Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 46 (Vg 45): Dios, Protector de Su Pueblo.
L os salmos 46, 47 y 48 tienen una relación íntima por su contenido ideológico. En el 46 se destaca, sobre todo,
la presencia de Yahvé en medio de su pueblo, juntamente con el sentimiento de seguridad a su sombra protectora. Fundamentalmente es un canto de triunfo y de
confianza en Yahvé por haber liberado a su pueblo de poderosos enemigos. Se divide en tres estrofas, separadas por un estribillo que se repite regularmente (v.4b.8 y 12). En la primera (2-4)
se canta la fe absoluta en Dios; en la segunda (5-8) se destaca la solicitud de Dios, que ha manifestado su poder liberando a su pueblo de un enemigo implacable; en la tercera (9-12) se invita a reconocer las gestas de Yahvé en favor de su pueblo.
Literariamente, esta composición se destaca por su vigor expresivo y por la abundancia de metáforas. Kittel la define como Cantar de los Cantares de la fe. Por encima de todas las conmociones cósmicas está el inconmovible Dios de Israell
. Los antiguos autores suponían que este himno, de confianza absoluta en la omnipotencia divina, fue compuesto después de la liberación de Jerusalén del ejército de Senaqueríb en 701 2. Incluso no pocos creen que es el mismo Isaías el autor de esta magnífica pieza literaria, pues no faltan concomitancias conceptuales con los escritos del gran profeta de Judá. Los críticos modernos, en cambio, ven en esta composición salmódica no pocas expresiones escatoló-gicas de índole cósmica: temblor de la tierra y del mar, ataque de las naciones paganas contra Jerusalén, victoria de Yahvé, establecimiento de la paz en el mundo y entronización final de
Yahvé como soberano del universo 3. Todos estos rasgos escatológicos hacen pensar que el salmo es de época posterior al exilio, cuando estaban de moda los escritos escatológico-apocalípticos. Pero muchas de estas transformaciones cósmicas, acompañando a las teofanías de Yahvé,
aparecen ya en textos primitivos de la Biblia 4. No implican, pues, necesariamente expectación escatológica. Por tanto, no hay razón para rebajar la fecha de composición a los tiempos de la literatura escatológica. El contexto del salmo puede reflejar la situación de alivio en Israel después de un peligro de una invasión enemiga, provocada por los asirios, los babilonios, los moabitas, los amonitas, los sirios o los escitas.
La presencia de Dios, garantía de victoria (1-4).
1
Al maestro del coro. De los hijos de Coré. Para voces altas. Cántico. 2
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, una ayuda muy asequible en las tribulaciones. 3
Por eso no hemos de temer aunque tiemble la tierra, aunque se conmuevan los montes en el seno del mar, 4
y se agiten y espumen sus olas, y retiemblen los montes a su empuje. Seláh. (Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra Roca) 5
. En el título encontramos la indicación musical
'Al-'álamoth, que literalmente significa doncellas. De esto se ha deducido que la indicación musical aludía al canto de voces blancas; conforme a ello, traducimos
para voces altas. Los LXX, sin duda leyendo
'al-'alumóth, traducen: sobre las cosas ocultas. Así la Vg: pro arcanis. Símaco: sobre las cosas eternas. Aquila y San Jerónimo: pro iuventutibus. Probablemente es una alusión a una canción popular que empezaba con a las doncellas, conforme a la cual había de amoldarse el ritmo del canto 6.
El salmista empieza cantando
la seguridad que le da la protección de Dios, que en cualquier momento es
asequible, particularmente en las
tribulaciones 7. La experiencia de la ayuda divina es una garantía de que en todo momento los ha de salvar. Aunque ocurra un cataclismo y
tiemble la tierra y se
conmuevan los montes en el seno del mar terremotos y maremotos , el Dios de los ejércitos
estaría siempre con los suyos.
Yahvé habita en Sión y la protege (5-8).
