Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. Visiones simbólicas.
Los c.1-6 presentan una serie de visiones simbólicas en las que se encarece la salvación del pueblo judío y la humillación de sus enemigos. La Providencia divina prepara misteriosamente la glorificación de los suyos. El profeta con estas visiones no quiere sino levantar los ánimos de sus compatriotas, haciéndoles pensar en el glorioso futuro que espera al pueblo elegido después de tantas pruebas.
Exhortación a la penitencia (1-6).
1 El octavo mes del año segundo de Darío llegó la palabra de Yahvé a Zacarías, hijo de Baraquías, hijo de Iddo, el profeta, diciendo: 2 Yahvé se irritó fuertemente contra vuestros padres. 3 Diles, pues: Así dice Yahvé de los ejércitos: Volveos a mí, dice Yahvé de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, dice Yahvé de los ejércitos. 4 No seáis como vuestros padres, a quienes vocearon los primeros profetas, diciendo: Así dice Yahvé de los ejércitos: ¡Convertios de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras! Pero ellos no atendieron, no me escucharon, dice Yahvé de los ejércitos. 5 Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿viven siempre? 6 Pero mis palabras y mis mandatos, lo que mandé yo a mis siervos los profetas, ¿no alcanzó acaso a vuestros padres? Por eso se convirtieron y se dijeron: Ha hecho Yahvé de los ejércitos con nosotros tal como, según nuestros caminos, decretó tratarnos.Este primer oráculo, o exhortación a la penitencia, tuvo lugar entre octubre-noviembre del 520 a.C. (
octavo mes del segundo año de Darío, v.1). Luego la iniciación del ministerio profético comenzó unos meses después de la de Ageo. Las circunstancias históricas son las mismas: Judá está bajo el dominio persa, y la vida de la comunidad se desenvuelve en la mayor penuria económica y política, pues los enemigos circunvecinos hacen todo lo posible por evitar que la comunidad de repatriados se organice con vigor.
Zacarías es de la clase sacerdotal1, pero se le llama enfáticamente el profeta por su misión excepcional de mensajero de Dios.El discurso de exhortación a la penitencia (v.2-6) es como una introducción teológica a la colección de oráculos visionarios que contiene el libro. El profeta insiste en el castigo infligido a los antepasados como lección para los presentes. Para ello recalca que la sociedad organizada y aparentemente gloriosa antigua ha desaparecido: Vuestros
padres, ¿donde están? (v.6).
La situación ahora es bien triste, pues toda la grandeza, orgullo de las generaciones pasadas, ya no existe.
Por otra parte, no deben hacerse ilusiones, pues puede llegar el momento en que Dios abandone a su pueblo y le retire sus enviados los profetas:
y los profetas, ¿viven siempre? Ciertamente que sus predicciones se cumplen infaliblemente, porque son mensajes de Dios; pero ellos mismos no son eternos. Zacarías recuerda que los antepasados
reconocieron la mano de Dios en los castigos enviados, y ahora pide a sus contemporáneos que saquen las mismas consecuencias para que Yahvé vuelva a ellos.
Visión de los caballos y los caballeros (7-17).
