Romanos  4, 2-8

Si Abrahán obtuvo la justicia por las obras, tiene de qué gloriarse*, mas no delante de Dios. En efecto, la Escritura dice: Creyó Abrahán en Dios y le fue reputado como justicia*. Al que trabaja no se le cuenta el salario como favor, sino como deuda; en cambio, al que, sin trabajar, cree en aquel que justifica al impío, su fe se le reputa como justicia. Así también David proclama bienaventurado al hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente de las obras: Bienaventurados aquellos cuyas maldades fueron perdonadas, y cubiertos sus pecados. Dichoso el hombre a quien el Señor no imputa el pecado.
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