Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 37 (Vg 36): Los Caminos de la Providencia sobre los Hombres.
E ste salmo es acróstico y versa sobre los secretos caminos de la Providencia en la vida de los hombres. Los justos despreciados no comprenden por qué prosperan los impíos en esta vida, mientras que ellos se consumen en la incomprensión y el ostracismo en la sociedad. Es el mismo problema planteado por el libro de Job.
La solución está en los secretos designios divinos sobre la humanidad, pues aunque de momento parece que los impíos prosperan, en realidad, los justos serán los que al fin saldrán victoriosos y reconocidos en su virtud. El salmista no desarrolla lógicamente el pensamiento, sino que se limita a hacer afirmaciones sobre la aparente prosperidad de los impíos y sobre el futuro dichoso del justo que se confía en Dios.
El estilo se asemeja en parte a las reflexiones del libro de los Proverbios, y la distribución alfabética de las veintidós estrofas conforme al número del alefato hebreo fuerza y ata el encadenamiento lógico del salmista, el cual se limita a yuxtaponer sentencias más o menos conexas entre sí, pero lógicas dentro del tema general del salmo: los justos al fin prosperarán, mientras que los impíos serán desenraizados de la tierra.
Tertuliano califica a esta composición salmódica de
Providentiae speculum, y San Isidoro,
potio contra murmur. En realidad, la perspectiva del salmista no se extiende a la retribución en ultratumba, que es la idea clave para descifrar el misterio de la Providencia divina respecto de los hombres;
para el cristiano, la verdadera vida está en el más allá, y ésta, con sus sufrimientos y contrariedades, es la escuela para conseguir aquélla. Pero estas ideas no aparecen en el A.T. hasta el siglo n en el libro de la Sabiduría; de ahí que, tanto en el Salterio como en el libro de Job, la solución al problema de los sufrimientos del justo se limita a declarar que los caminos de la Providencia son misteriosos y, por tanto, que el hombre debe someterse humildemente a ellos.
La solución es: confianza en Dios y esperar el tiempo de su manifestación justiciera con los impíos y de retribución al justo en esta vida. Naturalmente, estos principios se basan en el sentido de solidaridad que existía en el A.T. La justicia de Dios,
si no se manifestaba en vida del justo, se manifestaría algún día en su descendencia; y esto era ya una satisfacción y un consuelo para el justo atribulado. Al fin, el veredicto de la historia y de la Providencia a través de los tiempos estaría a su favor. El hombre vive en su posteridad, que le representará en la sociedad cuando él desaparezca.
Desde el punto de vista literario, este salmo tiene mucho de parecido con el libro de los Proverbios; es medio lírico y medio didáctico dentro del estilo de la literatura sapiencial i. La distribución estrófica según las distintas letras del alefato hebreo es normal, pero la característica literaria es la de un
poema sapiencial. El salmista es como el sabio lleno de experiencia, que da consejos a los que se sienten inquietos por el triunfo de los impíos en la vida. Las sentencias no suelen tener orden riguroso lógico, sino que están sometidas a las exigencias de la alfabetización de la primera palabra de cada estrofa. Muchas veces las sentencias se juntan por asociación de ideas, y no pocas veces se repiten con frases algo diferentes. Abundan los paralelismos sinónimos y no faltan los antitéticos, contraponiendo la
suerte del malvado y la del justo.
Como es ley en esta primera colección del Salterio, el salmo es atribuido a David, pero el estilo sapiencial exige una época posterior al exilio; no hay en él frases que lleven el sello arcaizante de los tiempos davídicos.
El justo no debe impacientarse por el éxito temporal del impío (1-6).