7 A veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, del año segundo de Darío, fue la palabra de Yahvé a Zacarías, profeta, hijo de Baraquías, hijo de Iddo, diciendo: 8 Vi de noche a un varón que cabalgaba en un caballo rojo y estaba entre los montes en el valle 2; detrás de él había caballos rojos, alazanes y blancos. 9 Yo entonces pregunté: ¿Qué son éstos, mi señor? Y el ángel que me hablaba me dijo: Voy a darte a saber quiénes son éstos; 10 pero el que estaba entre los montes 3 tomó la palabra y dijo: Estos son los que Yahvé ha mandado a recorrer la tierra. 11 Luego hablaron ellos al ángel de Yahvé que estaba entre los montes 4 y le dijeron: Hemos recorrido la tierra, y toda está quieta y tranquila. 12 Y habló el ángel de Yahvé, diciendo: ¡Oh Yahvé de los ejércitos! ¿hasta cuándo no vas a tener piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las que estás irritado desde hace setenta años? 13 Y Yahvé dirigió al ángel que conmigo hablaba palabras amables, palabras consoladoras. 14 El ángel que hablaba conmigo me dijo: Clama diciendo: Así dice Yahvé de los ejércitos: Siento gran amor hacia Jerusalén y hacia Sión, 15 y estoy muy airado contra las naciones que ahora están tranquilas, porque yo estaba un poco airado, pero ellas agravaron el mal. 16 Por tanto, así dice Yahvé: Yo me he vuelto misericordioso hacia Jerusalén, y mi casa será allí reedificada, dice Yahvé de los ejércitos, y sobre Jerusalén se tenderá el cordel. 17 Clama también diciendo: Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades de abundancia de bienes, y Yahvé consolará a Sión y elegirá a Jerusalén.La visión es complicada y oscura, pues parece retocada en el texto 5. El profeta en esta visión se hace eco de las inquietudes de sus contemporáneos, que están ansiosos de la manifestación de la anunciada era mesiáníca, que debía ser precedida, según las profecías, de una gran conmoción de las naciones. Zacarías quiere salir al paso del desánimo general, y en esta serie de visiones anuncia la futura gloria de Jerusalén y del pueblo elegido después de un juicio punitivo sobre las naciones.
En la primera visión intervienen varios personajes, que complican la escena para después explicar el simbolismo de cada uno. Aparecen claramente en la escena el
profeta que recibe la visión; el
ángel intérprete, que explica al profeta el sentido de la visión (v.9.13.14), y
Yahvé. Pero, además, aparece un
ángel de Yahvé, que en los v. 11-12 se identifica con el
caballero que está
entre los montes. Detrás de él aparecen, según el texto hebreo,
tres caballos: rojos,
alazanes y blancos (v.8). Según los LXX, son
cuatro caballos: rojos, alazanes, manchados y blancos. Y parece mejor este número cuádruple en paralelismo a los
cuatro carros del c.6 que deben recorrer la tierra. Por otra parte, Zacarías en su simbolismo tiene preferencia por el número
cuatro6. También en nuestro capítulo los caballos deben
recorrer la tierra (v.10).
En este supuesto, los
cuatro caballos corresponderían a los cuatro puntos cardinales, que debían ser visitados por los emisarios de Dios para que se enterasen de la situación de toda la tierra y lo comunicaran
al ángel de Yahvé que estaba entre los montes (v.11). Supuesta esta distribución, el simbolismo es fácil de captar. El
ángel de Yahvé, o caballero entre los montes, es el valedor o ángel tutelar de los intereses del pueblo elegido. Los
cuatro caballeros son cuatro mensajeros anónimos, que son una dramatización ideal de la Providencia divina, que alcanza a los cuatro confines del orbe (los colores de los caballos son convencionales, para distinguirlos entre sí. Los cuatro mensajeros divinos están a las órdenes del ángel tutelar (
ángel de Yahvé o
caballero entre los montes)
para trasladarse a los cuatro confines del orbe
c informarse de su situación y después entregar la información a su jefe
ángel de Yahvé; y, en efecto, le dan cuenta de su misión (v.11).
La noticia que traen es poco confortadora para el ángel tutelar de los intereses de la comunidad judía:
la tierra está quieta y tranquila; lo que equivalía a decir que las cosas continuarían como hasta ahora, e.d., no se vislumbraba la conmoción deseada entre las naciones como preludio de la era mesiánica. De ahí la angustiosa interrogación del
ángel de Yahvé (encarnación de los intereses del pueblo elegido):
¿Hasta cuándo no vas a tener piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá? (v.12). La tranquilidad reinante bajo Darío parece indicar que la situación actual, en plan de inferioridad, de Jerusalén y de Judá va a continuar indefinidamente a pesar de las antiguas promesas de restauración gloriosa después del juicio sobre los pueblos paganos.
