Marcos 1, 1-18

Comienzo del Evangelio* de Jesús, el Cristo*, Hijo de Dios*. Conforme está escrito en el profeta Isaías: Voy a envíar a mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, tras confesar sus pecados. Juan llevaba un vestido de piel de camello*, y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene uno que es más fuerte que yo; y no soy digno de inclinarme y desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» Por aquel entonces vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba sobre él. Entonces se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.» A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto, y permaneció allí cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fuese entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido* y el Reino de Dios ha llegado; convertíos y creed en la Buena Nueva.» Iba Jesús bordeando el mar de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo*, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.» Ellos dejaron las redes al instante y le siguieron.
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