I Pedro 1, 13-25


Conducta cristiana

Por lo tanto, tengan listo su espíritu, vivan sobriamente y confiadamente esa gracia que se les concederá cuando se revele Jesucristo. Como hijos obedientes no vivan de acuerdo a los deseos de antes, cuando vivían en la ignorancia; por el contrario como el que los llamó es santo, sean también ustedes santos en toda su conducta; porque así está escrito: Sean santos, porque yo soy santo. Y si llaman Padre al que no hace diferencia entre las personas y juzga cada uno según sus obras, vivan con respeto durante su permanencia en la tierra. No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no con algún rescate material de oro y plata sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni defecto, predestinado antes de la creación del mundo y revelado al final de los tiempos, en favor de ustedes. Por medio de él creen en Dios, que lo resucitó de la muerte y lo glorificó; de ese modo la fe y la esperanza de ustedes se dirigen a Dios. Al hacerse discípulos de la verdad ustedes se han purificado para amar sinceramente a los hermanos; ámense intensamente unos a otros, de corazón porque han vuelto a nacer, no de semilla corruptible, sino por la palabra incorruptible y permanente del Dios vivo. Porque toda carne es hierba y su belleza como flor del campo; la hierba se seca, la flor se marchita, pero la Palabra del Señor permanece para siempre. Esa palabra es la Buena Noticia que se les ha anunciado.
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