Mateo 14, 3-12

Es que Herodes había prendido a Juan, lo había encadenado y encerrado en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo*. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.» Y aunque quería matarle, temía a la gente, porque le tenían por profeta. Mas, llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías* danzó en medio de todos, y gustó tanto a Herodes que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, dijo: «traeme aquí, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.» El rey se entristeció, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le trajese. Así que mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, que se la llevó a su madre. Sus discípulos llegaron después, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.
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