Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
9. El castigo de Efraím.
La cautividad de Israel está a la vista (1-6).
1 No te goces, Israel; no te regocijes corno las gentes, porque has fornicado fuera de tu Dios. Fuiste en busca del salario sobre toda era de trigo. 2 Pero la era y el lagar los desconocerán ! y el mosto les defraudará. 3 No quedarán en la tierra de Yahvé, sino que Efraím volverá a Egipto, y en Asiría comerán manjares inmundos. 4 No harán más a Yahvé libaciones de vino ni le presentarán sus sacrificios, su pan será pan de duelo; cuantos lo coman se contaminarán, porque su pan será para ellos mismos, no entrará en la casa de Yahvé. 5 ¿Qué haréis en el día de la asamblea, en el día de la fiesta de Yahvé? 6 Porque he aquí que se han marchado de la (tierra) devastada, y Egipto los reunirá. Menfis los sepultará. Sus preciosidades de plata las heredarán las ortigas; los cardos (heredarán) sus tiendas. El anuncio de la próxima cautividad aparece expresado con toda claridad. Israel sigue inconsciente su vida de alegría y regocijos, pero en esto se muestra estúpida y sin inteligencia, porque el castigo no se hará esperar por haber abandonado a Yahvé, yéndose tras los ídolos:
has fornicado fuera de tu Dios (v.1). Se ha conducido como una cortesana,
en busca de salario sobre toda era de trigo; es decir, ha participado en todos los jolgorios y prácticas supersticiosas y paganas que tenían lugar con motivo de la recolección 2. Pero, por haber tomado parte en fiestas idolátricas con motivo de la recolección, Yahvé castigará a Israel a una gran escasez:
la era y el lagar los desconocerán (v.2), e.d., los frutos no responderán a la llamada y espera de los habitantes de Israel al cultivar el campo;
el mosto los defraudara en su esperanza.
Pero esto no será sino el principio del fin, ya que el exilio será el destino definitivo de Israel. El profeta concibe la futura cautividad en Asiría al estilo de la antigua de Egipto:
Efraím volverá a Egipto (v.3). En Asiría
comerán manjares impuros. Privados del templo, ya no podrán presentar sus primicias, que consagraban la cosecha (
no entrará en la casa de Yahvé, v.4). Por eso, ese pan sólo valdrá
para ellos mismos, e.d., para saciar su hambre, pero no para reconocer en él la mano pródiga de Yahvé: su
pan será un pan de duelo. La casa donde había muerto alguno era considerada como contaminada durante siete días 3, y los familiares tenían banquetes funerarios en un ambiente de duelo y de tristeza4. La tristeza lo invadirá todo en el exilio, y los israelitas se sentirán en perpetuo duelo.
Desaparecerán las tradicionales fiestas y
asambleas del pueblo (v.5). Al desaparecer el templo no habrá ocasión de reunirse el pueblo y celebrar la tradicional
fiesta de Yahvé, e.d., los novilunios, y las fiestas mayores de Pascua, Pentecostés y Tabernáculos. Las gozosas asambleas en torno al templo de Sión serán sustituidas por la dolorosa concentración de exilados en el extranjero:
Egipto los reunirá (v.6), y allí, en la tierra tradicional de la servidumbre (simbolizada en la capital,
Menfis), encontrará Israel triste sepultura, mientras que en Palestina los palacios y moradas de los israelitas
(con sus preciosidades de plata) serán invadidas por las ortigas y los cardos.
Asechanzas de los israelitas al profeta (7-10).
7 Llegaron los días del castigo, llegaron los días de la paga. Clama Israel: El profeta es un insensato, presa de delirio el hombre del espíritu. A la enormidad de tu iniquidad se añade la enormidad de la persecución. 8 El profeta centinela de Efraím, en unión con su Dios, (halla) en todos sus caminos el lazo del cazador y la persecución en la casa de su Dios. 9 Profundamente se corrompieron, como en los días de Guibá. El se acordará de su iniquidad y castigará sus pecados. 10 Como uvas en el desierto hallé yo a Israel, como brevas en la higuera en su principio contemplé a vuestros padres, los cuales, llegados a Baal-Peor, se consagraron a la infamia y se hicieron abominables como lo que amaron. El profeta anuncia la proximidad de los
días del castigo, y, sin embargo, no encuentra sino hostilidad e incredulidad. Se le trata como
insensato poseído de un espíritu maniático pesimista. No sólo prevarican, sino que le persiguen (v.8). Oseas, como profeta, se declara el
centinela de Efraím, siempre alerta para dar la voz de alarma ante los peligros que se avecinan, y, sin embargo, no se le reconoce su misión, sino que por doquier se le ponen
lazos en sus caminos, como el cazador lo hace en busca de la presa (v.8). La
casa de su Dios parece tiene aquí el sentido amplio de territorio perteneciente a Yahvé, es decir, el reino de Israel. El profeta, que no hace sino vivir en comunicación
con su Dios, es hostigado en el territorio propiedad del mismo Dios. La corrupción de sus perseguidores es comparable a la de los habitantes de
Giiibá5. Quizá la mención del crimen abominable de los benjaminitas contra uno que pedía hospitalidad sea relacionado con la negativa del asi
lo a que como profeta tenía Oseas en el territorio de Israel. Le niegan algo que afecta a sus derechos naturales como israelita, y más como representante de Yahvé. Oseas clama a la justicia divina para que salga por sus derechos:
El se acordará de su iniquidad. (v.8).
