Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
43. Yahvé, Salvador de Israel.
A pesar de que Yahvé ha sido quien los ha entregado a sus enemigos por sus pecados, no obstante, no los ha rechazado, y les asegura un futuro lleno de gloria bajo la protección del mismo Dios.
Yahvé, protector de Israel (1-7).
1 Ahora, pues, así dice Yahvé, que te creó, Jacob; que te formó, Israel: No temas, porque yo te he rescatado, yo te llamé por tu nombre y tú me perteneces. 2 Porque, si atraviesas las aguas, yo seré contigo; si por ríos, no te anegarás. Si pasas por el fuego, no te quemarás; las llamas no te consumirán. 3 Porque yo soy Yahvé, tu Dios, Santo de Israel, tu Salvador; yo doy a Egipto por rescate tuyo, doy por ti a Etiopía y Seba. 4 Porque eres a mis ojos de muy gran estima, de gran precio y te amo, y entrego por ti hombres y pueblos a cambio de tu vida. 5 No temas, porque yo soy contigo; yo traeré tu descendencia desde oriente y te reuniré desde occidente. 6 Diré al septentrión: Entrega, y al mediodía: No retengas. Trae a mis hijos desde lejos, y a mis hijas desde los confines de la tierra, 7 a todos cuantos llevan mi nombre, que yo los creé, formé e hice para mi gloria. Yahvé, después de haber permitido que su pueblo fuera entregado al pillaje y llevado en cautividad, se presenta ahora como su redentor:
yo te he rescatado (v.1), y la razón de ese interés de Dios es que Israel le
pertenece, ya que le
llamó por su nombre al escogerlo como pueblo suyo en medio de todos los otros. Los lazos de la antigua teocracia establecida en el Sinaí
aún perduran a pesar de la catástrofe nacional del exilio. Yahvé no los abandonó totalmente a su suerte. Yahvé es el
goel de Israel, su
rescatador, e.d., el que por lazos de familia muy estrechos tenía que salir por los intereses de su protegido1; y el hecho futuro de liberación de su pueblo se presenta como pasado:
yo te he rescatado, para destacar más la voluntad salvífica de Dios sobre Israel. Dios se encargará de librarle de todos los peligros (
aguas., ríos, fuego, llamas, v.2) y de todas las situaciones críticas, no sólo rescatándole de la cautividad, sino aun después en su vida nacional, ya que, en la mente del profeta, la liberación del exilio significa la aurora de
los tiempos mesiánicos. Falta la perspectiva del tiempo y los planos históricos se superponen.
Y es tal el amor que Yahvé tiene a Israel, que está dispuesto a entregar a su libertador Ciro vastos imperios como pago: Egipto, Etiopía y Seba (probablemente una región cercana a Etiopía, cf.
Gen_10:7). Según Jenofonte 2, Ciro tomó Egipto, pero en realidad lo ocupó su hijo Cambises. La estima que Dios tiene de Israel hace que entregue
hombres y
pueblos como precio de su rescate (v.4). El hará que los desterrados
(descendencia) vuelvan de
oriente (Babilonia) y del
occidente (la diáspora en general). El profeta quiere hacer resaltar que los israelitas dispersos por toda la faz de la tierra serán reintegrados a su patria por especial intervención divina (v.5):
diré al septentrión: Entrega, y al mediodía: No retengas; e.d., obligará a la devolución de sus hijos e
hijas (v.6), dispersos por doquier, y todo ello porque llevan el
nombre de Yahvé, que los creó para su
gloria (v.7). La razón de ser de Israel
es la glorificación de Dios, la manifestación de sus maravillas y beneficios entre los demás pueblos por medio del pueblo escogido, que, por estar vinculado de un modo especial a Yahvé, llevaba su
nombre.
Desafío a las naciones (8-13).
