Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
23. Profecías Mesiánicas.
Contra los falsos Profetas.
En dos partes netas se divide este capítulo:
a) resumen de lo anterior, con algunos vaticinios de consolación mesiánicos (1-8);
b) contra los falsos profetas. Se discute la autenticidad de los v. 16-40, entre otras razones porque se supone cierta dispersión entre las gentes.
Cuando estaban a punto de cumplirse los vaticinios siniestros de Jeremías, el profeta presenta ciertos oráculos
de consolación mesiánicos para reforzarles su fe en los destinos mesiánicos del pueblo, que, a pesar de la tragedia que se avecina, saldrá purificado y preparado para la inauguración de la nueva era mesiánica. Quizá el momento más adecuado para la composición de estas profecías de consolación sean los últimos días del reinado de Sedecías, cuando ya estaba iniciado el terrible asedio de la ciudad, en 587 a.C.
Contra los pastores de Israel (1-2).
1 ¡Ay de los pastores que hacen perecer y destrozan el rebaño de mi pastizal! Oráculo de Yahvé. 2 Por eso así dice Yahvé, Dios de Israel, de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis descarriado y no habéis cuidado de ella. He aquí que voy a visitaros por la maldad de vuestras obras oráculo de Yahvé. El profeta se encara con la clase dirigente de Israel, que ha sido la principal responsable de la ruina de su pueblo. Son los falsos
pastores (v.1), que han fomentado la apostasía y la idolatría en el pueblo sencillo, atrayendo sobre él los justos castigos divinos, concretados en la invasión extranjera y en la deportación en masa hacia tierras extrañas. Son estos versos como un resumen de lo anterior predicho sobre el rey. Yahvé llama a su pueblo cariñosamente
el rebaño de mi pastizal (v.1). Israel ha sido conducido por el desierto como una tímida grey en medio de peligros sin cuento, y toda su historia como nación es una continua sucesión de providencias divinas para salvarlo en las vicisitudes más críticas l
. Pero los actuales
pastores, encargados de llevar a buenos pastos a su grey, la
han descarriado (v.2). La comparación aparece reiteradamente en Jeremías y otros profetas posteriores 2. Yahvé no puede tolerar esta situación anormal, y se ve precisado a intervenir justicieramente
visitando a su pueblo.
Promesa de restauración mesiánica (3-8).
3 Yo mismo reuniré los restos de mi rebaño de todas las tierras en que los he dispersado, y los volveré a sus prados, y fructificarán y se multiplicarán. 4 Y suscitaré sobre ellos pastores que los apacienten, y ya no habrán de temer más ni angustiarse ni afligirse oráculo de Yahvé . 5He aquí que vienen días oráculo de Yahvé en que yo suscitaré a David un vástago justo, y reinará como rey prudentemente, y hará derecho y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvado Judá, e Israel habitará confiadamente, y el nombre con que le llamarán será éste: Yahvé (es) nuestra justicia.3 7Por eso he aquí que vendrán días oráculo de Yahvé en que no se dirá ya: Vive Yahvé, que subió de la tierra de Egipto a los hijos de Israel, 8sino más bien: Vive Yahvé, que sacó y trajo al linaje de la casa de Israel de la tierra del aquilón y de todos los países a que los arrojó, y los hizo habitar en su propia tierra.4 Después de anunciar la deportación sin retorno de Jeconías y su carencia de descendientes reales, el profeta se proyecta, para consolar a sus compatriotas, hacia una era futura en la que serán olvidados los pecados de Judá y de sus
pastores, pues el mismo Yahvé
personalmente se encargará de pastorear a su
rebaño, que hará volver de
todas las tierras en que lo había dispersado (v.3). Es el anuncio de retorno del exilio. La catástrofe, pues, nacional es relativa, y un día volverán los israelitas a recogerse bajo la protección de su Dios, que directamente los gobernará como el pastor a su rebaño. En realidad, Yahvé será riguroso con las clases dirigentes, causantes de la ruina, pero benigno con las ovejas descarriadas. Dios, después de traerlos a nuevos pastos, les dará
pastores que los apacienten (v.4). Para entender bien esto hay que tener en cuenta el doble plano sobre el que se mueve la profecía: primero se refiere a la restauración que sigue al exilio, y entonces los
pastores serán Zorobabel, Josué, Esdras y Nehemías, etc., que colaboraron directamente en la repatriación y en la restauración de la vida nacional; pero después hay otra perspectiva más amplia, y es la del
mesianismo. Las dos se confunden en superposición de planos en la mente del profeta, en cuanto que la primera es la inmediata preparación de la segunda. Esos dirigentes postexílicos son los tipos de otros pastores de la era mesiánica, que podremos identificar con el mismo Mesías y sus colaboradores, como los apóstoles y sus sucesores.
