Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
23. Muerte de Sara.
A lgunos comentaristas subrayan el carácter laico del relato, ya que apenas aparece el nombre de Dios.1
1Vivió Sara ciento veintisiete años. 2 Murió en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Vino Abraham a llorar a Sara y hacer duelo por ella, 3y, cuando se levantó de junto a su muerta, habló así a los hijos de Jet: 4Soy entre vosotros extranjero y huésped. Dadme en propiedad una sepultura donde pueda sepultar a mi muerta, apartándola de mi vista. 5Los hijos de Jet contestaron a Abraham: 6óyenos, señor, por favor: Tú eres entre nosotros un príncipe de Dios; sepulta a la muerta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que en él sepultes a tu muerta. 7Alzóse Abraham, e inclinándose profundamente ante el pueblo de aquella tierra, los hijos de Jet, 8les dijo: Si de veras queréis que pueda yo apartar mi muerta de mi vista, sepultándola, escuchadme y rogad por mí a Efrón, el hijo de Sojar, 9que por su justo precio me ceda para sepultura en propiedad, en presencia vuestra, su caverna de Macpela, que está al término de su campo. 10Efrón estaba sentado entre los hijos de Jet, y respondió Efrón, el jeteo, a Abraham en presencia de los hijos de Jet y de cuantos entraban por las puertas de la ciudad: 11No, señor mío, óyeme; yo te doy el campo y la caverna que se halla a su extremo; te la doy ante los hijos de mi pueblo; sepulta a tu muerta. 12Abraham volvió a prosternarse ante la gente de aquella tierra, 13 y habló así a Efrón, oyéndolo todos: óyeme, te ruego; yo te daré el precio del campo. Recíbelo tú, y sepultaré en él a mi muerta. 14 Respondió Efrón a Abraham diciéndole: 15Señor mío, óyeme: ¿qué es para mí ni para ti una tierra de cuatrocientos siclos de plata? Sepulta a tu muerta, 16Oyó Abraham a Efrón y pesóle ante los hijos de Jet la plata que éste había dicho, cuatrocientos siclos de plata corriente en el mercado. 17Vino, pues, a ser propiedad de Abraham, ante los hijos de Jet y de cuantos entraban por la puerta de la ciudad, 18el campo de Efrón en Macpela, frente a Mambré, con la caverna que hay en él, y todos los árboles del campo y sus contornos. 19 Después de esto sepultó Abraham a Sara, su mujer, en la caverna de Macpela, frente a Mambré, que es Hebrón, en tierra de Canaán. 20El campo, con la caverna que hay en él, vino a ser sepultura de la propiedad de Abraham, recibida de los hijos de Jet.
Debió de vivir Sara los postreros años de su vida alegre y contenta con el hijo que había dado a su marido, y ver llegar el fin de su vida llena de días y con la dulce esperanza de un destino glorioso de su posteridad. Era la mejor dicha de los patriarcas. Murió, pues, Sara, y Abraham le rindió los debidos honores fúnebres con la acostumbrada lamentación. Pero esta muerte de su esposa planteó al patriarca un problema. Como dice San Esteban, había vivido entre los pueblos cananeos, llevando una vida de nómada, sin poseer un palmo de tierra que pudiera decir suyo2. Muchos de su gente habían muerto durante los días que llevaban en Canaán, y los había enterrado en el campo, cerca de sus tiendas. Pero ahora se trataba de Sara, su esposa, y quiso procurarle una sepultura propia y digna, que fuera sepultura familiar y, además, expresión de su fe en la promesa que Dios le había hecho de que poseería aquella tierra.
Después de dar el número de años de Sara, según el estilo del documento (v.1), dice que murió en
Quiriat-Arbá (ciudad de los cuatro), que el autor sagrado, en gracia de los lectores de su tiempo, identifica con
Hebrón3
. Se dice de ella que fue fundada siete años antes que Tanis4, es decir, Menfis. Aparece mencionada en una ostraka de Setis hacia el 2000 a.C. Fue por algún tiempo capital de la corte de David 5, siendo después conquistada por los idumeos, desmantelada por Judas Macabeo6 y destruida por las tropas de Tito (59 d. C.)7. Es en esta localidad, situada al borde del desierto de Judá, frente al mar Muerto, donde Abraham vino a llorar ritualmente a su querida esposa8. Allí moraban los
jeteos, o hijos de Jet, o hititas, población asiática que a principios del segundo milenio antes de Cristo invadió Palestina empujada por la oleada de pueblos indoeuropeos que cayeron por entonces sobre el Asia Menor9. á ellos se dirige el patriarca para que se le conceda, al precio que sea, un terreno para sepultar a su esposa. Entre Abraham y los hijos de Jet hay un asalto de cortesía... La escena tiene lugar en la asamblea de notables, a la puerta de la ciudad; todos pueden intervenir, y los dos interesados no parecen dirigirse el uno al otro, sino al círculo entero. El diálogo es rápido, animado, pintoresco, con algo de énfasis, como es normal entre gentes de condición y tratándose de una cuestión de gravedad.10 En la transacción hay cortesía y cálculo diplomático, Abraham no quiere deber favores y quiere pagar lo justo. La respuesta aduladora de los hijos de Jet, en el fondo dilatoria, encaja en las maneras orientales.11 Abraham sabe el prestigio que tiene ante los dueños del país.