8 Que salga el pueblo ciego, aunque tiene ojos; los sordos, aunque tienen oídos. 9 Los pueblos se han reunido a una y se congregaron las naciones. ¿Quién de entre ellos anuncia esto y nos hace oír cosas antiguas? Que presenten sus pruebas para justificarse, y, oyéndolas, se diga: Verdad. 10 Vosotros sois mis pruebas, dice Yahvé; mi siervo, a quien yo elegí para que aprendáis y me creáis y comprendáis que soy yo. Antes de mí no fue formado dios alguno, y ninguno habrá después de mí. n Yo, yo soy Yahvé, y fuera de mí no hay salvador. 12 Soy yo el que he anunciado, he salvado y he hecho oír, y no hay otro entre vosotros; vosotros sois mis testigos, dice Yahvé. 13 Yo soy Dios (desde la eternidad) 3, y también desde ahora lo soy 4. Nadie puede librar de mis manos; lo que hago, ¿quién lo volverá? De nuevo el litigio de Yahvé con las naciones, como en 41:1-4.21-28. Aquí se presenta a Israel como testimonio viviente del cumplimiento de las profecías. Así, pues, invita a que se presente, ante los pueblos reunidos en juicio, a Israel,
pueblo ciego, aunque tiene ojos (v.8); e.d., un pueblo que, si bien no ha sabido captar el sentido de los hechos según los designios de la divina Providencia, no obstante,
tiene ojos, porque ha sido testigo de los hechos materiales que en su historia han ocurrido. Por eso está capacitado para dar un testimonio en este juicio entre Yahvé y las
naciones (v.8), que para este acto judicial se han
reunido. Dios quiere que Israel confiese públicamente las predicciones antiguas que se le comunicaron para resolver el litigio judicial en cuestión. Dios se dirige directamente a sus contrincantes en el juicio:
¿quién de entre ellos (los adoradores de los ídolos)
anuncia. esto? (v.9), es decir, la redención y liberación de Israel de la cautividad y su repatriación. Nos
hace oír cosas antiguas (v.8), los hechos ocurridos que habían sido profetizados (cf. 11:22), que deben ser las
pruebas para probar la veracidad de los ídolos, es decir, los vaticinios sobre el futuro, señal inequívoca del conocimiento sobrenatural, propio de la divinidad. Los hechos deben comprobar las profecías. Los gentiles deben presentar sus pruebas históricas del cumplimiento de las supuestas profecías de sus dioses, para que, una vez razonadas, puedan todos decir convencidos:
es verdad. Al ver que los idólatras no pueden aportar pruebas de este género, se dirige Yahvé a sus propios testimonios, que son los mismos israelitas. Israel es
el siervo de Yahvé (v.10), y con su historia excepcional, salpicada de intervenciones divinas,
es la mejor prueba de la divinidad de Yahvé, Dios único. Mientras que los ídolos son obra de sus adoradores:
ninguno fue formado antes de Yahvé (cf. 40,19). No se declara con esto que Yahvé fuera
formado, sino que los ídolos no son eternos y no pueden pretender la antigüedad de Yahvé, pues son fabricación de sus adoradores. Por otra parte,
ninguno habrá después de Yahvé (v.10) es la afirmación de la eternidad divina. Yahvé solo es el
Salvador (v.11). Ningún dios puede
anunciar el futuro y
salvar a su pueblo como Yahvé (v.12), y los israelitas son testigos de esto por su historia, llena de intervenciones milagrosas de Dios. Pero este carácter de Dios no sólo lo mantuvo desde la
eternidad (v.13), sino que lo mostrará en adelante
(desde ahora, ?.13), liberando a su pueblo oprimido. Con ello se manifestará realmente
salvador. Y nadie podrá torcer un designio de Yahvé si El se propone realizarlo:
lo que hago, ¿quién lo volverá? (v.13).
Caída de Babilonia (14-21).
