaste del luto, me vestiste de fiesta º (13) para que te cante sin callar nunca; Señor, Dios mío, te alabaré por siempre.
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