Eclesiástico 48, 1-11

Elías

Surgió como un fuego el profeta Elías, cuya palabra ardía como antorcha. Hizo venir el hambre sobre ellos hasta el punto de diezmarlos con su celo. En nombre del Señor aplazó la lluvia º y por tres veces hizo bajar fuego del cielo. ¡Qué glorioso te hicieron, Elías, tus milagros! ¿Quién presumirá de ser como tú? Devolviste la vida a un cadáver y, por la palabra del Altísimo, lo sacaste del reino de la muerte º; condujiste reyes a la perdición y arrojaste de sus lechos a ilustres personajes; escuchaste amenazas en el Sinaí y anuncios de castigo en el Horeb; ungiste a reyes que ejercieran de vengadores y a un profeta que habría de ser tu sucesor º; fuiste arrebatado en un torbellino de fuego º, en un carro tirado por caballos de fuego. Has sido destinado para aplacar la ira antes de que estalle e irrumpan los castigos, para reconciliar al padre con el hijo y restablecer las tribus de Jacob. Afortunado quien pudo verte antes de morir, y más dichoso tú que vives todavía º.
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