Yahvé sintió un placer especial al entrar en relación con Israel en el desierto, comparable al viajero que encontró, sin esperar,
uvas en el desierto, o como el que prueba las
brevas en la higuera, encontradas inesperadamente antes de que llegue la época de la maduración de los higos (v.10). Yahvé amó y protegió a su pueblo con paternal solicitud cuando Israel empezó a formarse como nación; pero, a pesar de todos los beneficios que le prodigó, Israel se entregó a los ídolos en la primera ocasión que encontró:
Llegados a Baal-Peor, se consagraron a la infamia (nombre despectivo para designar los ídolos)
y se hicieron abominables. (v.10).
Baal-Peor es una localidad de Moab, donde los israelitas prevaricaron en masa en su paso hacia Ganaán 6. El profeta contrapone en este cuadro el afecto y solicitud de Yahvé por su pueblo y la conducta desagradecida de éste al abandonarle e irse tras de los ídolos de Moab, entregándose a las costumbres licenciosas que solían acompañar a los actos de culto idolátricos.
La exterminación de Efraím (11-17).
11 Se volará como pájaro la gloria de Efraím, y no habrá ya ni parto, ni maternidad, ni embarazo. 12 Si crían hijos, los despojaré de ellos, privándolos de hombres, y jay de ellos cuando yo me aleje de ellos! 13 Efraím, yo lo he visto, ha hecho de sus hijos presa de caza, y Efraím sacará sus hijos para el asesino 7. 14 Dales, ¡oh Yahvé! ¿Qué les has de dar? Dales entrañas estériles y senos enjutos. 15 Toda su perversidad está en Guilgal; allí los aborrecí. Por la perversidad de sus obras los arrojé de mi casa; no volveré a amarlos. Todos sus príncipes son rebeldes. 16 Efraím está herido; su raíz está seca, no dará fruto; aunque parieren, haré morir a los tesoros de su seno. 17 Los rechazará mi Dios por no haberle escuchado e irán errantes entre las gentes. Supuesta la inveterada prevaricación de Efraím, iniciada ya en los albores de su historia, como prueba el hecho de Baal-Peor, Yahvé ha decidido exterminarlo como pueblo. Su
gloria o vigor, manifestado en la fecundidad y proliferación de sus hijos,
volará como pájaro (v.11). Será condenado a la absoluta esterilidad (
No habrá ni parto, ni maternidad.).
Y si aún nacieren niños, Yahvé se los arrebatará (v.12), entregándolos a la espada y al cautiverio. Efraím, pues, no ha hecho sino criar hijos para ser
presa de caza (v.15) de los invasores asesinos 8.
La maldición de Yahvé es inexorable, y es tal, que el profeta se resiste a pronunciarla:
Dales, ¡oh Yahvé! y dialoga consigo mismo:
¿Qué les has de dar? Y, por fin, con la mayor repugnancia, proclama la maldición divina:
dales entrañas estériles y senos enjutos (v.14). El profeta pide la extinción del pueblo por su depravación general, reprimiendo sus sentimientos primarios de piedad. La terrible sentencia está justificada por las abominaciones que cometen en' los santuarios idolátricos como
Guilgal 9. Por eso los arrojará de su
casa, del territorio de Palestina, que le pertenece a Yahvé. Las clases dirigentes,
los príncipes, con sus rebeldías, son los primeros responsables de la ruina. La exterminación y el exilio serán la triste suerte de un pueblo que había sido elegido por Dios como único entre las naciones (v. 16-17).
1
Desconocerán, siguiendo a los LXX, en vez de los apacentará del TM. 2 Véase el artículo de Jaussen
Coatümes árabes: RB (1903) p.258. 3 Cf.
Num_19:14;
Deu_26:14. 4 Cf.
Jer_16:7. 5 Sobre la conducta abominable de los benjaminitas en
Guibá o Gabaón cf. Jue c.iq. 6 Cf.
Num_23:28. 7 él TM dice lit.: Efraím, según vi, era Tiro plantada entre pastos. La
Bible de Jé-rusalem: Efraím, yo le he visto, ha hecho de sus hijos una caza; Efraím deberá entregar sus hijos a la carnicería. Nuestra versión supone un ligero retoque en una palabra del texto (
Sid, caza, en vez de sur: Tiro). Hoonacker hace una bella reconstrucción, pero muy problemática: Como la cierva cría sus pequeñuelos para la caza. 8 En él supuesto de mantener la lección del TM (Efraím era Tiro rodeado de pradería), el sentido sería que Efraím estaba destinada a ser gloriosa y rica como Tiro. Pero la comparación no se adapta bien al contexto, y es preferible buscar una reconstrucción. 9 Cf. 4:15; 12:12.