Isaías 30, 27-28

Yahvé en persona llega de lejos, ardiendo de ira entre espesa humareda; sus labios están llenos de furor, su lengua es como fuego que devora, y su aliento, torrente desbordado, que cubre hasta el cuello. Cribará a las naciones con criba de extinción, pondrá brida de extravío en la mandíbula de sus pueblos.
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