Eclesiástico 17, 15-23


Dios retribuye

Los caminos de los hombres están siempre en su presencia,
no se ocultan a sus ojos. Sus caminos desde la niñez se inclinan al mal,
no son capaces de transformar
en corazones de carne los de piedra.
Cuando dividió sobre la tierra las naciones. puso un jefe sobre cada nación, pero Israel es la parte del Señor. Por ser su primogénito lo educa
y porque le dio la luz de su amor no lo abandona. Todas las obras de los hombres están ante él como el sol,
sus ojos observan siempre sus caminos; no se le ocultan sus injusticias,
todos sus pecados están a su vista. El Señor, que es bueno y conoce a su criatura,
no los rechaza ni abandona, sino que los perdona. El Señor guarda, como sello suyo, la limosna que el hombre hace,
y sus obras de caridad, como la pupila de sus ojos. Después se levantará para retribuirlas
y dará a cada uno lo que merece.


Arrepentimiento

A los que se arrepienten los deja volver
y reanima a los que pierden la paciencia.

25 Vuelve al Señor, abandona el pecado,
suplica en su presencia y disminuye tus faltas;

26 retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia
y detesta de corazón la idolatría.

27 En el Abismo, ¿quién alaba al Señor
como los vivos que le dan gracias?,

28 el muerto, como si no existiera, deja de alabarlo,
el que está vivo y sano alaba al Señor.

29¡Qué grande es la misericordia del Señor
y su perdón para los que vuelven a él!


Dios comprende y perdona

El hombre no es como Dios,
pues ningún hijo de Adán es inmortal;

31¿qué hay más brillante que el sol?
– y sin embargo también tiene eclipses–
carne y sangre maquinan el mal.

32 Dios pasa revista al ejército del cielo,
cuánto más a los hombres de polvo y ceniza.
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