5
Un río con sus brazos alegra la ciudad de Dios, el santuario donde mora el Altísimo 7
. 6
En medio de ella está Dios: no será conmovida. Dios la socorrerá desde el clarear de la mañana, 7
Túrbanse las naciones, vacilan los reinos; dio su voz, se derrite la tierra. 8
Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra ciudadela. Seláh. El poder omnímodo de Dios llega hasta domar las fuerzas del mar alborotado, haciendo salir de él un
rio que, lejos de traer la desolación y la ruina, trae la bendición,
alegrando la ciudad de Dios. Los autores que suponen que el salmo es de Isaías, creen que aquí río alude al canal de Ezequías. En
Isa_8:6 se habla de las aguas de Siloé, que descienden mansamente símbolo del gobierno paternal y suave de Dios, que habita en el templo, teniendo bajo su sombra protectora a la ciudad de Sión, en contraposición al río impetuoso
de Asiría, que todo lo anega, sembrando la desolación , y en
Isa_33:21 se dice que Yahvé es para los israelitas río y anchos canales que protege y rodea a su ciudad santa. Podemos considerar la frase del salmo
Un río con sus brazos alegra la ciudad de Dios como una explicación del texto isaiano, si bien insistiendo, más que en la idea de protección, en la de fuente de fertilidad y
alegría. La
ciudad de Dios es Jerusalén, santificada con la presencia divina, lo que es una garantía de permanencia 8. Allí mora el Altísimo, expresión poética arcaizante para designar al Dios de Israel 9; por eso, aunque se conmueva toda la naturaleza,
no será movida. La derrota del ejército de Senaquerib era una prueba de la especial protección divina sobre ella 10. La liberación milagrosa es como la aurora o
clarear de la mañana, que sucede a la noche tenebrosa de la opresión y el peligro. También en la frase del salmista encontramos como un eco de
Isa_17:12-14 : Ruido de muchedumbres innumerables, como el estruendo del mar; tumulto de naciones, como el estrépito de aguas copiosísimas. Los amenaza él, y huyen lejos, ahuyentados como el tamo de los limpiadores, arrebatado del viento, como el polvo arrebatado por el huracanado torbellino. A la hora de la tarde será el espanto, y a la
mañana habrán desaparecido. El salmista juega con el doble símil del ataque de los ejércitos de las
naciones, que hostigan al pueblo elegido, y la conmoción de la naturaleza. Todo parece trastrocarse:
se turban las naciones, vacilan los reinos...; pero interviene Dios, y todo se calma, como, cuando se conmueven las fuerzas cósmicas,
da su voz, su trueno, y se
derrite la tierra por sus rayos fulgurantes y abrasadores ll. El pueblo israelita puede estar tranquilo en medio de esta conmoción de pueblos y de la naturaleza, porque
Yahvé de los ejércitos alusión a su señorío sobre las constelaciones celestes, que se mueven a su mando con precisión militar; a su dominio sobre todas las cosas y, sobre todo, a su intervención en favor de Israel en la historia contra sus enemigos 12 está con él. Es el título característico de la literatura pro-fética, especialmente en los escritos de Isaías. El redactor del salmo mantiene la expresión estereotipada a pesar de estar dentro de la colección eiohística del Salterio. Yahvé es el Dios
de Jacob, expresión que alude primero a la protección prestada al patriarca en su vida azarosa huyendo de su hermano Saúl, y después a su descendencia, a Israel como nación. Esta expresión aparece también en Isaías y algunos salmos 13. Su vinculación a la descendencia del patriarca es una garantía de protección incondicional en los momentos críticos de su historia: es su
ciudadela.
Yahvé es Dios de paz (9-12).