1
De David. Alef. No te impacientes por los malvados, no envidies a los que hacen el mal, 2
porque, como el heno, presto se mustiarán, y cual la hierba verde se agostarán. 3
Bet. Tú confía en Yahvé y obra el bien; habita en la tierra y apaciéntate de seguridad. 4
Haz de Yahvé tus delicias, y te dará lo que tu corazón desea. 5
Guímel. Encomienda a Yahvé tus caminos, confía en El, y El obrará. 6
Y hará salir como la luz tu justicia, y tu derecho como el mediodía. La prosperidad de los impíos plantea un problema a ciertos yahvistas, que no ven la manifestación de la justicia divina, castigando a los pecadores y premiando a los justos, según se prometía en la Ley 2. El salmista quiere salir al paso de esta perplejidad de espíritu, haciendo consideraciones sobre la vasta panorámica de la providencia de Yahvé en la historia de los hombres. El hombre ni ve ni entiende más que lo que le es inmediato, mientras que Dios dispone las cosas conforme a un módulo de valoración más amplio en el tiempo. En realidad, los que
hacen el mal tendrán una prosperidad efímera, ya que a la hora de la cuenta se
mustiaran como el heno, que ahora aparece lozano y verde 3. La
hierba verde es símbolo en la literatura salmódica de lo perecedero4. No se debe dejar llevar de las apariencias el justo, pues el brillo y prosperidad de los impíos es pasajero5; al contrario, debe esperar pacientemente la hora de la justicia divina, que dirá su última palabra. Por eso se invita al justo a
habitar la tierra y disfrutar de ella
en seguridad; la
tierra es la de Canaán, que pertenece a Yahvé y a su heredad, Israel. El justo debe usufructuar sus productos
en seguridad, es decir, con la certeza de que Yahvé un día saldrá por sus derechos conculcados. Sobre todo debe centrar su vida en torno a Yahvé, haciendo de él sus
delicias, pues así conseguirá
lo que desea (v.4).
Supuesto
que sólo en Yahvé se encuentra la verdadera felicidad, debe el justo confiar en El sus caminos, es decir, sus destinos en la vida, todas las ansiedades e inquietudes en las encrucijadas de la vida6, pues llegará el momento en que Yahvé
obrara, saliendo en su favor en los momentos comprometidos; al fin brillará su
justicia como la
luz; aunque de momento aparezca oculta en la oscuridad, llegará un momento en que la noche se convertirá en
mediodía y su
derecho será plenamente reconocido por todos7.
Dios hará justicia sobre los impíos (7-11).
7
Ddlet. Aquiétate en Yahvé y espera en El; no te impacientes por la prosperidad de sus caminos, de los que obran la iniquidad. 8
He. Depon el enojo y deja la cólera. No te excites, que a mal sólo conduce. 9
Porque los malvados serán exterminados, pero los que esperan en Yahvé poseerán la tierra. 10
Wau. Aún un poco, y el impío ya no será; le buscarás en su lugar, y no estará. 11
Los afligidos poseerán la tierra y gozarán de gran paz. No debe el justo enjuiciar demasiado pronto la situación, sino confiarse a Yahvé,
aquietándose y esperando el momento de su intervención justiciera para poner las cosas en su punto. No debe
impacientarse y dejarse llevar del enojo, que
sólo conduce al mal, pues corre el riesgo de interpretar indebidamente los caminos secretos de la Providencia 8. A la hora de la verdad cuando intervenga la justicia Adivina , los
malvados serán exterminados de muerte violenta o prematura, mientras que los que
esperan en Yahvé, los
afligidos, poseerán la tierra. Como en el pasado los gentiles fueron arrojados de la
tierra de Canaán para dejar lugar a los israelitas 9, así llegará la hora en que desaparecerán los malvados e insolentes,
para dejar solos a los afligidos, a los predilectos de Yahvé. El pensamiento del salmista juega con la esperanza de los tiempos mesiánicos, en los que desaparecerá todo vestigio de pecado 10. Nadie disputará entonces los derechos de los fieles yahvistas, por tanto tiempo postergados. Entonces podrán
gozar de una inmensa paz, ya que, por más que se busque a los impíos, ya
no estarán (v.11).
Jesús nos da un nuevo sentido espiritual, del texto del salmo, según la versión de los LXX: Los mansos poseerán la tierra11; en la perspectiva evangélica no se trata ya de
gozar materialmente de una paz paradisíaca en los tiempos mesiánicos, siendo los justos colmados de bienes materiales de la
tierra, sino de la íntima satisfacción de los que siguen el mensaje de Jesús, los cuales, en expresión del Apóstol, pueden decir que
nihil habentes et omnia possidentes12; el que tiene la paz interior,
tiene la verdadera paz consigo mismo y con los demás; es un rey en la sociedad, pues no se deja llevar del vaivén de inquietudes pasajeras:
posee la tierra en un reino que no es de este mundo13. El salmista está lejos de esta perspectiva exclusivamente espiritualista, y por eso por carecer de luces sobre la retribución en el más allá espera que la felicidad de los justos, libres de la compañía inquietante de los malvados, se dará en esta vida.
Las maquinaciones de los impíos contra los justos serán vanas (12-17).
