Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Cántico de Ana (2:1-10).
1
Oró Ana diciendo: Mi alma salta de júbilo en Yahvé; Yahvé ha levantado mi frente y ha abierto mi boca contra mis enemigos, porque esperé de él la salud. 2
No hay santo como Yahvé, no hay fuerte como nuestro Dios. 3
Dejaos de hablar altaneramente; no salgan de vuestra boca arrogancias, que Yahvé es Dios sapientísimo y no se ocultan a su vista las maldades. 4
Rompióse el arco de los poderosos, ciñéronse los débiles de fortaleza; 5
los hartos pusiéronse a servir por la comida, y se holgaron los hambrientos; parió la estéril siete hijos y se marchitó la que muchos tenía, 6
que Yahvé da la muerte y da la vida, hace bajar al sepulcro y subir de él. 7
A uno empobrece o enriquece, humilla o exalta. 8
Levanta del polvo al pobre, de la basura saca al indigente, para hacer que se siente entre los príncipes y darle parte en un trono de gloria; pues suyos son los fundamentos de la tierra, Y El sobre ellos puso el orbe. 9
El atiende a los pasos de los piadosos, y los malvados perecerán en las tinieblas. No vence el hombre por su fuerza, 10
aterrados serán los enemigos de Yahvé; desde los cielos tronará contra ellos. Yahvé juzga los confines de la tierra; robustecerá a su rey y erguirá la frente de su Ungido. Muchos problemas plantea el presente cántico, que soslayamos en parte para no engolfarnos en cuestiones cuya solución definitiva no verán nunca los mortales. Se discute el significado del cántico, su autenticidad, su composición poética, tiempo en que fue escrito y cuándo entró a formar parte integrante del libro. Los críticos independientes se aferran en negar su autenticidad; algunos católicos (Dhorme, Desnoyers) los han imitado, otros soslayan la cuestión y los más la defienden (Bressan, Leimbach, Rehm, Ubach, etc.). Cabe distinguir cuidadosamente entre autenticidad jurídica de un libro sagrado o partes del mismo y autenticidad crítica. Todos los católicos admiten la inspiración del cántico, aunque, por razones críticas, niegan algunos que sea de Ana; admiten su autenticidad jurídica, pero no la crítica. De suyo, la cuestión del autor humano de un libro o de una de sus partes no roza directamente con la fe. Ahora bien, si el autor sagrado, con el empleo del verbo
wattomer, y dijo, pretende afirmar categóricamente que el cántico salió por primera vez de la boca de Ana, debemos asentir a su testimonio infalible.
Dada la composición heterogénea del libro y la presencia en él de diversas piezas literarias de origen distinto, cabe dudar de la autenticidad humana del canto si existen para ello razones convincentes. Las que aportan los partidarios de la sentencia negativa no carecen de todo valor. En primer lugar, en vez de encontrarse el lector ante un himno improvisado de acción de gracias en boca de una mujer de pueblo, tropieza con un trozo literario esmaltado de ideas sublimes expresadas en forma rítmica, con seis estrofas, dos de cuatro esticos y cuatro de seis. Verdad es que suelen los autores bíblicos entonar un canto de acción de gracias a Dios cuando quieren darle gracias por algún beneficio recibido (
2Sa_23:1). Idéntico es el proceder en los cantos del
Magníficat y
Benedictus, tan afín el primero con el cántico de Ana. En cuanto al fondo teológico de su contenido, ya San Agustín había agudizado su talento para encontrar una solución a tamaña anomalía, viendo en el himno una profecía sobre el cambio del antiguo sacerdocio y sobre la Iglesia de Cristo (
De civitate Dei 17:4).
Por todo cuanto hemos insinuado, cabe ya suponer que la cuestión de su autenticidad crítica está al rojo vivo. Unos lo atribuyen a David, otros a un rey de Samaría, otros a la comunidad judaica, etc. Modernamente se tiende a considerarlo como un canto de la época real, a causa, sobre todo, del v.10, en el que se habla del rey. De ahí la creencia de que el himno es de composición algo tardía y que ha sido intercalado en este lugar por la alusión del v.5 a la mujer estéril. Como se ve, graves son las razones que se oponen a la autenticidad del canto de Ana. Aun en el supuesto de que el hagiógrafo atribuyese este cántico a Ana, cabe, sin embargo, admitir que su forma literaria actual es obra de un redactor posterior.
