Lucas 3, 3-18

Y fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se volverá recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios*. Decía, pues, a la gente que acudía para que les bautizara: «¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, más bien, frutos dignos de conversión, y no andéis diciendo en vuestro interior: ‘Tenemos por padre a Abrahán’, pues os digo que Dios puede de estas piedras dar hijos a Abrahán. Ya está el hacha preparada junto a la raíz de los árboles, de modo que todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.» *La gente le preguntaba: «Entonces, ¿qué debemos hacer?» Él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.» Vinieron también publicanos a bautizarse, que le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?» Él les respondió: «No exijáis más de lo que os está fijado.» Le preguntaron también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?» Él les contestó: «No hagáis extorsión a nadie; no hagáis denuncias falsas y contentaos con vuestra soldada.» Como la gente estaba expectante y andaban todos pensando para sus adentros acerca de Juan, si no sería él el Cristo, declaró Juan a todos: «Yo os bautizo con agua. Pero está a punto de llegar alguien que es más fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de sus sandalias; él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para aventar su parva: recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con fuego que no se apaga.» Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba a la gente la Buena Nueva.
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