La expresión
no habrán de temer mas ni angustiarse alude claramente a la era venturosa de paz mesiánica, como la fórmula siguiente:
he aquí que vienen días (v.6)5.
Los tiempos mesiánicos estarán presididos por la figura desbordante del Mesías,
vastago justo. La atención del profeta se centra en un misterioso
retoño de la casa de
David, que impondrá un reinado de
derecho y de justicia. Todo esto parece depender de la profecía isaiana sobre el vastago de Jesé6, sobre el que descansará
el espíritu de Yahvé; es el Príncipe de la paz de los tiempos mesiánicos, dotado de las cualidades ideales de un hombre de gobierno: inteligencia, ciencia, sabiduría, fortaleza y temor de Dios. Por eso aquí se dice que ese
vastago justo reinará como rey prudentemente. La palabra
vastago o
germen, aplicada al Mesías, aparece en el profeta Zacarías7 medio siglo después. Aquí, en Jeremías, el vastago es apellidado justo, porque inaugurará un reinado de equidad y de justicia. Es una idealización de lo que en
2Sa_8:15 se aplica al gran antepasado David, modelo de soberanos teocráticos para la mentalidad hebrea. Ese
vastago tendrá categoría real:
reinará como rey (v.6).
Esto excluye la aplicación del texto al restaurador Zorobabel, el cual nunca tuvo la dignidad real.
Así, pues, sobre el primer plano de la reorganización de los repatriados después del exilio, dirigida por Zorobabel, la mente del profeta se proyecta hacia un horizonte más glorioso y espectacular, en que se impondrá un reinado de
derecho y justicia en la tierra. Será el día de la salvación del pueblo elegido en su totalidad: de
Judá, o reino del Sur, y de
Israel, o reino del Norte (v.6). De nuevo formarán un solo reino bajo la figura deslumbrante del Rey ideal, el Mesías. Este sueño de la unificación de las doce tribus, separadas después de la muerte de Salomón, tan acariciado por los verdaderos yahvistas, será realizado plenamente en los tiempos mesiánicos. Será tal la equidad que implantará el nuevo Rey mesiánico, que podrá llamarse
Yahvé es nuestra justicia (v.6). Este nombre es puramente
simbólico y no indica la
divinidad del Mesías, sino sólo que el Mesías vinculará su reinado de
justicia a Yahvé de un modo tan estrecho, que podrá ser llamado Dios
es nuestra justicia (en heb.
Sidquenu),
como el misterioso Niño nacido de una doncella en
Isa_7:14 podrá llamarse
Immanuel (con nosotros Dios), en cuanto que Yahvé estará con él y con su pueblo.
En
Jer_33:16 se llama a
Jerusalén Yahvé, nuestra justicia. Se trata, pues, de nombres simbólicos, no raros en la Biblia8. Es posible que el nombre
Sidquenu (Yahvé es nuestra justicia), aplicado al Mesías, sea sugerido por el nombre de
Sedéelas (en heb.
Sidquiyahu, que significa mi justicia es Yahvé), y que haya buscado un juego de palabras el profeta para mostrar que el Mesías cumplirá plenamente lo que materialmente significaba el nombre del rey Sedecías, que los había defraudado en sus esperanzas liberadoras.
Los v.7-8, repetición
Deu_16:14-15, parecen fuera de contexto. Los LXX los ponen al final del capítulo. Se adaptarían mejor al contexto colocándolos detrás del v.3. No obstante, aún pueden entenderse, en cierta ilación lógica, con lo que antecede en el lugar que actualmente tienen. La
salvación obrada por el Mesías, realizada primero en el retorno de la cautividad y después colmada en los tiempos mesiánicos, harán palidecer las maravillas del éxodo. La liberación de Egipto no ha sido nada en comparación con la futura y definitiva liberación de Israel (v.7). En las fórmulas de juramento se hará sólo mención de esta
salvación iniciada con el retorno del pueblo de la cautividad
de la tierra del aquilón, es decir, de Mesopotamia, que será definitiva en la era mesiánica.