12
Zain. Maquina el impío contra el justo y rechina sus dientes contra él. 13
El Señor se ríe de él, porque ve que viene su día. 14
Jet. Desenvainaron los malvados su espada, entesaron su arco para abatir al pobre y al miserable, para asesinar a los de camino recto. 15
Su espada penetrará en su corazón, y se quebrantarán sus arcos. 16
Tet. Mejor le es al justo lo poco que la gran opulencia de los impíos 14
, 17
Porque los brazos de los impíos serán rotos, mientras que Yahvé sostiene a los justos. En la sociedad actual existe una continua
maquinación de los malvados contra el
justo, que
sigue la Ley de Dios. La hostilidad es permanente y le acosa como una fiera que
rechina sus dientes para lanzarse sobre él15. En realidad, el impío no piensa que llegará su
día, es decir, el de la manifestación de la justicia divina sobre su pésima conducta; pero Yahvé, que sabe el destino que le espera, se
ríe de sus maquinaciones 16.
La Providencia divina tiene señaladas sus intervenciones en la historia, y todo llegará inexorablemente conforme a su plan prefijado de antemano. Los malvados atacan abiertamente al justo como enemigos que
desenvainan la espada y entesan el arco 17; la hostilidad contra los
pobres y devotos de Yahvé es constante y muchas veces violenta 18;
el camino de rectitud de estos fieles yahvistas es una constante recriminación y acusación contra su pésima conducta 19. Pero, a la hora del castigo divino, su
espada penetrará en su corazón, es decir, sus maquinaciones se volverán contra ellos, y todas sus hostilidades o
arcos serán quebrantados 20.
En realidad, al justo le basta con
poco para hacer frente a la
opulencia de los impíos, porque tiene consigo a Dios,
que dirá la última palabra21. Es lo que se expresa en
Tob_12:8 : Un poco con rectitud es mejor que mucho con iniquidad. Los impíos, por muchos que sean, serán quebrantados, y de nada les valdrán sus bracos 22,
pues Yahvé está con los justos, sosteniéndolos contra todos los ataques.25
Yahvé vela por la suerte de los justos (18-22).
18
Yod. Conoce Yahvé los días de los íntegros, y su posesión será por siempre. 19
No serán confundidos al tiempo malo, y en los días de hambre serán saciados. 20
Kaf. Pues los impíos perecerán, y los enemigos de Yahvé, como la lozanía de los prados, se marchitarán, se desvanecerán como el humo. 21
Lamed. Pide prestado el impío y no puede pagar, el justo se compadece y da. 22
Pues los benditos de Yahvé heredarán la tierra, mientras que sus malditos serán exterminados. Yahvé
conoce y aprueba la vida de los que le son fieles e intachables: en su omnisciencia sabe que sus días están dedicados a su servicio; por eso, su
posesión o heredad en Israel continuará
para siempre en su persona o en sus descendientes, mientras que la posteridad del malvado perecerá 24. Cuando lleguen los tiempos de calamidad,
los justos no serán abandonados ni confundidos en sus esperanzas ante la estimación de la opinión social, sino que en los
días de hambre y escasez
serán saciados. Es lo que se dice en
Job_5:20 : En tiempo de hambre te salvará de la muerte; en tiempo de guerra, de los golpes de la espada. En cambio, la suerte de los impíos, ahora próspera, será muy otra, pues en la hora de la prueba
perecerán, y su esplendor aparente
se marchitará como la lozanía de los prados o
se desvanecerá como el humo, que se pierde en la atmósfera.
La situación del justo será tan próspera, que le sobrará para dar
prestado al impío, que le falta lo necesario (v.21). Es la concreción de la promesa hecha a Israel: Porque Yahvé, tu Dios, te bendecirá... y
prestarás a muchos pueblos, y no tendrás que tomar
prestado de nadie;
dominarás a muchas naciones, y ellas no te dominarán a ti 25. Al contrario, si es infiel a los mandatos de Yahvé, se anuncia la miseria: el extranjero te
prestará, pero tú no le prestarás; el vendrá a ser cabeza, y tú cola 26. En el nuevo orden de cosas entrevisto por el salmista, el justo abundará en riquezas, con lo que podrá prestar al impío, de forma que éste le esté sometido. Es el cambio total de la situación actual, en que predomina el malvado en la sociedad. En el nuevo orden de cosas, los
benditos de Yahvé heredarán la tierra (v.22), mientras que sus
malditos serán exterminados de muerte violenta o con muerte prematura 27.
La protección de Yahvé sobre los justos (23-28).