9
Venid y ved las proezas de Yahvé, los prodigios que obró sobre la tierra. 10
El es quien hace cesar la guerra hasta los confines de la tierra. El rompe el arco, troncha la lanza y hace arder los escudos en el fuego. 11
Cesad y reconoced que yo soy Dios, excelso entre las gentes, exaltado en la tierra. 12
Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra ciudadela. Seláh. Después de presentar a Yahvé dominando las fuerzas cósmicas y las grandes conmociones históricas en beneficio de su pueblo, el poeta hace una invitación a reflexionar sobre las
proezas y gestas de Yahvé, obra de su omnipotencia. La invitación se dirige a todos 14, pero especialmente a las naciones gentílicas, que deben recibir una lección de los hechos ocurridos (v.11). La intervención divina acabará por imponer la paz universal, haciendo
cesar la guerra hasta los confines de la tierra. La perspectiva del salmista, como la de los profetas en general, se ensancha y proyecta hacia los tiempos mesiánicos, idealizando el futuro conforme a las ansias de paz que hay en el corazón del hombre. En
Isa_2:4 se habla de una época venturosa futura en la que de espadas se harán rejas de arado, y de las lanzas, hoces. No alzarán la espada gente contra gente, ni se ejercitarán para la guerra. El salmista se sitúa en la misma panorámica deslumbradora:
El (
Yahvé)
rompe el arco, troncha la lanza y hace arder los escudos en el fuego (v.10b). Es el mismo pensamiento de
Isa_9:4 : Y han sido echados al fuego y devorados por las llamas los zapatos jactanciosos del guerrero y el manto manchado en sangre. Es la obra del
Emmanuel (Dios con nosotros). Justamente en el salmo se repite el estribillo de que Yahvé de los ejércitos hará la liberación porque
está con nosotros (
Immanu 9El)
. La dependencia del salmo de los escritos isaianos es tan estrecha, que bien podemos ver en ello una relación con los grandes vaticinios liberadores del profeta. La perspectiva de la
paz mesiánica futura era la estrella polar de los angustiados corazones israelitas, tantas veces probados por los sobresaltos bélicos. Así, el salmista, después de aludir a una portentosa liberación de Jerusalén de una invasión de pueblos enemigos, anuncia a sus contemporáneos que esto será el símbolo de otra liberación más amplia y definitiva, cuando desaparezcan todos los instrumentos de guerra. Zacarías se hace eco de esta ansia universal de paz: Extirpará los carros de guerra de Efraím, y los caballos en Jerusalén, y será roto el arco de guerra, y promulgará a las gentes la paz... 15
Finalmente, el salmista pone en boca de Yahvé una amonestación a las naciones para que entren en cordura y
reconozcan su señorío como Dios, y, en consecuencia, desistan de atacar a su pueblo, pues, de lo contrario, tendrán que vérselas con su omnipotencia:
Cesad y reconoced que yo soy Dios... Tiene señorío sobre las
gentes y naciones
, y, por tanto, no se pueden librar de su manifestación punitiva, ya que El domina toda la
tierra (v.11). Es una amonestación similar a la de
Sal_2:10 : Ahora, pues, ¡oh reyes! obrad prudentemente; dejaos persuadir, rectores todos de la tierra. Servid a Yahvé con temor, rendidle homenaje con temblor. No se aire y caigáis en la ruina, pues se inflama de pronto su ira.
El estribillo final repite la confianza en la protección de Dios, que es el Señor
de los ejércitos, y, al mismo tiempo, Dios
de Jacob, vinculado a su descendencia por un pacto.
1 Cf. Horacio: (Si fractus illabitur orbis, Impavidum fenervt ruinae·) (
Carm. III 3). 2 Cf.
2Re_18:13-16. 3 cf. E. Podechard, o.c., I 206. 4 Cf.
Exo_19:16-18;
Jue_5:4-5;
Jer_10:10;
Amo_8:8;
Amo_9:5;
Nah_1:5;
Hab_3:10;
Sal_18:8;
Jer_47:2;
Eze_26:19. 5 Este verso no está en el TM, pero es suplido comúnmente por razones del ritmo, pues se repite como estribillo al ñnal de cada estrofa. 6 En
1Cr_15:20 se aplica a instrumentos; cf.
Sal_68:26. 7 Lit. El (lugar) santo de los tabernáculos del Altísimo'). 8 Cf.
Sal_48:2.9;
Sal_87:4; Is 60.14;
Heb_12:22;
Rev_3:12. 9 Cf.
Sal_7:18. 10 Cf.
Isa_36:20;
Isa_37:45;
Isa_14:13.14. 11 Cf.
Isa_29:6;
Jer_30:305;
Exo_15:15;
Amo_9:5;
Sal_75:3;
Sal_76:8. 12 Cf.
Gen_2:1 11 Rev_22:19; Sam 17:45;
2Re_6:16s. 13 Cf. Ls 2:3; 29:23;
Sal_20:2;
Sal_75:10;
Sal_76:17. 14 Cf. IS 33:13- 15
Zac_9:10. Esta ansia de paz en el corazón humano la encontramos reflejada en el poeta latino: falx ex ense (marcial, Ep. XIV 34)· Ovidio expresará la idea lontraria: sarcula cessabunt, versique in pila ligones (Fast. I 699); cf.
Joe_3:10.