Corrupción moral de las clases dirigentes (9-12).
9 A los profetas: Se me parte mi corazón dentro de mí, se estremecen todos mis huesos, estoy como un hombre ebrio y cual varón dominado por el vino ante Yahvé y sus santas palabras, 10pues la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición, la tierra está en duelo; se han secado los oasis del desierto; corren tras la maldad, y su fuerza es la injusticia. 11Pues aun los profetas mismos y los sacerdotes son unos impíos; hasta en mi casa he hallado sus perversidades, oráculo de Yahvé. 12Por eso sus caminos se les van a tornar resbaladeros en medio de tinieblas. Serán empujados y caerán, pues voy a hacer venir sobre ellos males el año en que serán visitados, oráculo de Yahvé. Las clases dirigentes han caído en una profunda degradación moral, y la copa de la ira divina se está colmando. El profeta se estremece ante el castigo que les espera (v.9). Temperamento tierno, siente vivamente la tragedia de sus compatriotas 9. Conmovido por lo que les espera a éstos, se siente debilitar y vacilar
como hombre ebrio. Tal es el temblor al sentirse
ante Yahvé y sus santas palabras, sus oráculos de castigo, sobre los que ha recibido una viva comunicación divina.
La situación religiosa y moral de su pueblo, sobre todo de sus clases directoras, es tan deprimente, que es necesario una intervención justiciera de Dios:
La tierra esta llena de adúlteros, quizá en sentido propio
de relajación moral de la sociedad, aunque pueda aludir al adulterio espiritual o idolatría10. El castigo de Yahvé se hace sentir en la naturaleza, enviando la sequía y la miseria:
se han secado los oasis del desierto (v.10), y, como consecuencia, la tierra da impresión de estar
en duelo, agostada n. Õ todo como consecuencia de la
maldad y la
injusticia de los israelitas. Los primeros en prevaricar son los
profetas y los
sacerdotes, cediendo a la avaricia 12, en vez de enseñar la Ley del Señor al pueblo. Incluso han prevaricado en el templo de Yahvé:
hasta en mi casa he hallado sus perversidades (v.11). Sabemos que en el atrio del templo había estatuas de divinidades paganas 13, y hasta en los anexos del santuario se practicaba la prostitución sagrada en nombre de Astarté 14.
Todo esto los llevará a una ruina segura. Se han lanzado por unos caminos tortuosos y oscuros, y necesariamente han de caer: sus
caminos se les van a tornar resbaladeros (v.12). En vez de caminar por los senderos trillados a la luz de los preceptos de Yahvé, han preferido seguir las anfructuosidades y angosturas de un sendero peligroso 15. Necesariamente
caerán empujados por el mismo Dios, que les pedirá cuentas en
el año en que serán visitados por su justicia vengadora.
Diatriba contra los falsos profetas de Jerusalén (13.-15)
13 En los profetas de Samaría vi yo la insensatez: profetizaban en nombre de Baal y descarriaron a mi pueblo, Israel. 14 Pero en los profetas de Jerusalén he visto algo horrendo: adulterio y andar tras la mentira, y fortalecen las manos de los perversos para que nadie se convierta de sus maldades. Todos ellos han venido a serme como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra. 15 Por eso así dice Yahvé de los ejércitos acerca de los profetas: He aquí que les daré a comer ajenjo y les daré a beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la corrupción para todo el país. Para Jeremías, los falsos profetas de Jerusalén son peores que los de Samaría la cismática. En su afán de halagar los sentimientos populares, los profetas procuraban infundir optimismo sobre los destinos nacionales de Judá. A Jeremías lo presentaban como traidor a los intereses de su nación 16.
