Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
59. Invectiva Contra Israel Pecador.
La razón de que la salvación de Dios se retrase estriba en los pecados de Israel. Yahvé es omnipotente; por tanto, si no ha salvado a su pueblo, no es por impotencia, sino que esa salvación está condicionada a la conducta del mismo pueblo escogido. Yahvé no es infiel ni indiferente a sus promesas. Son los pecados de Israel los que retardan su intervención salvadora, pues son como un muro que se interpone entre ambos, en tal forma que las relaciones quedan totalmente interrumpidas. Pero, al fin, Dios se decide a intervenir, al ver tanta injusticia y maldad, con su mano justiciera.
La corrupción moral, obstáculo para la salvación de. Yahvé (1-8)
1 He aquí que 110 se ha acortado la mano de Yahvé para salvar ni se ha hecho duro su oído para oír, 2 sino que vuestras iniquidades han hecho una separación entre vosotros y vuestro Dios; vuestros pecados hacen que El oculte su rostro para no oíros; 3 porque vuestras manos están manchadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios hablan mentira y vuestra lengua susurra impiedad. 4 No hay quien clame por la justicia, nadie que juzgue con verdad. Confían en vanidades y hablan falsedades, conciben fatigas y paren desventuras. 5 Incuban huevos de áspides y tejen telas de araña, y el que come de sus huevos muere; si se los rompe, sale un basilisco. 6 Sus telas no sirven para vestir, ni con sus obras puede uno arroparse; sus obras son obras de iniquidad, y en sus manos hay obra de violencia. 7 Corren tras el mal sus pies y se dan prisa a derramar sangre inocente. Sus pensamientos son pensamientos de iniquidad, y a su paso dejan el estrago y la ruina. 8 No conocen el camino de la paz, no hay en sus sendas justicia; sus veredas son tortuosas; quien por ellas va no conoce la paz. Las iniquidades e injusticias han hecho que la
mano del Señor no se manifieste, no porque ésta sea
corta o impotente para salvar (v.1); ni tampoco se ha hecho
duro de oído, mostrándose indiferente a las súplicas de Israel. La culpa reside en la conducta de los israelitas, que se han hecho indignos de participar de las bendiciones divinas (v.2); por eso
oculta su rostro y los abandona. Y el profeta detalla las razones de este alejamiento de Dios: las
manos están manchadas en sangre (v.3); la avaricia no se ha detenido ante el homicidio y el atropello de los débiles, ni sus Zabios
ante la mentira. Todos los medios, la difamación, la violencia, parecían lícitos para los avaros israelitas de las altas categorías sociales. La situación es tal, que
no hay quien clame por la justicia (v.4); y los derechos más elementales se conculcan con
falsedades y argumentaciones sofísticas ante los tribunales. Todo es un cavilar moroso contra el prójimo:
conciben fatigas y paren desventuras. No tienen otra obsesión que hacer daño a los débiles, valiéndose de todas las artimañas. Su conducta es como la de los que
incuban huevos de áspides y tejen telas de araña (v.5). Sus maquinaciones son tan peligrosas como los
huevos de áspides, que llevan dentro de su cáscara un ser maligno y venenoso, y sus artimañas son tan sutiles como
las telas de araña, que hacen caer a los insectos. Los incautos son capturados en sus hilos sin poder sacar ningún provecho, aunque aparentemente sus planes parezcan excelentes para el bien social; por eso nadie
con sus obras puede vestirse (v.6), pues no sirven más que para perjuicio de la sociedad. Sus actos no tienden a conservar la
paz social ni la justicia (v.8). Todo el que se asocie con ellos no
conoce la paz (v.8).
Ansias de salvación en el pueblo (9-11).
9 Por eso se alejó de nosotros el juicio, por eso no nos alcanza la justicia. Esperamos luz, y he ahí tinieblas; resplandor, y caminamos en la oscuridad. 10Vamos palpando, como ciegos, la pared, y andamos a tientas, como quien no tiene ojos. Tropezamos en pleno día como en el crepúsculo; habitamos en tinieblas, como muertos16. 11Gruñimos todos como osos y gemimos como palomas. Esperamos el juicio, pero nada; la salvación, pero está lejos de nosotros. El fragmento es patético y bellísimo, como expresión del estado ansioso de espera en que está el pueblo por la salvación y la justicia. El pueblo
reconoce el estado de desolación espiritual en que se halla alejado de su Dios y siente sed de juicio y de
justicia (v.8).
