Apocalipsis  8, 6-12

Los siete ángeles de las siete trompetas se dispusieron a tocar*. Tocó el primero... Hubo entonces pedrisco y fuego mezclados con sangre, que fueron arrojados sobre la tierra. Quedaron abrasadas la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde. Tocó el segundo ángel... Entonces fue arrojado al mar algo parecido a una enorme montaña ardiendo, y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Pereció la tercera parte de las criaturas vivientes del mar, y la tercera parte de las naves quedó destruida. Tocó el tercer ángel... Entonces cayó del cielo una estrella grande, que ardía como una antorcha, y se precipitó sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales. La estrella se llama Ajenjo. La tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y mucha gente murió a causa de las aguas, que se habían vuelto amargas. Tocó el cuarto ángel... Entonces fueron dañadas la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas; la tercera parte de ellos quedó ensombrecida; el día perdió una tercera parte de su claridad, y lo mismo la noche.
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