1 Les
Institutions 1:45-46.
Dios, Vengador y Sabio (v.1-3).
Después de las palabras de Helí no tenía Ana la cara de antes (1:18); con el hijo ha levantado Dios su frente (
qarni = mi cuerno). Los cuernos eran símbolo de fuerza (
Jer_48:25), con lo cual se quiere significar que Ana ha superado el peso de la tristeza y del sufrimiento que oprimían su corazón. Por metáfora se llama a Dios
roca, peñasco, por ser un baluarte para todos los que buscan refugio en El (
2Sa_22:2;
2Sa_23:3;
Sal_18:3;
Sal_32:47;
Isa_30:29, etc.).
Pasa Ana a exaltar la sabiduría divina. Los enemigos abrieron desmesuradamente su boca, profiriendo palabras necias (
Sal_31:19;
Sal_75:6), pretendiendo dar lecciones al que todo lo sabe.
Dios, Arbitro y Soberano del Mundo (v.4-7).
La situación se ha invertido. Los que se creían fuertes han visto cómo su arco se ha quebrado (
Sal_18:33;
Sal_18:37;
Sal_18:40;
2Sa_1:18); en cambio, los débiles se han hecho fuertes. Los que antes eran hartos hanse puesto a servir para ganar el pan de cada día; los hambrientos de otros tiempos se cruzan ahora de brazos (
Sal_34:11); se ha marchitado la que tenía muchos hijos, y la que era estéril pare ahora a placer (
Sal_113:9). A Yahvé se debe este cambio en la vida de los mortales; pero hay más: la muerte y la vida las tiene Dios en sus manos, que da y quita a su beneplácito. El
sheol es la mansión de los muertos (
Gen_37:35), adonde se baja después de la muerte. Dios puede sacar de allí al que le plazca1.
1 Dhorme,
L'idée de l'au-dela dans la religión hébraique: Revue d'Histoire des Reli-gions, 123 (1941) 113-142; J. Mcnaspv,
Sheol in the Oíd Testament: CB 9.6 (1944) 326-333.
Juicio Sobre los Enemigos (v.I0).
Como un arco en tensión que se rompe, así se quebrarán los enemigos de Yahvé, cuya potencia se manifiesta con los truenos que retumban por collados y valles (Sal 18.14). El Paso de Yahvé es señalado por la conmoción de los montes Que 5:4) y el estallido del trueno (
Job_37:2-4;
2Sa_22:8-16). De un confín al otro de la tierra se extiende el dominio absoluto de Dios, y nadie puede substraerse a su juicio (
Deu_33:17;
Joe_4:12). Al final del verso se hace una referencia explícita al ungido de Dios, al rey que preanuncia al Mesías. Son muchas las hipótesis que se han propuesto para determinar a qué personaje en concreto tiene ante su mente el autor. Muchos católicos ven en las palabras una alusión explícita y exclusiva al Mesías; otros, quizá con mayor acierto, creen que el autor habla del rey David, en cuanto que preanuncia la llegada del Ungido (
meshiah)
y del Rey por antonomasia, Jesucristo.
Pésima conducta de los hijos de Helí (Joe_2:11-17).
11
Volvióse Ana a Rama, a su casa, y el niño quedó sirviendo en el ministerio de Yahvé en presencia de Helí, sacerdote. 12
Los hijos de Helí eran hombres perversos, que desconocían a Yahvé y las obligaciones de los sacerdotes para con el pueblo. ti
Cuando alguno ofrecía sacrificios, mientras estaba cociéndose la carne, venía un criado del sacerdote con un tenedor en la mano; 14
lo metía en la caldera, caldero, olla o puchero, y cuanto sacaba con el tenedor era para el sacerdote. 15
Así hacían con cuantos de Israel venían allí, a Silo. Aun antes de que se quemara el sebo, venía el criado del sacerdote y decía al que sacrificaba: Dame la carne para asársela al sacerdote; no recibirá de ti carne cocida, sino cruda. 15
Y si el hombre le decía: Espera a que se queme el sebo, como siempre, y luego cogerás lo que tú quieras, le respondía el criado: No; tienes que dármela ahora mismo, y si no, la cojo yo por la fuerza. 17
Muy grande era el pecado de aquellos jóvenes ante Yahvé, pues hacían odioso a los hombres el ofrecer ante Yahvé.