El sentimiento de equidad ha desaparecido de la sociedad, y suspiran por que Dios haga un
juicio discriminatorio para que reine la
justicia, fuente de la paz social. Anhelar ese horizonte luminoso de justicia, a la que llama
luz y
resplandor, pero la realidad es un ambiente de
tinieblas y de
oscuridad moral. Andan todos a ciegas en medio de la confusión reinante (v.10). Los valores morales están subvertidos, y no hay dirección en la sociedad. Como consecuencia de no haber directrices justas y claras impuestas por las clases dominantes, todos andan
a tientas, como el que no tiene ojos, tropezando
en pleno día. Por otra parte, los fieles israelitas andan buscando remedio a la situación, esperando la manifestación de Dios para que aclare la situación. Hambrientos de justicia y de salvación, dan gritos de desesperación como los animales en busca de comida (
gruñimos como osos, gemimos como palomas, v.11). Todos ansían la intervención salvadora de Yahvé, esperando
el juicio, la salvación (v.11), la liberación de ese estado de confusión social; pero esa manifestación justiciera de Dios se aleja cada día más. La causa son los muchos pecados que invaden la sociedad, como dirá a continuación.
Confesión de los pecados del pueblo (12-15).
12 Porque son ante ti numerosas nuestras iniquidades, y nuestros pecados dan testimonio contra nosotros. Con nosotros están nuestros crímenes, y conocemos nuestras iniquidades: 13 rebelarse y renegar de Yahvé, alejarse de nuestro Dios, hablar perfidia e insurrección, concebir y meditar en el corazón palabras de mentira; 14y se ha alejado el derecho, y se ausentó la justicia, y tropezó la buena fe en las plazas, y no halla lugar la rectitud17. 15La fidelidad ha sido desterrada, y el que evita el mal es expoliado. El cuadro no puede ser más sombrío, ya que los males sociales invaden todos los estratos de la sociedad. El profeta hace en nombre del pueblo una confesión de los pecados contra Yahvé, los cuales son el obstáculo para que la anhelada
salvación se manifieste. Al principio, la confesión se dirige directamente a Yahvé:
ante ti nuestras iniquidades dan testimonio contra nosotros (v.12). Los pecados son considerados como
testimonio acusador en el juicio ante Dios. El profeta enumera primero los pecados directamente dirigidos contra Dios. Entre ellos está la
rebelión, que en los profetas muchas veces significa el pecado específico de idolatría, pero también el simple incumplimiento de los mandatos de Yahvé. En la concepción teocrática israelita, toda inobservancia de la Ley era una
rebelión, y entre ellas está sobre todo la apostasía religiosa (v.13). Toda la vida del pueblo está basada en la doblez y en la
perfidia e insurrección. Aunque externamente se proclama la verdad religiosa, la conducta práctica está en oposición a las exigencias religiosas de Yahvé
(concebir y meditar en el corazón palabras de mentira, ?.13). La religión es, pues, meramente ritualista y aparente. A esta práctica superficial e inconsecuente de los deberes religiosos para con Dios se junta la falta de escrúpulos morales en las relaciones con el prójimo:
se ha alejado el derecho, la justicia (v.14), las virtudes fundamentales en la vida social. Aquí aparecen personificadas como entidades que han sido desterradas de las
plazas, o lugares de transacciones, y de los tribunales de justicia. En ambos sitios, la
rectitud y
buena fe, o fidelidad, no tienen acceso, pues son considerados como seres extraños. Y los pocos que aún hacen honor a sus sentimientos de rectitud moral son preferidos y ultrajados:
el que evita el mal es expoliado (v.15).
Intervención justiciera de Yahvé (15-19).
15b Violo Yahvé, y no plugo a sus ojos que no existiese justicia. 16Y vio que no había ningún hombre, y le asombró que no hubiera intercesor. Entonces salvóle su brazo y vino en su ayuda su justicia. 17Y se revistió de la justicia como de coraza, y puso en su cabeza el casco de la salvación, y se vistió de vestiduras de venganza, y se cubrió de celo como de manto. l8Como son las obras, así es su retribución; ira contra sus enemigos, represalia contra sus adversarios. A las islas dará la paga 15. 19Y temerán desde el poniente el nombre de Yahvé, y desde el nacimiento del sol su gloria, porque vendrá como torrente impetuoso, empujado por el soplo de Yahvé. Algunos creen que este fragmento constituye un nuevo poema en el que se contrapone la suerte de los malos y los buenos. Pero parece perfectamente lógico considerarlo como continuación de lo anterior, ya que la intervención justiciera de Dios sería normal consecuencia de tantos crímenes de tipo moral y social.