El es un extranjero, pero todos saben que Dios le ha favorecido, es un príncipe de Dios (v.6). Como tal, quieren ofrecerle gratuitamente una de las tumbas de ellos. Pero él quiere una propia para su familia, y le interesa una sobre todo de un tal Efrón, y, en consecuencia, pide a la reunión que intercedan ante éste para que se la venda. Los lugares de enterramiento solían ser grutas naturales, abundantes en Palestina por su terreno calcáreo12. La caverna de
Macpela sería así el panteón familiar. Los LXX y la Vg. traducen por speluncam
duplem,
como si fueran dos concavidades yuxtapuestas; pero el significado de la palabra de TM es desconocido13. Efrón, usando toda la doblez de la cortesía oriental, ofrece ese terreno gratuitamente; pero Abraham mide el alcance de su oferta. Por fin, Efrón, con toda elegancia, ofrece un precio de venta (v.15), que son 400 siclos de plata. No es moneda, sino peso en lingotes o anillos14. La moneda acuñada no existía aún. Es difícil valorar el equivalente de 400 siclos. El siclo equivalía a unos 13 gramos. En el modo de la oferta de Efrón se deduce que el importe no era muy elevado para gentes de la condición social de Abraham y él. Abraham aceptó y pagó el importe con
plata corriente en el mercado (v.17). Esta puntualización es, sin duda, una adición redaccional, pues se contrapone el valor corriente de la plata en el mercado al oficial del templo15. Abraham compró la caverna y el campo de en derredor con su arboleda (v.18). Es la primera posesión del patriarca y el principio del cumplimiento de la promesa recibida de que algún día sería dueño de toda la tierra de Canaán. Y el autor sagrado añade que la compra fue hecha
delante de cuantos entraban por la puerta de la ciudad. Era el lugar más público de la ciudad y donde se hacían las transacciones, pues allí solía estar lo más selecto y representativo de la ciudad16. En los textos cuneiformes de Nuzu se dice después de alguna transacción: la tableta (de arcilla) ha sido escrita después de su
proclamación en la puerta de la ciudad o del palacio17. Era el modo de asegurar la publicidad y consagrar la venta oficialmente. Solía a veces hacerse un contrato sellado después. Solían tomarse como testigos gentes que pasaban por la puerta, y muchas veces el guardián de la misma.
El redactor puntualiza la localización de la caverna de Macpela junto a Hebrón. La tradición lo ha localizado en el actual
Haram-al Jalil18, el santuario de gran veneración de los musulmanes. Después el redactor insiste en el hecho de la compra de aquellos terrenos conforme a todas las formalidades legales de la época. Sin duda que quiere probar que Abraham era ya
propietario de algo del territorio de Canaán, y, por tanto, empezaba a cumplirse la promesa divina sobre él y su descendencia relativa a la posesión de toda la tierra de Canaán. La escena de la compra es interesante, pues nos da idea de las costumbres de la época y del carácter de aquellos jeteos, que, con muchas apariencias de generosidad, procuran sacar el mejor partido de la venta, sabiendo que el comprador era rico y generoso.
1 Vivió Sara ciento veintisiete años. 2 Murió en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Vino Abraham 3 H.Vincent, La sépulture des patriarches: RB (1920) 519-520 4
Hec_7:5 5 La palabra
Quiryat es corriente en la formación de nombres geográficos entre los fenicios y en Canaán. Cf.
Jos_14:15;
Jos_15:15. El nombre
Hebrón quizá venga como deformación de
Arbaa. El P. Abel cree que procede de
Habiru, los reconstructores de la ciudad., siete años antes que Tanis:
Núm_13:22 (
Géog. II 346). 6
Num_13:22. 7 Cf.
1Sa_30:31;
2Sa_2:1;
2Sa_2:3;
2Sa_3:2. 8 Cf.
1Ma_5:65. 9 Hoy día se llama
Jalil (amigo) en recuerdo de Abraham, amigo de Dios. 10 Cf.
Miq_1:8;
2Sa_1:12;
2Sa_3:31;
1Re_13:30. 11 Cf. M. J. Lagrange, études sur les rel. sémitiques 49-51. 12 H. Vincent, art.c, 517. 13 A. Clamer, o.c., p.322. 14 Abel,
Géog. I 438. 15 Cf. H. Vincent,
Canaa... 215. 16 A. Barrois,
Précis d'Archéologie biblique (París 1935) 133-134. 17 Cf. H. Vincent, o.c., 519 18 Cf.
Rut_4:1-12. 19 Cf. R. De Vaux, art.c.: RB (1949) 25. 20 Véase art.
Macpela en DBS 5,618s.