23
Mem. Por Yahvé se afirman los pasos del varón cuyo camino le place. 24
Si cayere, no permanecerá postrado, porque Yahvé le sostiene su mano. 25
Nun. Mozo fui y ya soy viejo, y no vi abandonado al justo, ni a su prole mendigar el pan. 26
Todos los días se compadece y presta, y es bendecida su posteridad. 27
Samec. Apártate del mal y haz el bien, y habitarás por siempie. 28
Porque ama Yahvé el juicio y no desampara a sus piadosos. Ayin, Serán guardados para siempre 28
. La progenie de los impíos será extirpada. La vida del justo está bajo la especial providencia de Yahvé, que
afirma y sostiene sus pasos de forma que no desfallezca ni resbale; y si
cayere, al punto le ofrece su
mano para levantarlo 29. No se trata de las caídas morales, o pecados, sino de los infortunios que pueden sobrevenir al justo,
en cuyo camino o conducta Dios tiene sus complacencias. Las pruebas siempre serán para él pasajeras, pues tiene a su lado la mano del Omnipotente para levantarle de la situación de postración en que se halle. La experiencia de la larga vida del salmista le dice que nunca vio al
justo desamparado ni a su prole
mendigando el pan 30. Sus necesidades han sido pasajeras y no tales que les faltase lo necesario. Aun les sobra para
prestar a los impíos, como se declara en el v.21; su
posteridad con ello es
bendecida por Yahvé y por los que serán testigos de su protección providencial.
El salmista,
testigo por tantos años de la protección divina sobre el que camina por las sendas de la virtud, invita a su discípulo a
apartarse del mal, que le atraería el alejamiento de su benevolencia; al contrario, el camino de la virtud y del
bien es prenda segura de aprobación divina, con lo que esto incluye de bendiciones de todo género; mientras se mantenga
en el camino de la fidelidad a Yahvé, el ser humano puede habitar por siempre en la tierra de Yahvé, la tierra de las promesas divinas 31, pues Yahvé ama todo lo equitativo que esté conforme al
juicio o mandato de la Ley, y, por otra parte, nunca
desampara a los que le son fieles, los
piadosos, que procuran amoldarse hasta en los más mínimos detalles a su voluntad, expresada en los preceptos de la Ley.
Los justos poseerán la tierra (29-33).
29
Los justos poseerán la tierra y morarán en ella por siempre. 30
Pe. La boca del justo medita sabiduría, y su lengua proclama el derecho. 31
La ley de su Dios está en su corazón, sus pasos no vacilan. 32
Sade. El malvado espía al justo y busca cómo darle muerte. 33
Yahvé no le abandonará a su mano y no permitirá que sea condenado en el juicio. En contraposición a la suerte de los impíos, los justos serán los verdaderos herederos de la tierra, y en ella se establecerán por siempre, sin miedo a perder su heredad. El justo, por estar dentro de los caminos de Dios,
siempre está meditando sabiduría, pues el principio de la sabiduría es el temor de Dios. 32 Conformarse con sus caminos secretos, expresados en la Ley y en los designios secretos de su providencia, es la verdadera
sabiduría, pues entonces el hombre encuentra su centro en la vida.
Como el justo se halla dentro de la órbita de la verdad, su boca
proclama el derecho, es decir,
la recta vinculación a Dios y al prójimo a través de determinados deberes fundamentales. El centro de su
corazón es la
Ley divina, y por eso en su vida nunca se muestra vacilante. Sabe cuál es su norte, y se amolda cuidadosamente a sus exigencias. No
vacilar en el lenguaje del Salterio es no caer en la desgracia 33 Con la protección divina, el justo camina seguro en la vida.
A pesar de que el
malvado está constantemente
espiando y conspirando contra el justo para hacerle caer en la desgracia y aun para
darle muerte, no prevalecerá,
pues Yahvé no lo entregará a sus
manos ni permitirá que
sea condenado cuando se plantee causa judicial contra él. El salmista aquí parece aludir a determinadas acusaciones calumniosas lanzadas contra el justo que pudieran acarrearle la muerte decretada por un tribunal.
Pero Yahvé hará brillar la justicia en favor de su fiel servidor.
Los malvados desaparecerán sin esperanza (34-40).
