Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 75 (Vg 74): Dios, Juez y Arbitro Supremo.
F rente a la insolencia de los malvados, que creen tener vía libre para obrar tropelías, se alza el oráculo de Yahvé, que anuncia su intervención justiciera sobre ellos. Este salmo incluye:
a) oráculo de Yahvé (3-5);
b) comentario del salmista a las palabras divinas, insistiendo en el carácter de Dios como Juez (6-9);
d) expresiones de acción de gracias (v.2 y 10-11).
Dios gobierna el mundo con sentido de equidad; por tanto, los justos no deben desanimarse cuando ven la prosperidad del impío; y los malvados, al contrario, no deben insolentarse al verse momentáneamente con las manos libres para sus extorsiones y demasías, porque Yahvé, al fin, tendrá la palabra y dará a cada uno según sus obras, castigando al impío y premiando al que le es fiel. La historia del mundo y del hombre está en las manos firmes del Todopoderoso, y, por tanto, su justicia terminará por imponerse. La perspectiva del salmista se proyecta sobre el juicio general de Dios en la historia, sin que del contexto se deduzcan concreciones claras alusivas a un juicio escatológico.
Literariamente, la composición es mixta: el prólogo y el epílogo son un himno de acción de gracias; después sigue una comunicación oracular de tipo profético, y, finalmente, un comentario sapiencial. El estilo es dramático y entrecortado. Parece que hay yuxtaposición de fragmentos de diversos poemas. Del contexto no se puede deducir la época de composición. El fragmento oracular tiene relación con textos proféticos 1, mientras que el sapiencial parece reflejar una época más tardía.
El juicio severo de Dios (1-6).
1
Al maestro de coro· Al tasjet. Salmo de Asaf. Cántico2
. 2
Dárnoste gracias, ¡oh Dios! dárnoste gracias; invocamos tu nombre y narramos tus proezas3
. 3
Cuando me tome el tiempo (oportuno), juzgaré justamente. 4
Aunque la tierra vacile con todos sus habitantes, yo afirmaría sus columnas. Selah. 5
Yo dije a los arrogantes: No os ensoberbezcáis, y a los impíos: No irgáis vuestra cabeza4
. 6
No levantéis en alto vuestras frentes, no habléis con erguida cerviz.
El v.2 enmarca litúrgicamente el oráculo que va a seguir, invitando el coro del templo a dar gracias a Dios por sus beneficios, entre los que está el juicio divino sobre los malvados. Después se hace oír una voz la del propio Yahvé en que se declara su intención de intervenir punitivamente en el
tiempo oportuno. Los impíos hacen cálculos despreocupados pensando que Dios no ha de intervenir por defender sus derechos; pero se engañan, ya que todo se desarrolla conforme a un esquema de su voluntad: todo tiene un límite y un término fijado de antemano, pues Yahvé tiene determinada su hora5, y cuando llegue intervendrá inexorablemente. En el orden de la naturaleza, Dios ha establecido el orden en el caos 6, y, aunque la tierra
vacilara y amenazara derrumbarse, la intervención de su mano reafirmaría sus
columnas. En el orden moral pasa otro tanto; aunque ahora parece que todo es caos y desorden, porque los impíos dominan y prosperan en la sociedad, sin embargo, la
intervención súbita de Yahvé pondrá las cosas en su sitio (v4). En consecuencia, los fieles a su Ley deben esperar
confiados a que se les haga justicia. Por eso, enfáticamente se declara a los autosuficientes y orgullosos que depongan toda actitud de arrogancia, pues les llegará la hora del castigo y de la humillación. Son unos insensatos, ya que no reflexionan sobre lo que les espera, entregándose al goce superficial de la vida; y en su ceguera se atreven a
levantar la cabeza lít. el cuerno;· 7, blasfemando de Dios y de los caminos de su providencia.
Su insolencia es un desafío al poder divino.
El Cáliz de la Colera Divina (7-9).
7
Ciertamente, ni de oriente ni de occidente, ni del desierto ni de las montañas (vendrá la salvación). 8
Pues Dios es quien juzga, y a unos humilla y ensalza a otros. 9
Pues tiene Yahvé en su mano el cáliz del espumoso vino lleno de mixtura, y lo derrama sobre unos y otros8
; beberán hasta las heces, beberán todos los impíos de la tierra. Cuando llegue la hora fatídica, los impíos no podrán esperar auxilio de ninguno de los cuatro puntos cardinales 9, porque nadie podrá oponerse al Omnipotente; y sólo Dios es
quien juzga. A El, pues, únicamente le compete dar la sentencia y ejecutarla 10. Este juicio es punitivo: es la copa de la ira divina que los impíos habrán de beber hasta embriagarse n. Por eso el vino va cargado de mixturas aromáticas que favorezcan la pérdida del juicio: Quos vult perderé Júpiter, dementat. Es, en sustancia, el pensamiento del hagiógrafo. Los impíos caerán bajo los golpes de la cólera divina como dementes y ebrios, que no podrán defenderse. Es la hora de su castigo inexorable.
Promesa de acción de gracias (10-11).
10
Mientras que yo siempre cantaré y entonaré salmos al Dios de Jacob. 11
Yo quebrantaré toda la fuerza de los impíos, y se acrecentará el poder de los justos 12
. El castigo de los malvados señala el triunfo de los justos, tanto tiempo postergados; por eso, el salmista entona cánticos de agradecimiento al Dios que ha puesto las cosas en su punto, rehabilitando la virtud y castigando el vicio 13. Y el poeta encarnando a Israel se siente fuerte para,
en nombre de Dios, humillar la fuerza de los impíos, manifestándose así el poder de los justos. Los que han sido fieles a su Dios recuperarán su fuerza y prestigio moral a expensas de los detractores,
justamente vencidos por el poder divino. Este v.1 i puede entenderse también
en boca de Dios, que reitera su declaración anterior de vencer y humillar a los pecadores.
1 Cf.
Hab_2:3;
Sal_46:11;
Sal_53:2;
Sal_73:8. 2 El título
'al tasjet (no destruyas) parece ser el principio de alguna canción conocida. 3 Lit. el TM: Está próximo tu nombre; se cuentan maravillas. Nuestra traducción se basa en la versión de los LXX. 4 Lit.: No levantes el cuerno, símbolo de la fuerza y del poder. 5 Cf. H^b 2:3. 6 Cf. Sam 2:8;
Sal_24:2;
Sal_74:13-17;
Job_9:6;
Sal_96:10. 7 Cf.
Deu_33:17;
Jer_48:25. El cuerno es símbolo de poder y agresividad. 8 Así siguiendo a los LXX. 9 El
desierto es el sur, y las montañas septentrionales de Siria el norte. 10 Cf. Sam 2:7;
Isa_33:22. 11 Este mismo símil aparece en
Isa_51:17.21-23;
Jer_25:15-29;
Jer_49:17;
Lam_4:21;
Eze_23:31;
Hab_2:15-16;
Sal_60:5. 12 Lit. los cuernos de los pecadores y los cuernos del justo. 13 Cf.
Miq_4:13;
Zac_1:18s.