I Corintios 15, 44-50

se siembra un cuerpo animal*, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo animal, también hay un cuerpo espiritual. En efecto, así es como dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente*; el último Adán, espíritu que da vida. Pero no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El primer hombre, salido de la tierra, es terrestre; el segundo, viene del cielo. Los hombres terrestres se parecen al primer hombre terrestre; los celestes serán como el que ha venido del cielo. Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terrestre, llevaremos* también la imagen del celeste. Os digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción.
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