II Samuel  14, 25-27

No había en todo Israel un hombre tan apuesto como Absalón, ni tan celebrado; de la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza no había en él defecto. Cuando se cortaba el pelo —y se lo cortaba cada año, porque le pesaba mucho— pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos, peso real. Absalón tuvo tres hijos y una hija, llamada Tamar. Era una mujer de gran belleza.
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