14 Así habla Yahvé, vuestro redentor, el Santo de Israel: Por vosotros envié yo a Babilonia, y rompí los cerrojos de vuestra cárcel 5. y los caldeos sobre las naves de su jolgorio 6. 15 Yo soy Yahvé, vuestro Santo; el creador de Israel, vuestro rey. 16 Así habla Yahvé, el que abre caminos en el mar y senderos en la muchedumbre de las aguas; 17 el que hace salir carros y caballos, a los ejércitos y los fuertes guerreros; se echan a tierra juntamente, sin que se levanten,extinguidos como mecha que se apaga. 18 No os acordéis de las cosas anteriores ni prestéis atención a las cosas antiguas, 19 pues he aquí que voy hacer una obra nueva, que ya está germinando; ¿no la conocéis? Ciertamente voy a poner un camino en el desierto, y ríos en la estepa, 20 y me glorificarán las bestias del campo, los chacales y los avestruces, porque di agua en el desierto, y torrentes en la estepa, 21 para abrevar a mi pueblo, a mi elegido, al pueblo que hice para mí, que cantará mis loores. Yahvé, por amor a Israel,
envió un instrumento de su ira sobre Babilonia, a saber: a Ciro el conquistador7, el ejército persa invasor, que en 13:3 es llamado el consagrado, en cuanto que cumplía
una misión de Dios. Por medio de éste, Dios
rompió los cerrojos (v.14.) que aprisionaban a los cautivos (o, según otra traducción no exenta de probabilidad,
los hice huir), teniendo los caldeos que marchar en sus
naves, que antes utilizaban para sus
jolgorios (v.14), como lo hizo Merodacbaladán al huir de Senaquerib 8. Y todo esto es obra de Yahvé,
creador de Israel (v. 15) como pueblo, y les recuerda las gestas pasadas en el mar Rojo:
el que abre camino en el mar (v.16), hecho que quedó como tipo de la liberación en Israel. Yahvé fue el que
hizo salir carros y caballos (v.17) de los egipcios en persecución de su pueblo para anegarlos en el mar. Es el modo oriental de explicar las cosas prescindiendo de las causas segundas y atribuyendo directamente a Dios lo que pudo ser obra de determinadas circunstancias históricas. Todos los
fuertes guerreros del faraón desaparecieron, extinguidos
como mecha que se apaga. Pero todas las gestas pasadas no son nada en comparación con una
obra nueva (v.18) que Yahvé va a realizar. Será una maravilla tal, que pueden olvidar
las cosas anteriores y antiguas, e.d., las maravillas del éxodo. El retorno de la cautividad será un hecho mucho más trascendental. La
obra nueva (v.16)
que Yahvé va a cumplir es la liberación de los cautivos para ser repatriados, y esa gesta está ya
germinando, e.d., ha empezado a cumplirse con los primeros éxitos de Ciro, a punto de caer sobre los opresores babilónicos. Todas sus conquistas no tienen otro autor que al mismo Yahvé, que le ha tomado como instrumento de su justicia. El profeta presenta esto como inminente (¿
no la conocéis? v.19)
para levantar la fe y esperanza de los exilados. Ellos no se dan cuenta de que los éxitos del ejército persa culminarán en su liberación próxima. Yahvé se dispone a realizar la
obra nueva preparando un
camino en el desierto, transformando en frondosa vegetación sus
estepas con abundantes ríos. En 40:4 se decía que Yahvé prepararía una avenida libre de obstáculos para que avanzase su pueblo. Aquí se fija más bien en la parte de la vegetación (cf. 41:19). Total, que hasta la naturaleza se transformará para hacer más agradable la travesía de Israel por el desierto. Será tal la transformación de éste, que sus moradores habituales, los
chacales y avestruces (v.20), darán gloria a Dios. En realidad, toda esta transformación es para gloria del mismo Yahvé, ya que Israel, reconocido a sus beneficios,
cantará sus
loores (v.21) después de ser
abrevado en las aguas cristalinas milagrosamente dadas
por Dios, su liberador.
Misericordia de Yahvé para con Israel (22-27).