En 3:6-11, Jeremías afirma, después de establecer un triste parangón, que Judá es más culpable que su hermana Israel, por no haber sabido aprovecharse de la lección del reino del Norte, desaparecido en el 721 con la toma de Samaría y la deportación en masa de la población a Mesopotamia. Los profetas de Jerusalén eran más culpables que los de Samaría, porque tenían el inestimable privilegio de habitar junto al templo, símbolo de la presencia de su Dios. El pecado de los profetas de Samaría era el fomentar el culto de
Baal, profetizando en su nombre (v.13), dando cabida a cultos cananeos idolátricos y conservando un mínimum de culto yahvista17. Pero se han quedado cortos en comparación de
los profetas de Jerusalén, que están practicando
algo horrendo (v.14): en primer lugar fomentan el
adulterio espiritual, permitiendo el culto idolátrico en el pueblo; además, andan
tras la mentira al anunciar al pueblo cosas venturosas, cuando lo que se avecina es la ruina total. Y con ello no hacen sino fomentar el vicio:
fortalecen las manos de los perversos al dar falsas seguridades y permitirles pecar impunemente contra su Dios. Consecuencia de ello es que los ciudadanos de Jerusalén no reconocen sus caminos extraviados y no se convierten
de sus maldades 18.
El castigo, pues, es inevitable. A los profetas les queda un porvenir amargo:
les daré a comer ajenjo (v.15). La frase aparece en 9:14, e indica la extrema amargura de espíritu en que se verán envueltos en la hora del castigo. El
ajenjo es símbolo de
amargura en la Biblia 19.
Contra los falsos profetas (16-24).
16 Así dice Yahvé de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas: os engañan; lo que os dicen son visiones de su imaginación20, no procede de la boca de Yahvé. 17 Dicen a los que se burlan de la palabra de Yahvé: Paz, tendréis paz, y a todos los que siguen la obstinación de su corazón les dicen: No vendrá sobre vosotros ningún mal. 18Mas ¿quién asistió al consejo de Yahvé, vio y oyó su palabra? ¿Quién ha prestado atención a su palabra y le oyó? 19 He aquí que se desencadena el torbellino de la ira de Yahvé y una tormenta furiosa descarga sobre la cabeza de los impíos. 20 No retrocederá la ira de Yahvé hasta que ejecute y cumpla los designios de su corazón. 21 Yo no enviaba a los profetas, y ellos corrían; no les hablaba, y ellos profetizaban. 22 Si han asistido a mi consejo, que hagan oír mis palabras a mi pueblo y lo conviertan de su mal camino y de sus perversas obras. 23¿Soy yo por ventura Dios sólo de cerca? oráculo de Yahvé . ¿No lo soy también de lejos? 24 Por mucho que uno se oculte en escondrijos, ¿no le veré yo? oráculo de Yahvé . ¿No lleno yo los cielos y la tierra? oráculo de Yahvé. Jeremías tiene especial interés en mostrar que lo que anuncian los falsos profetas, que halagan las aspiraciones nacionalistas del pueblo, son unas imposturas:
lo que dicen son visiones de su imaginación (v.16). No han recibido mensajes de la
boca de Yahvé como él. En vez de predicar el cumplimiento de la ley de Dios, anunciando el castigo divino contra sus infractores 21, no hacen sino lanzar vanas esperanzas, anunciando una
paz (v.17) y una seguridad social que no corresponden a la realidad 22. Los peligros que se ciernen sobre Judá son muy grandes, y está muy cercana la catástrofe nacional, y es inútil cerrar los ojos. No cabe sino retornar de veras a Dios para conjurar su ira desatada. En cambio, esos profetas halagan a
los que se burlan de la palabra de Yahvé, manifestada en sus preceptos y en las comunicaciones que transmite a los verdaderos profetas.