En realidad, el castigo sobre Judá sobrepasa ya la antigua profecía de Jeremías, que hablaba de setenta años de opresión y cautividad7, pues Yahvé sigue airado contra Judá
desde hace setenta años (v.12). El número
setenta indica una amplia generación como en la profecía de Jeremías; pero los años pasan y la restauración gloriosa de Judá no se vislumbra cercana. Esta es la preocupación angustiosa
del ángel de Yahvé (caballero entre las montañas), que representa los intereses de Judá. La respuesta de Yahvé es consoladora, y es dirigida directamente al ángel intérprete del profeta:
Yahvé dirigió al ángel que conmigo hablaba palabras amables y consoladoras (v.13).
El mensaje de éste es en extremo esperanzador, pues Yahvé declara que siente un amor especial por Jerusalén (v.14), y, por otra parte, va a exigir justicia de las
naciones que ahora están tranquilas en razón del enojo transitorio de Yahvé contra su pueblo, permitiendo dominen sobre ella por algún tiempo; pero se han excedido en su papel de instrumentos de su justicia (
pero ellas agravaron el mal decretado por Dios contra Judá), y por eso llega la hora de la revancha. Se acerca la hora de la rehabilitación gloriosa de Judá como colectividad. El templo de Yahvé, símbolo de la protección a su pueblo, volverá a reedificarse (v.16), y en
Jerusalén se tenderá el cordel para reconstruirla como en los tiempos gloriosos pasados. Y de nuevo
rebosarán las ciudades (de Judá)
de abundancia de bienes en una nueva teocracia gloriosa 8.
Visión de los cuatro cuernos y de los cuatro. artesanos (18/1-21/4)
18 (1) Luego alcé mis ojos y miré, y vi cuatro cuernos, 19 (2) y pregunté al ángel que hablaba conmigo: Y éstos, ¿qué son? El me respondió: Estos son los cuernos que dispersaron a Judá. 20 (3) Mostróme luego Yahvé cuatro artesanos, 21 (4) y yo pregunté: ¿Qué van a hacer éstos? Me respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá de modo tal, que no pudo ya levantar cabeza, y éstos vienen para rodear9 a aquéllos y destruir los cuernos de las gentes que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.
Estos dos pequeños oráculos desarrollan las ideas de la anterior visión sobre el castigo de las naciones y la resurrección de Judá 10. La ilación con la visión anterior es artificial, pues el profeta las presenta simplemente como un espectador que ve desfilar ante sus ojos diversos cuadros simbólicos. Naturalmente, en la concepción de estas visiones hay mucho de puro artificio literario. El sentido de ambas visiones es claro: el profeta ve primero
cuatro cuernos o potencias, que simbolizan el conjunto de poderes o reinos que históricamente han oprimido a Judá. El número
cuatro no tiene más misterio que designar los cuatro puntos cardinales, la
totalidad de los reinos paganos opuestos al pueblo de Dios 11.
A ellos Dios les opone cuatro
artesanos (o trabajadores en piedra, metal o madera) que van a
destruir los cuatro cuernos, o potencias paganas opresoras de Judá. Estos
cuatro artesanos son cuatro
instrumentos de la justicia divina, que bien pueden ser
angeles o personificación de fuerzas naturales o sobrenaturales
utilizadas por Dios para cumplir su justicia sobre las naciones opresoras paganas.
1 Sobre los nombres que aquí aparecen véase
Neh_5:16;
Neh_10:35;
Neh_12:14. - 2 El TM dice: entre los mirtos que había en una hondonada o valle. Así la
Bib. de Jér. Los LXX: entre los montes. - 3 TM: mirtos. - 4 TM: mirtos. - 5 La fecha
veinticuatro del mes undécimo, que es el de Sebat, puede ser indicación cro-nológica^que afectaba a las seis primeras visiones. El mes
Sebat era el undécimo según el calendario asiro-babilónico aceptado, que se distribuía del modo siguiente: i,
Nisán; 2, Ijjw, 3,
Siwan; 4,
Tammuz; 5, Ab; 6, Elul; 7,
Tishri; 8,
Marjessahwan; 9,
Kislew; 10,
Tebet; n,
Sebat; 12,
Adar. - 6 Cf. Zac2,i.3; 6:5. - 7 Cf.
Jer_25:12. - 8 Sobre la interpretación de estos símbolos véase el libro de D. buzy Les
symboles dans