34
Qpf· Confía en Yahvé y guarda sus caminos, y El te ensalzará para que poseas la tierra, y verás la exterminación de los impíos. 35
Resh. He visto al impío prepotente y extenderse como cedro del Líbano 34
; 36
y he pasado, y ya no era 35
; le busqué, y no le hallé 36
. 37
Sin. Guarda la integridad y practica el derecho 37
, pues hay porvenir para el hombre pacífico. 38
Pero los impíos a una serán exterminados, y la posteridad de los malvados será extirpada. 39
Tau. De Yahvé viene la salvación de los justos, es su refugio al tiempo de la angustia. 40
Yahvé los socorre y los libra; del impío los libra y los salva, porque se acogen a El. De nuevo el salmista toma un tono de maestro que da consejos a su (discípulo, conforme a la tradición sapiencial: la
guarda de sus caminos o mandamientos conduce a la posesión
de la tierra libre del dominio de los
impíos; llegará el momento en que verá la vindicación pública de sus derechos y el castigo inexorable de los malvados 38. El salmista, para confirmar su sentencia anterior, acude a su experiencia personal: muchas veces ha sido testigo de la prosperidad de los impíos, que se han extendido
prepotentes como
cedro frondoso
del Líbano, insolentes en su magnificencia y esplendor; pero al poco tiempo toda su opulencia se había disipado:
he pasado, y ya no era (v.36).
La
integridad de costumbres, la fidelidad a la Ley divina, el reconocimiento del
derecho que de ella se deriva para con Dios y el prójimo, es el mejor modo de asegurar un
porvenir o posteridad en el futuro. Pues Yahvé bendice y protege al
hombre pacífico, en buenas relaciones con todos en la sociedad 39. En cambio, el futuro reservado a los impíos no puede ser más desolador, pues serán
exterminados, y con ellos su
posteridad. Porque, en definitiva, de
Yahvé viene la salvación para los justos que se hallan en la ansiedad y la
angustia.
1 Cf.
Pro_24:19;
Pro_3:31;
Pro_23:17;
Pro_24:1;
Pro_15:16;
Pro_16:8. 2 Cf. Dt 4:1s. 3 Cf.
Gen_41:6.23;
Isa_40:7;
Eze_17:10;
Stg_1:11. 4 Cf.
2Re_19:26;
Sal_92:8;
Sal_102:5;
Sal_129:6;
Sal_103:165;
Isa_40:63. 5 Cf.
Pro_24:19;
Pro_3:31;
Pro_23:17;
Pro_24:1. 6 Cf.
Pro_16:3;
1Pe_5:7 7Cf.
Job_11:17;
Pro_4:18;
Isa_58:10;
Mat_13:43. 8 Cf.
Sal_39:2;
Sal_73:2-3. 9 Cf.
Deu_12:29;
Deu_19:1;
Sal_25:13. 10 Cf.
Job_8:15;
Job_20:9;
Dan_9:24. 11 Mt 5:5. 12
2Co_6:10. 1
3Jn_1:18 :36. 14 Lit. el TM: la opulencia de muchos impíos. 15 Cf.
Sal_35:16. 16 Cf.
Sal_2:4. 17 Cf. Prov i.ios;
Sal_7:13;
Sal_11:2;
Sal_58:8;
Sal_64:4. 18 Cf.
Pro_1:105. 19 Cf.
Sal_9:12.18;
Amo_8:4;
Isa_32:7;
Jer_22:16. 20 Cf.
Sal_119:1. 21 Cf.
Pro_10:2.16;
Sal_15:15;
Sal_16:8;
Ecl_5:9. 22 Cf.
Sal_10:15;
Pro_38:15. 23 Cf.
Sal_3:5;
Sal_54:4;
Sal_71:6. 24 Cf.
Exo_31:24. 25 Cf.
Deu_15:6. 26 Cf.
Deu_28:44. 27 Cf.
Exo_31:14. 28 Así según
el TM. Como era de esperar una palabra que empezara por Ajyin, se ha supuesto que el texto primitivo decía
'awelim nishmadú: los malvados serán destruidos, en vez de
nishmarü (serán guardados) del TM, que tendría por sujeto a los
piadosos. 29 Cf.
Jer_10:23;
Pro_20:24;
Sal_145:14;
Pro_24:16. 30 Cf.
Gen_28:15;
Sal_9:10. 31 cf.
Pro_10:30. 32 prov Is7;
Pro_10:31;
Sal_40:4. 33 Cf.
Sal_15:5;
Sal_18:37;
Sal_21:8;
Sal_26:1. 34 Así según los LXX. El TM: extendiéndose como un árbol indígena verdegueante. La Bib.
de Jér. sigue la lección griega. 35 Lit. el TM: ha pasado. Los LXX, Sir. y Vg: he pasado. 36 Lit. no fue hallado. 37 Lit. el TM: observa al perfecto y guarda al leal. Nuestra traducción se basa en los LXX. Bib.
de Jér.: observa al perfecto y mira al hombre recto. Así NP. 38 Cf.
Sal_52:55;
Job_8:16s. 39 Cf.
Sal_34:15;
Sal_35:20;
Sal_120:7;
Isa_59:8.