No es cosa fácil conocer los designios divinos: ¿Quien
asistió al consejo de Yahvé y oyó su palabra? (v.18). Jeremías tenía conciencia de su misión y estaba seguro de que transmitía los íntimos pensamientos de Yahvé, mientras que los profetas adversarios suyos eran impostores, que comunicaban lo que les sugería su imaginación y sus intereses materiales. Miqueas describe con detalles una sesión del consejo de Dios con sus espíritus y las decisiones tomadas y comunicadas al profeta 23. San Pablo se inspirará en las palabras de Jeremías y de Isaías 24 para trazar los misterios de la obra salvadora de Dios sobre el mundo. Jeremías, en su interrogación: ¿Quien
ha prestado atención a sus palabras? (v.18), sugiere implícitamente que sólo él es intérprete de los oráculos divinos, pues tiene conciencia de que Yahvé le ha hablado, mientras que sus adversarios,
al no recibir ninguna verdadera comunicación divina, no pueden saber nada, pues no han asistido al consejo divino. Los V.10-20 son considerados por muchos autores como intercalación que interrumpe el contexto, y reaparecen en 30,23-24. Si realmente forman parte del contexto donde están ahora, pudieran entenderse como un paréntesis explicativo: los falsos profetas no han asistido al
consejo de Yahvé ni han recibido comunicación alguna de El; por tanto, sus afirmaciones sobre una supuesta
paz son lucubraciones de su imaginación; en cambio,
Jeremías ha recibido una comunicación real divina sobre los destinos trágicos de su pueblo (v.19). La justicia punitiva de Dios será inexorable, cumpliendo los designios
de su corazón (v.20).
Después de este paréntesis anunciando la catástrofe del pueblo de Judá, el profeta vuelve a hablar de la impostura de los supuestos profetas, pues Yahvé
no les hablaba (v.21); sin embargo,
profetizaban. La prueba de que no hablan en nombre de Yahvé es que no se preocupan de hacer que el pueblo se
convierta de su mal camino y de sus perversas obras (v.22). Yahvé no puede comunicar nada en contra de sus preceptos, y menos aprobar la conducta de gentes que fomentan los malos caminos de su pueblo. Esa conducta desaprensiva para con la ley divina es una prueba de que no
han asistido al consejo de Yahvé, pues obran en contra de sus designios.
Parece que los falsos profetas creen prácticamente que Yahvé es un Dios solitario y lejano que habita en los cielos y no se preocupa de lo que pasa en este mundo; por consiguiente, no deben temer sus castigos anunciados por Jeremías. Pero se engañan, pues Yahvé no sólo ve lo que está cerca, sino lo que está lejano:
¿Soy yo Dios solo de cerca? ¿No lo soy también de lejos? (v.23) 25.
Contra la impostura de los falsos profetas (25-32).
25 Yo he oído lo que decían los profetas que en mi nombre profetizaban mentiras y decían: He tenido un sueño, he tenido un sueño. 26¿Hasta cuándo ha de haber en el corazón de los profetas vaticinios falsos, profetizando los engaños de su corazón? 27Pretenden que mi pueblo olvide mi nombre con sus sueños, que unos a otros se van contando, como se olvidaron sus padres de mi nombre por BaaL 28El profeta que tiene un sueño, que lo cuente como sueño, y el que tenga mi palabra, que pregone mi palabra fielmente. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? oráculo de Yahvé . 29¿No es mi palabra como el fuego oráculo de Yahvé y cual martillo que tritura la roca? 30Por eso heme aquí contra los profetas oráculo de Yahvé que se roban unos a otros mis palabras. 31 He aquí que estoy contra los profetas oráculo de Yahvé que gastan sus lenguas pronunciando: Oráculo. 32Contra los profetas que sueñan mentiras oráculo de Yahvé , y, contándolas, descarrían a mi pueblo con sus mentiras y sus jactancias, siendo así que yo no los he enviado, no les he dado misión alguna, y no han sido de provecho a este pueblo oráculo de Yahvé. Prosigue la diatriba contra los falsos vaticinios de los que a sí mismos se llamaban
profetas. Estos se presentaban como portadores de un mensaje divino recibido en sueños:
he tenido un sueño (v.26).
El
sueño, como vehículo de transmisión de una revelación divina, era tradicional en la historia de Israel desde los tiempos patriarcales 26. Pero aquí Jeremías le da un sentido peyorativo de pura fantasía. Son vaticinios
falsos (v.26), fruto de la imaginación o del
corazón de los profetas. La mejor prueba de que no son verdaderas sus supuestas revelaciones es que trabajan contra los intereses de Dios, al buscar que olviden su
nombre, como sus
padres, a causa del culto de Baal (v.27).