Una vez cumplido el sacrificio, volvióse Ana a su casa, dejando al niño en Silo, al servicio (
mesharet)
del santuario. Los hijos de Helí eran unos rufianes, pues no guardaban el ceremonial propio de los sacrificios. La ley concedía a los sacerdotes el muslo derecho y el pecho de la víctima pacífica (
Lev_7:30-34), pero el criado del sacerdote metía el tenedor en la caldera y arramblaba con todo lo que era de su agrado. Tradicionalmente, la carne de los sacrificios era hervida, pero los hijos de Helí la preferían asada. Su pecado era triple: apropiábanse de partes de la víctima que no les pertenecía, daban prioridad al sacerdote sobre Yahvé y hacían odioso el sacrificio o inducían a los peregrinos a que obraran con la misma desenvoltura en cuestión tan sagrada.
El niño Samuel (Lev_2:18-21).
18
Samuel ministraba ante Yahvé vestido de un efod de lino. 19
Hacíale su madre un mantito y se lo traía de año en año, cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio anual. 20
Helí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Que te dé Yahvé hijos de esta mujer por el que le prestaste. Volviéronse ellos a su casa, 21
y Yahvé visitó a Ana, que concibió y parió tres hijos y dos hijas. El joven Samuel iba creciendo en la presencia de Yahvé.
El vestido de Samuel, el
efod, no correspondía al objeto que se utilizaba para sacar las suertes, sino a una túnica de lino, ceñida al cuerpo por un cinturón (
Lev_22:1;
2Sa_6:14). El manto que traía el niño sobre el
efod (
Exo_29:5) le protegía del frío en invierno. Pero" el
meil que Ana preparaba para Samuel era como un presagio de la importancia que más adelante alcanzaría el niño en los destinos de Israel. únicamente los sacerdotes y príncipes vestían el
meil (
Exo_18:4;
Exo_28:14;
Exo_28:3-5).
Helí reprende a sus hijos (Exo_2:22-26).
22
Helí era ya muy viejo, y supo lo que sus hijos hacían a todo Israel y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de la congregación; 23
y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas tales y tan malas como las que de vosotros he oído a todo este pueblo ? 24
No, hijos míos, que no es bueno lo que de vosotros oigo. Estáis haciendo que el pueblo de Yahvé se aparte de él. 25
Si un hombre ofende a otro hombre, está de por medio Dios para juzgarle; pero si un hombre ofende a Yahvé, ¿de quién puede esperar la intervención? No hicieron caso de lo que les decía su padre, pues quería Yahvé matarlos. 26
Entre tanto, el niño Samuel iba creciendo y se hacía grato tanto a Yahvé como a los hombres.
A los crímenes enumerados añade el texto hebraico el de abusar de las mujeres que cuidaban quizá de la limpieza y atendían a la conservación del ajuar del santuario (
Exo_35:25;
Exo_38:8). Los críticos independientes o bien cancelan las palabras que hacen referencia a estas relaciones ilícitas, por creerlas una glosa redaccional, o las interpretan de la prostitución sagrada cabe al santuario, a imitación de los cultos licenciosos de los cananeos. Tal prostitución era severamente prohibida en la Ley (
Deu_23:17-18), pero sabemos que se practicó en épocas de decadencia religiosa (
Ose_4:14;
1Re_14:24;
1Re_15:12;
2Re_23:7). Algunos autores católicos (Dhorme, De Vaux) suprimen el inciso. Helí reprende a sus hijos echándoles en cara la mala fama que se han granjeado ante el público. No han pecado contra los hombres, sino contra Dios. En el primer caso, la cuestión se lleva a las autoridades, que en nombre de Dios dictan justicia. Pero, en caso de pecar contra Dios mismo, nadie puede intervenir, por no disponer de los medios de propiciación que la misericordia de Dios puso a nuestro alcance. Pero, por faltarle ya las fuerzas, pues
Helí era ya muy viejo, no los castigó. Tampoco a ellos les fue concedida la gracia de escuchar las amonestaciones de su padre y cambiar de vida,
pues quería Yahvé matarlos. Endureció Dios su corazón, como hizo en otro tiempo con Faraón y los pueblos de Canaán (
Exo_4:21;
Jos_11:20). Niega Dios las gracias eficaces para la conversión a los que las rechazan y no cooperan con las mismas.
