Proverbios 6, 16-35


Siete cosas

Seis cosas detesta el Señor
y la séptima la aborrece de corazón: ojos soberbios, lengua mentirosa,
manos que derraman sangre inocente, corazón que maquina planes malvados,
pies que corren para la maldad, testigo falso y mentiroso
y el que provoca peleas entre hermanos. Guarda, hijo mío, los consejos de tu padre
y no rechaces la enseñanza de tu madre, llévalos siempre atados al corazón
y cuélgatelos al cuello: cuando camines, te guiarán;
cuando descanses, te guardarán;
cuando despiertes, hablarán contigo. Porque el consejo es lámpara y la enseñanza es luz
y es camino de vida la instrucción que corrige. Te guardarán de la mala mujer,
de la lengua seductora de la ramera. Que tu corazón no codicie su belleza
ni te dejes prender por sus miradas. Si la ramera busca un pedazo de pan,
la casada anda a la pesca de una vida lujosa. ¿Podrá uno llevar fuego en el pecho
sin que se le queme la ropa? ¿Podrá uno caminar sobre brasas
sin quemarse los pies? Pues lo mismo el que se junta con la mujer del prójimo,
no quedará sin castigo el que la toque. ¿No se desprecia al ladrón que roba
para calmar su hambre? Si lo sorprenden, pagará siete veces más,
y aún tendrá que dar toda su fortuna. Pues el adúltero es hombre sin juicio,
obrando así se arruina a sí mismo: recibirá golpes e insultos
y su deshonra no se borrará. Porque los celos enfurecen al marido
y no perdonará el día de la venganza, no aceptará ninguna compensación
ni la querrá aunque aumentes la oferta.
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