Buscan sólo sus intereses y no los de la gloria y nombre de Yahvé. Es preciso que haya un mínimum de sinceridad: el que tenga
un sueño, fruto de su imaginación, debe exponerlo como tal para 110 engañar al pueblo, mientras que el que realmente tenga
la palabra de Yahvé debe exponerla como la recibió,
fielmente (v.28). Y la piedra de toque para reconocer el verdadero del falso profeta es el interés por la conversión del pueblo a Dios. Lo contrario es querer confundir el grano con la paja:
¿qué tiene que ver la paja con el grano? (v.28b).
La palabra de Yahvé es el verdadero grano, que debe recogerse cuidadosamente, mientras que los sueños de los falsos profetas son paja que se lleva el viento. Por otra parte, el valor de la
palabra divina se conoce por sus efectos: es como
fuego y como martillo que tritura la roca (v.29), pues vence la obstinación de los corazones más empedernidos. Quizá se aluda aquí al furor de la ira divina, que purificará como
fuego y triturará como
martillo a la nación de Judá. En ese caso, la
palabra divina serían las amenazas de castigo de Yahvé transmitidas por Jeremías. Ese prurito de
profetizar se ha convertido en mal endémico, pues se
roban unos a otros mis palabras (v.30), es decir, se apropian sueños que han tenido otros, exponiéndolos como si los hubiesen recibido de Yahvé. No tienen otra obsesión que pronunciar enfáticamente:
Oráculo (v.31). Constantemente comprometen los mensajes de Yahvé, presentando sus caprichos e imaginaciones enfáticamente, como si fueran
oráculos del mismo Yahvé. Y con eso no hacen sino engañar al pueblo, atentando contra la verdad divina. Prometen bonanza y paz a éste, conduciéndole al error y a la catástrofe (v.3a).
Contra el abuso de la expresión Carga de Yahvé (33-40).
13 Y cuando te pregunte este pueblo, o un profeta, o un sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la carga (oráculo) de Yahvé? les responderás: Vosotros sois la carga de Yahvé 27, y yo os arrojaré, oráculo de Yahvé. 34 Y al profeta, al sacerdote, al pueblo que diga: Carga de Yahvé, yo le pediré cuenta a él y a su casa. 35 Así habéis de deciros unos a otros, compañeros y hermanos: ¿Qué ha respondido Yahvé? ¿Qué ha dicho Yahvé? 36 No se mentará ya la carga de Yahvé, porque para cada cual la carga será su propia palabra, pues habéis pervertido la palabra del Dios vivo, Yahvé de los ejércitos, nuestro Dios. 37 Así dirás al profeta: ¿Qué te ha respondido Yahvé? ¿Qué ha dicho Yahvé? 3S Y si decís: Carga de Yahvé, entonces así dice Yahvé: Porque habéis dicho esa palabra: Carga de Yahvé, habiéndoos yo enviado a decir: No digáis carga de Yahvé, 39 por eso he aquí que yo os levantaré 28 y os arrojaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que a vosotros y a vuestros padres di, 40 y os entregaré a eterno oprobio, a eterna vergüenza, que jamás será olvidada. Jeremías ahora se enfrenta con los que hacen burla de sus predicciones, que él llama oráculos de Yahvé. La palabra
oráculo en hebreo es
massah, que significa también
carga, peso incómodo 29. Los oyentes jugaban con el doble sentido de la palabra, y el profeta también les responde con el mismo juego de palabra, pero en sentido amenazador; sus compatriotas se burlan del profeta que anuncia un oráculo (o
carga) de Yahvé, y dicen irónicamente: ¿Dónde está esa
carga o amenaza de Yahvé, que nunca se cumple? (v.33). Entonces Jeremías les contesta irónicamente también, tomando la palabra
massah en el sentido de
carga, de peso insoportable, y no de simple oráculo: vosotros sois
la carga de Yahvé (v.33b), es decir, sois onerosos a Dios, y El se deshará de ellos como de una
carga insoportable: os
arrojaré, dejándoos abandonados como
carga inútil. En otros textos de la Biblia se dice que Yahvé lleva a Israel como una
carga suave, como un padre lleva a su hijo 30; pero ahora por sus pecados se ha convertido en una
carga insoportable 31.
