Isaías 50, 2

¿Por qué cuando vengo no hay nadie, y cuando llamo no hay quien responda? ¿Es corta mi mano para rescatar, o quizá no tengo vigor para salvar? Pues con un solo gesto seco el mar y convierto los ríos en desierto: sus peces se pudren por falta de agua y mueren sus bestias de sed.
Ver contexto