Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
5. Recapitulación de la Ley.
El Decálogo (1-22).
1
Oye, Israel, las leyes y los mandamientos que hoy voy a hacer resonar en tus oídos; apréndetelos y pon mucho cuidado en guardarlos. 2
Yahvé, nuestro Dios, hizo con vosotros una alianza en Horeb. 3
No hizo Yahvé esta alianza con nuestros padres; la hizo con nosotros, que hoy vivimos todavía todos. 4
Yahvé nos habló cara a cara sobre la montaña en medio del fuego. 5
Yo estaba entonces entre Yahvé y vosotros para traeros sus palabras, pues vosotros teníais miedo del fuego, y no subisteis a la cumbre de la montaña. El dijo: 6
Yo soy Yahvé, tu Dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. 7
No tendrás mas Dios que a mí. 8
No te harás imagen esculpida de cuanto hay arriba en los cielos, ni abajo sobre la tierra, ni de cuanto hay en las aguas, más abajo de la tierra. 9
No las adorarás ni las darás culto, porque yo, Yahvé, tu Dios, soy tu Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen 10
y hago misericordia por mil (generaciones) a los que me aman y guardan mis mandamientos, 11
No tomarás el nombre de Yahvé, tu Dios, en falso, porque Yahvé no dejará impune al que tome en falso su nombre. 12
Guarda el sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahvé, tu Dios. 13
Seis días trabajarás y harás tus obras, 14
pero el séptimo es sábado de Yahvé, tu Dios. No harás en él trabajo alguno ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que tu siervo y tu sierva descansen como descansas tú. 15
Acuérdate de que siervo fuiste en la tierra de Egipto, y de que Yahvé, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y brazo tendido; y por eso, Yahvé, tu Dios, te manda guardar el sábado. 16
Honra a tu padre y a tu madre, como Yahvé, tu Dios, te lo ha mandado, para que vivas largos años y seas feliz en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará.17
No matarás.18
No adulterarás.19
No robarás. 20
No dirás falso testimonio contra tu prójimo. 21
No desearás a la mujer de tu prójimo, ni desearás su casa, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto a tu prójimo pertenece. 22
Estas son las palabras que Yahvé dirigió a toda vuestra comunidad desde la montaña, en medio de fuego, de nube y de tinieblas, con fuerte voz, y no añadió más. Las escribió sobre dos tablas ¿le piedra que él me dio.
En estilo enfático de predicador, el profeta exhorta a Israel a ser fiel a los compromisos del Sinaí-Horeb. Es un pueblo privilegiado, ya que esta
alianza es superior a la de sus antepasados los patriarcas1. Moisés supone que subsisten algunos que han sido testigos de las grandiosas escenas de la promulgación de la Ley (v.3). Aunque la mayor parte habían perecido, sin embargo quedaban muchos de la tribu de Leví, y otros que, por haber alcanzado los veinte años de edad cuando se hizo el censo, quedaban libres del decreto de muerte en el desierto. Moisés les recuerda que Yahvé les habló
cara a cara en su teofanía majestuosa
en medio del fuego (v.4). Y como intermediario estaba Moisés, que explicaba las leyes de Yahvé (v.5)
por estar más cerca de El en la montaña sagrada. El hagiógrafo quiere, por un lado, destacar el hecho de que Yahvé es un Dios excepcional, que ha tenido comunicaciones con Israel, su pueblo, pero al mismo tiempo quiere salvar la trascendencia divina y el papel preponderante de Moisés en la promulgación del Decálogo, que es la carta magna de la organización teocrática del pueblo hebreo.
El
Decálogo2
es substancialmente igual al relatado en Ex 20, salvo el precepto de la observancia del sábado y la prohibición de los malos deseos. Así, además de las razones de tipo religioso para observar el descanso sabático, se da una de tipo humanitario: dar descanso a los siervos (v.14). También se da más realce a la prohibición de los malos deseos hacia la mujer del prójimo, frente a la redacción de
Exo_20:17, en que la
mujer aparece entre las cosas del prójimo y citada después de su
casa. Esta versión del Decálogo según el deuteronomista representa un
progreso de puntualización moral sobre la radacción de Ex 20. Con todo, ambos textos parecen depender de un texto primitivo más conciso que el actual, en el que se exponían los preceptos sin explicaciones de los mismos. El hallazgo del
papiro Nash confirma esta suposición3. El contenido del Decálogo representa ya un sentido moral de la vida muy elevado, y la mayor parte de los preceptos (excepto la observancia del
sábado y la prohibición de imágenes representativas de la divinidad) son comunes a otros códigos morales de la antigüedad4.
Moisés, Intermediario entre Yahvé y el Pueblo (23-33).
23
Cuando oísteis su voz de en medio de las tinieblas estando la montaña toda en fuego, os acercasteis luego a mí todos los jefes de las tribus y todos los ancianos 24
y me dijisteis: Yahvé, nuestro Dios, nos ha hecho ver su gloria y su grandeza, y oír su voz en medio del fuego; hoy hemos visto a Dios hablar al hombre y quedar éste con vida. 25
¿Por qué, pues, morir devorados por ese gran fuego si seguimos oyendo la voz de Yahvé, nuestro Dios? 26
Porque de toda carne, ¿quién como nosotros ha oído la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego y ha quedado con vida? 27
Acércate tú y oye lo que te diga Yahvé, nuestro Dios, y transmítenos a nosotros cuanto Yahvé, nuestro Dios, te diga, y nosotros le escucharemos y lo haremos. 28
Yahvé escuchó vuestras palabras cuando me hablabais y me dijo: He oído las palabras que el pueblo te ha dirigido; está bien lo que dicen. 29
¡Oh si tuvieran siempre ese mismo corazón y siempre me temieran y guardaran mis mandamientos para ser por siempre felices, ellos y sus hijos! 30
Ve y diles: Volveos a vuestras tiendas. 31
Pero tú quédate aquí conmigo, y yo te diré todas las leyes, mandamientos y preceptos que tú les has de enseñar para que los pongan por obra en la tierra que yo les voy a dar en posesión. 32
Poned, pues, mucho cuidado en hacer cuanto Yahvé, vuestro Dios, os manda; 33
seguid en todo los caminos que Yahvé, vuestro Dios, os prescribe, para que viváis y seáis dichosos y duréis largos años en la tierra que vais a poseer.
El pueblo, sobrecogido por la teofanía majestuosa de Yahvé, acompañada de truenos y relámpagos, se maravilla de haber salido con vida de aquel espectáculo, pero no quiere que se repita el hecho, y ruega a Moisés que se comunique directamente con Yahvé en lugar de ellos, trayendo luego sus disposiciones5.
A Dios le agrada este temor reverencial hacia lo divino, y accede a comunicar sus leyes al profeta.
1
Gen_15:18. 2 Véase comentario a
Exo_20:1;
Exo_34:28. 3 Cf. RB (1904) 242-250. 4 Sobre el sentido e interpretación de los distintos preceptos del Decálogo y sus paralelos paganos véase comentario a Ex 20. 5
Exo_20:18s.