Por eso Jeremías no quiere que se mencione la palabra
massah (en el sentido de
carga), porque es un mal presagio para todos los que se burlan de sus palabras, en las diferentes clases sociales:
sacerdotes, profetas y pueblo (v.34), a los que Yahvé pedirá estrecha cuenta por su conducta despectiva y despreocupada. Por ello exhorta a sus compatriotas a ser respetuosos con la palabra de Dios, y, puesto que la frase oráculo de Yahvé (
carga de Yahvé)
tiene un sentido despectivo, les aconseja que no la utilicen, y que, en cambio, al informarse sobre alguna comunicación divina, digan simplemente:
¿qué te ha respondido Yahvé? (v.35). Además, los falsos profetas gustaban de presentar sus predicciones con el nombre pomposo de
oráculos (
carga)
de Yahvé, cuando en realidad no decían sino lo que les sugería su imaginación, siendo
para cada cual la carga su propia palabra (v.36),
pervirtiendo o simulando la
palabra de Yahvé auténtica, comunicada a Jeremías.
Si continúan hablando despectivamente de la
carga de Yahvé, Dios los
levantará efectivamente como una carga para transportarlos lejos de su faz, a tierras extranjeras. Es una paranomasia con la que expresa el futuro desgraciado que les espera por su inconsideración con los verdaderos oráculos o
cargas de Yahvé, transmitidas por su auténtico profeta Jeremías 32. La cautividad servirá para Israel de
eterno oprobio (v.40), en cuanto que aparecerá ante los otros pueblos como un país abandonado de su Dios y entregado a sus enemigos.
1 Cf.
Sal_95:7;
Jer_13:17-20. 2 Cf.
Jer_3:15;
Jer_3:10,
Jer_3:21;
Eze_34:20;
Jua_10:1. 3 En heb.
Sidquenu, nombre simbólico como
Irnmanu-El en
Isa_7:14. Los LXX:
Yosedek ·- Yahvé-justicia. 4 Así según los LXX. 5 Cf.
Isa_2:2. 6 Cf. Is ii,i. 7 Cf. Zac3:8; 6:12. 8 Cf.
Jer_33:16;
Gen_33:20;
Exo_17:15. 9 Cf.
Jer_4:19;
Jer_8:18;
Jer_14:1? 10 Esta cláusula falta en los LXX. 11 Cf.
Jer_4:28;
Jer_12:4. 12 Cf.
Jer_6:13-14- 13 Cf.
Jer_11:15; 32:34- 14 Cf. 2 Re 23:7- 15 Cf.
Sal_35:6;
Pro_4:19. 16 Cf. elc.27. 17 Cf.
1Re_18:253. 18 Cf.
Eze_22:25. 19 Cf.
Pro_5:4;
Lam_3:19;
Amo_5:7;
Amo_6:13. 20 Lit en heb.: visiones de su corazón. 21 Cf. Dt I3>4s. 22 Cf.
Jer_4:10;
Jer_5:11-13;
Jer_6:14. 23 Cf.
1Re_19:23. 24 Cf.
Rom_11:34, citando a
Isa_40:13. 25 Cf.
Eco_23:27;
Sal_139:12. 26 Cf.
Gen_20:3;
Num_12:6;
1Sa_28:6. 27 Así según los LXX, lectura obtenida por una división diferente de las letras del TM. 28 El TM dice olvidaré, pero las versiones antiguas leen levantaré, con un ligero cambio:
nasiti en vez de
nashi'ti. 29 La palabra
massah viene de
nasah (levantar, llevar). De ahí que signifique el peso o carga que se levanta. Pero también puede significar oráculo, en el sentido de
levantar (la voz) para comunicar una revelación divina (cf.
Isa_1:7;
Isa_42:2). Por eso
massah equivale a sentencia, dicho, oráculo, comunicacióndivina (cf.
Pro_30:1;
2Re_9:25; Is 13.1; 14-20.
Nah_1:1;
Abd_1:1 :1;
Zac_9:1;
Zac_12:1). Algunos autores, por el hecho de que aparece massah en el sentido de oráculo conminatorio
, creen que alude a carga·) o imposición punitiva de Yahvé. 30 Cf.
Deu_1:31;
Isa_46:3;
Isa_63:6. 31 Cf.
Jer_15:6;
Isa_1:19. 32 Cf.
Jer_7:15;
Jer_32:31.