Esa falta de
justicia es un desafío a la ira divina (v.15b). Es tal la situación, que hasta Yahvé se
asombró de que no hubiera intercesor, o alguno que interviniera en favor de los derechos de la justicia. Esta situación desoladora hizo que se moviera a intervenir personalmente:
salvóle su brazo (v.16) u omnipotencia. Al no ver auxiliar humano, decidió intervenir personalmente para arreglar la situación. Su justicia estuvo a su disposición para llenar el vacío dejado por la falta de justicia humana. A continuación el profeta presenta a Yahvé como un guerrero armado dispuesto a intervenir en la historia. Su coraza es la justicia, y su casco, la salvación; su
vestidura, la
venganza, y su
manto, el
celo de su justicia. San Pablo aplicará este texto a la armadura del cristiano. 19
Los pecados del pueblo recibirán su
retribución (v.18), que no será otra que ira y
represalia. La frase
a las islas dará la paga (v.18), si es que es auténtica, aludiría a un castigo sobre los pueblos paganos, simbolizados en las costas e
islas del Mediterráneo. La consecuencia de la intervención justiciera de Yahvé es una atmósfera de temor desde
el poniente al
nacimiento del sol (v.19). Las expresiones el
nombre de Yahvé y su
gloria son sinónimas, ya que
nombre en el Antiguo Testamento suele designar la manifestación
gloriosa de Yahvé entre los pueblos. El castigo de Dios sobre los pecadores será ocasión de un temor y reverencia en todo el mundo. La manifestación justiciera de Yahvé es presentada como un
torrente impetuoso desbordado por el
soplo o viento huracanado salido de la boca de Dios.
Yahvé, liberador de Sión (20-21).
20 Mas para Sión vendrá como redentor, y para los convertidos del pecado en Jacob, dice Yahvé 20. 21 En cuanto a mí, he aquí mi alianza con ellos, dice Yahvé: El espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras, que yo pongo en tu boca, no faltarán de tu boca ni de la de tu descendencia, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dice Yahvé desde ahora para siempre. La intervención justiciera de Yahvé se refería a los culpables de la situación deplorable antes descrita, pero al mismo tiempo ella servirá para acelerar la liberación ansiada de Sión, que aquí parece símbolo del núcleo fiel israelita:
los convertidos en Jacob. Yahvé es siempre su
redentor (v.20). San Pablo aplica esto a Israel después de la manifestación mesiánica de Cristo. Llegará un tiempo en que será también redimido21.
El v.21 es considerado, por su carácter no poético, como glosa posterior por muchos críticos. No obstante, existe ilación lógica con el versículo anterior. Como consecuencia de esa
redención de Sión, vendrá una nueva
alianza (v.21) que tendrá como característica un profundo sentido religioso de sumisión a Yahvé, en contraposición a las infidelidades descritas en los versículos anteriores. El
espíritu de Yahvé y sus
palabras, o leyes, estarán siempre presentes en Israel de generación en generación, como objeto de meditación para ponerlas en práctica. 22 Las expresiones son similares a las aplicadas al
Siervo de Yahvé en 42:1 y 51:16. De ahí que algunos crean que sea una glosa desplazada de aquel fragmento.
1 Cf.
Lev_16:29. Para la práctica más generalizada del ayuno cf.
Jue_20:26;
1Sa_7:6;
1Re_21:12;
Jer_36:9;
Joe_1:14;
Zac_7:3;
Zac_8:19. 2 Los musulmanes durante el ramadán están en un estado psíquico de irascibilidad y mal humor por estar desnutridos. 3 Lit. el texto hebreo dice no ocultarte de tu propia carne, expresión hebrea que equivale a prójimo israelita (
Deu_22:1.3.4;
Neh_5:5). 4 Lit. en hebreo
romperá tu luz como la aurora. 5 Lit. germinará tu
carne nueva, que se forma en una herida cicatrizada. 6 Cf.
Eze_18:7. 7 Cf.
Mat_5:7;
Mat_6:12;
Mat_18:35. 8 Lit. el hebreo dice extender el dedo en señal de acusación o de desprecio, señalando al inculpado. En el
Código de Hammurabi encontramos la misma expresión para acusar ante el tribunal cf. Leyes, 127 y 132. 9 Lit. Yahvé te conducirá continuamente. 10 Lit. como aguas que no mienten, e.d., no dejan defraudado al sediento, sino que corren con abundancia. 11 Así según los LXX. El hebreo es oscuro: de ti edificarán. 12 Cf.
Isa_40:11;
Mat_43:20;
Mat_48:21; 55:13- 13 Lit. en hebreo: cuando apartes tu pie del sábado*. 14 Lit. absteniéndote de encontrar lo que te gusta, tratando de negocios. 15 Cf.
Isa_1:20; 40:5 16 Así siguiendo a la Vg. y al Targum, pues el texto hebreo es ininteligible. 17 Lit. en hebreo: y la rectitud no puede entrar. 18 Este último estico falta en los LXX, y muchos autores lo suprimen por entender que recarga el ritmo. 19 Cf.
Efe_6:14ss;
1Te_5:8;
Sab_5:17ss. 20 Los LXX leen: para alejar el pecado de Jacob. 21 Rom 11:26. San Pablo sigue la lección de los LXX, y, además, lee de Sión en vez de para Sión. 22
Cf.
Deu_6:6s;
Sal_1:2.