Salmos 78, 56-64

Pero ellos tentaron a Dios, se rebelaron contra el Altísimo, no guardaron sus preceptos*. Se extraviaron, infieles como sus padres, se torcieron igual que un arco indócil: lo irritaron con sus lugares altos*, con sus ídolos excitaron sus celos. Dios lo oyó y se enfureció, desechó del todo a Israel; abandonó la morada de Siló, la tienda en que moraba entre los hombres. Mandó la flor y nata al cautiverio, a manos del adversario su esplendor*; entregó su pueblo a la espada, contra su heredad se enfureció. El fuego devoró a sus jóvenes, no hubo canto nupcial para las chicas; sus sacerdotes cayeron a cuchillo, sus viudas no entonaron endechas.
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