Mientras Helí caminaba a marchas forzadas hacia el sepulcro y sus hijos se adentraban por los caminos de la perdición, Samuel, como un astro que se levanta en el firmamento, crecía en edad
y en gracia delante de Dios y de los hombres, como se dice también de Jesús (
Luc_2:52).
Profecía contra la casa de Helí (Luc_2:27-36).
27
Vino a Helí un hombre de Dios y le dijo: Así habla Yahvé. Yo me revelé claramente a la casa de tu padre cuando eran esclavos en Egipto, en la casa del Faraón. 28
Yo me le elegí de entre todas las tribus de Israel para sacerdote, para que subiese al altar a quemar el incienso y para que llevase ante mí el efod. Yo di a la casa de tu padre todas las combustiones de los hijos de Israel. 29
¿Por qué, pues, envidias mis víctimas y mis ofrendas, las que yo mandé se ofreciesen en mi casa, y tienes en más a tus hijos que a mí, engordándoos de lo mejor de todas las oblaciones de Israel, mi pueblo? 30
Por eso he aquí lo que dice Yahvé, Dios de Israel: Yo había dicho y repetido a tu casa y a la casa de tu padre que ministraríais ante mí por siempre; pero ahora dice Yahvé: Lejos de mí eso, porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian. 31
Tiempo vendrá en que yo amputaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que ya no haya nunca ancianos en tu casa 32
y siempre veas ante ti un rival. Aun en las prosperidades de Israel, no habrá nunca ancianos en tu casa. 33
No haré desaparecer de mi altar a todos tus descendientes, de modo que se consuman sus ojos y desfallezca su alma; pero todos los de tu casa morirán por la espada; 34
te servirá de señal lo que sucederá a tus hijos Ofni y Finés; ambos morirán en el mismo día. 35
Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obrará según mi corazón y según mi alma; le edificaré una casa estable, y él andará siempre en presencia de mi ungido; 36
y cuantos de tu casa queden, vendrán a prosternarse ante él, pidiéndole una moneda de plata y un pedazo de pan; y le dirán: Haz el favor de colocarme en alguna de tus funciones sacerdotales, para que tenga un pedazo de pan que comer. Un profeta, un hombre de Dios (
Deu_33:1;
Jos_14:6), se presenta a Helí para comunicarle en estilo profetice (
Exo_4:22;
Jos_7:13) un mensaje de parte del cielo referente a la suerte de su casa. Dios escogió a Aarón para las funciones sacerdotales de sacrificar sobre el altar, quemar el incienso y llevar el efod. Además, aseguró a los sacerdotes un medio decoroso de vida al otorgarles una porción elegida de la víctima.
A todos estos beneficios han correspondido con ingratitud. De ahí que ha llegado el día del Señor; va a resonar la sentencia de Yahvé contra la casa de Helí. Es Dios quien habla (
neum = dicho, oráculo) a Helí. Las promesas que hizo antes a Aarón y Finés las revoca; Helí no ha caminado en la presencia de Yahvé; no ha cumplido lo pactado; luego será denegada en lo venidero la continuación en el ejercicio de sus funciones sacerdotales. Conservará Dios la vida de alguno que otro descendiente de Helí a fin de que, viviendo
padezcan, y devore la envidia su corazón al ver que la dignidad sacerdotal ha pasado a otras manos. Gran parte de los descendientes de Helí morirán por la espada, refiriéndose acaso a la matanza de los ochenta y cinco sacerdotes de la familia de Itamar decretada por Saúl (
Jos_22:18-19). La pauta de lo que sucederá en los días venideros la dará la muerte en un mismo día de Ofni y Finés (
Jos_4:11;
Exo_3:12;
Jue_6:17).
Al anuncio de la reprobación de Helí sigue la noticia sobre el sacerdote que le reemplazó. El texto se refiere probablemente a Sadoc (
1Re_2:27-35), de la familia de Eleazar, que entró en funciones en lugar de Abiatar, de la ascendencia de Itamar, que había abrazado la causa de Adonías. Al nuevo sacerdocio acudirán los de la línea de Helí pidiendo un óbolo (
agorat)
de plata insignificante, un pedazo de pan o un puesto humilde entre las funciones sacerdotales para asegurar la vida.