I Macabeos 6, 1-16


Muerte de Antíoco
2 Mac 9

El rey Antíoco recorría las provincias del norte cuando se enteró de que en Persia había una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, corazas y armas dejadas allí por Alejandro, el de Filipo, rey de Macedonia, que había sido el primer rey de Grecia. Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarle. Antíoco tuvo que huir, y emprendió el viaje de vuelta a Babilonia, apesadumbrado. Entonces llegó a Persia un mensajero con la noticia de que la expedición militar contra Judá había fracasado. Lisias, que había ido como caudillo de un ejército poderoso, había huido ante el enemigo; los judíos, sintiéndose fuertes con las armas y pertrechos, y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían derribado el altar construido sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes, y lo mismo en Bet-Sur, ciudad que pertenecía al rey. Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó, de tal forma que cayó en cama con una gran depresión, porque no le habían salido las cosas como quería. Allí pasó muchos días, cada vez más deprimido. Pensó que se moría, llamó a todos sus grandes y les dijo:
– El sueño ha huido de mis ojos. Me siento abrumado de pena y me digo: ¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, feliz y querido cuando era poderoso! Pero ahora me viene a la memoria el daño que hice en Jerusalén, robando el ajuar de plata y oro que había allí y enviando gente que exterminase a los habitantes de Judá sin motivo. Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya ven, muero de tristeza en tierra extranjera. Llamó a Filipo, un grande del reino, y lo puso al frente de todo el imperio. Le dio su corona, su manto real y el anillo, encargándole la educación de su hijo Antíoco y de prepararlo para reinar. El rey Antíoco murió allí el año ciento cuarenta y nueve.
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