22 Pero tú, Jacob, no me invocaste, ni te has fatigado por mí, Israel. 23 No me ofreciste ovejas en holocausto, no me honraste con tus sacrificios; yo no te he abrumado con ofrendas ni te importuné con el incienso. 24 No me compraste caña aromática con plata ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino que me atormentaste con tus pecados y me apenaste con tus iniquidades, 25 Soy yo, soy yo quien por amor de mí borro tus pecados y no me acuerdo más de tus rebeldías. 26 Hazme recordar, entremos juntos en juicio, habla tú para justificarte. 27Pecó tu primer padre, y tus mediadores faltaron contra mí, y tus príncipes profanaron mi santuario 9, y entregué a Jacob al anatema, y a Israel al oprobio. Dios, en este fragmento, hace resaltar el carácter gratuito de su intervención en favor de Israel, pues sus obras no merecían la benevolencia divina. Israel no buscó a Yahvé ni se molestó en serle grato (v.22). Con la destrucción del templo, Israel no pudo ofrecerle ofrendas cruentas (v.23). Y Yahvé no le importunó demasiado exigiendo nuevos sacrificios y holocaustos: No
te he abrumado con ofrendas ni te importuné con el incienso (v.23). Como Señor de su pueblo, pudo haberlas exigido, juntamente con las ofrendas olorosas de caña
aromática (v.24), con la que se preparaba el óleo de la unción (
Exo_30:23). A pesar de estas pocas exigencias de parte de Yahvé, Israel sólo hizo continuar
pecando. El profeta piensa sobre todo en las transgresiones de la época del exilio. Antes, en Jerusalén, los sacrificios eran un cierto contrapeso a los pecados del pueblo; pero ahora, además de no poder ofrecer sacrificios a Yahvé, le ofenden impunemente. Todo esto hace resaltar más el carácter gratuito de la liberación del exilio por parte de Dios (v.25). Sólo el amor de Yahvé para con su pueblo explica el que borre sus
pecados. La historia de Israel es tan negra, que Dios no duda en invitar a Israel a que le recuerde las buenas acciones que tenga (
hazme recordar, v.26) en un litigio entre los dos:
habla tú para justificarte. Israel tiene pleno derecho a presentar sus pruebas. Pero su historia es tan calamitosa, que no podrá presentar nada meritorio. La frase, pues, tiene un carácter irónico. Bien sabe Yahvé que la historia de Israel es la historia de sus transgresiones desde el principio de su existencia como nación:
pecó tu primer padre (v.27). Parece que se refiere a
Jacob, que varias veces es llamado padre de Israel 10, y su nombre es el sinónimo de pueblo escogido. Por otra parte, en el Génesis se habla de algunos
pecados de Jacob. Y lo mismo pecaron tus
mediadores (lit. intérpretes); quizá se refiera a los falsos profetas, que presumían de recibir revelaciones especiales de Yahvé para comunicarlas al pueblo, condescendiendo con sus egoísmos materialistas Quizá los
mediadores sean los jefes político-religiosos de Israel en general: sacerdotes, reyes, ministros, etc.
Si mantenemos la lección de los LXX arriba expuesta, la frase tus
príncipes profanaron el santuario (v.2 8) aludiría al culto pagano introducido por los reyes y clase social alta en el templo (
2Re_21:3-7). Leyendo con el TM, profanaré los príncipes santos, la frase indicaría, como en
Lam_2:2, la humillación de los sacerdotes y clase aristocrática 12.
1 Cf.
Job_19:25. 2 Cf. Jenofonte,
Chop. VIII 6:20. Flavio Josefo identifica Seba con
Meroe (Ant. 11:249), al norte de Etiopía. Cf. Skinner, o.c., II 41. Sobre este nombre de Seba véase también
Gen_10:7;
Sal_72:10. 3 Desde la eternidad falta en el hebreo, pero está en los LXX. 4 Desde ahora está en el hebreo, pero falta en los LXX, Targ. y Vg. 5 Este versículo es sumamente oscuro en el original; de ahí las diversas traducciones: Los he puesto en fuga a todos (Condamin, Skinner, Dennefeld). 6 También oscuro. La traducción que damos es la literal del hebreo. 7 Este parece ser el sentido, pues el texto parece incompleto, faltando el complemento del verbo
envió; pero el contexto parece indicar que se trata del ejército invasor persa. 8 Cf. Herod., 1:194. Véase Skinner, o.c., II 45. 9 Así traducen los LXX y la versión siríaca. Y se adapta mejor al contexto. Es adoptada, entre otros, por Condamin. El texto hebreo dice literalmente: profanaré ios príncipes santos o del santuario. Así Skinner. 10 Cf.
Isa_48:1;
Isa_58:14;
Isa_63:16;
Ose_12:3. 11 Cf.
Gen_42:23;
Job_33:23;
2Cr_32:31;
Jer_23:1155. 12 Cf.
Eze_13:19;
Lam_2:2;
1Cr_24:5.