Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
66. Felicidad de los Fieles Israelitas.
Castigo de los impíos.
Sigue la antítesis entre la suerte de los fieles a Yahvé y de los apóstatas. En este sentido, este capítulo es complemento del anterior. Parece que hay en él diversos fragmentos inconexos, que han sido incrustados artificialmente, sin mayor unidad. Por eso, no es fácil hacer una división ligada y lógica de los versículos.
Invectiva de Yahvé contra los transgresores (1-4).
1 Así dice Yahvé: El cielo es mi trono, y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué casa podrías edificarme? ¿En qué lugar moraría yo? 2Todo eso, mis manos lo hicieron; todo esto es mío, dice Yahvé. Y a éste es al que yo miro: I al humilde y abatido de espíritu, al que tiembla ante mi palabra. 3Hay quien sacrifica un buey y mata un hombre, quien inmola un cordero y desnuca un perro, quien presenta en ofrenda sangre de puerco, quien quema incienso y se postra ante un ídolo. Así como ellos eligen sus caminos y en sus abominaciones se complace su alma, 4así yo me complaceré en sus calamidades, y traeré sobre ellos lo que se temen. Porque llamé, y nadie me respondió; hablé, y nadie me escuchó. Hicieron lo que era malo a mis ojos y escogieron lo que a mí desagradaba. Ante todo, Yahvé quiere destacar su trascendencia:
el cielo es mi trono 2; por eso ninguna morada terrestre es digna de El. La misma tierra no es sino
el escabel de sus pies (v.12). Es tal la majestad y sublimidad de Yahvé, que no hay nada digno de albergarle con decoro en este mundo. El profeta quiere aquí destacar que los meros ritos culturales del templo no bastan para darle un homenaje digno. Busca algo más íntimo, ya que lo material es muy poco para su grandeza. No es que el profeta quiera condenar el culto como manifestación externa de adoración, sino que aquí desea destacar la dignidad sublime de Yahvé, del que no es digno todo lo material que pueda ofrecérsele:
¿en qué lugar moraría yo? (v.1b). Las palabras del profeta quizá sean una respuesta al deseo de los judíos repatriados por edificar el templo, creyéndose con ello cubiertos ante Dios en sus deberes religiosos. El profeta indica que ese templo material es bien poca cosa para el Señor del universo. Lo que en realidad le interesa a Yahvé
es el arrepentimiento y la humildad de espíritu:
a éste es al que yo miro, al humilde y abatido de espíritu, al que tiembla ante mi palabra y acata los mandatos de su Ley.
Por otra parte, ese culto oficial en el templo no está en consonancia con la conducta moral de los que asisten a él:
Hay quien sacrifica un buey y mata un hombre. (v.3a). Parece que aquí se contraponen cuatro actos de culto a cuatro actos idolátricos:
a) sacrificio de un
buey en el templo y sacrificios humanos
(mata un hombre); b) inmolación de
corderos en el templo y sacrificio de un
perro a los ídolos;
c) ofrenda en el altar del santuario y derramamiento de
sangre de puerco a los ídolos;
d) cremación de
incienso en el santuario y postración
ante un ídolo (v.3b). Este parece ser el sentido más obvio de esta extraña argumentación del profeta. La versión de los LXX y la Vulgata sugiere otra interpretación: el que inmola un buey es
como el que mata un hombre; el que mata una res,
como el que descabeza un perro; el que ofrece una oblación,
como el que ofrece sangre de puerco; el que presenta incienso,
como el que bendice al ídolo. Según esta lectura, el que cumpliera los actos rituales de inmolar un
buey, un
cordero, u ofrecer una
oblación o
incienso, si lo hace sin las debidas disposiciones interiores de humildad y entrega a Dios, es como el que
mata a un hombre, el que
descabeza un perro, el que ofrece sangre de puerco o
bendice al ídolo. Esta interpretación nos resulta un tanto fuerte para la primera frase, en la que se equipararía el sacrificio de un
buey y el homicidio. No obstante, el estilo polemista hiperbólico oriental podría explicar estos modos de argumentar, que a nosotros se nos antojan extraños.
De nuevo Yahvé
les recrimina sus falsos caminos (v.3c), por ellos escogidos, ya que tienen propensión a complacerse en
abominaciones. Pero también Yahvé tiene derecho a complacerse en sus
calamidades (v.4).
La justicia divina tiene sus derechos inexorables, y por ello hará venir sobre ellos
lo que se temen (v.4). Y todo ello por haber sido infieles a sus llamadas e insinuaciones:
llamé, y nadie me respondió (v.4b).
Promesas a los fieles (5-9).
5 Oíd la palabra de Yahvé vosotros los que teméis su palabra: Han dicho vuestros hermanos, los que os aborrecen y os niegan por causa de mi nombre: ¡Que haga Yahvé muestra de su gloria, para que veamos vuestro contento! Pero han de ser confundidos. 6 Voces, alborotos de la ciudad, voces que salen del templo. Es la voz de Yahvé, que da a sus enemigos el pago merecido. 7 Antes de ponerse de parto ha parido; antes de que la sobrevinieran los dolores dio a luz un varón. 8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio nunca tal? ¿Es dado a luz un país en un día? ¿Una nación nace toda de una vez ? Pues apenas ha sentido los dolores, ya Sión ha parido a sus hijos. 9 ¿Voy yo a abrir el seno materno para que no haya alumbramiento? dice Yahvé. ¿Voy yo, el que hace parir, a cerrarlo? dice tu Dios. El profeta se dirige a los fieles para que se consuelen y no hagan caso de sus
hermanos de raza (v.5b), que hacen escarnio de las promesas divinas y no creen en ellas. No creen en la próxima manifestación divina, y dicen sarcásticamente: Que
haga Yahvé muestra de su gloria para que veamos vuestro contento!
(v.5c). Se burlan de esas ilusiones de los fieles, que hablan de cambios de cosas en el futuro, en el que encontrarán su
contento. Pero serán
confundidos cuando vean el triunfo de los buenos en la manifestación gloriosa de Yahvé.
El profeta dramatiza la situación: Ha llegado el momento esperado del
juicio de Dios, y como consecuencia, la confusión:
Voces, alborotos de la ciudad., del templo (v.6). Se presenta a Yahvé, que llega con un ejército preparado a dar la batalla a los enemigos, que llenan
la ciudad de estruendo y griterío. Yahvé parece salir^
del templo sembrando el alboroto por doquier con su intervención justiciera:
da a sus enemigos el pago merecido (v.6b).
Después compara a Jerusalén a una mujer que da origen a una familia numerosa. Su reconstrucción como nación es tan rápida, que,
antes de ponerse de parto, ya ha parido (v.7a). Su alumbramiento es tan súbito que, apenas siente los
dolores, con toda facilidad da a luz
un varón, la máxima aspiración de una madre israelita. Ese
varón es el pueblo de Israel, que se va a organizar con todo
vigor como nación; de ahí su carácter
varonil. Parece aludir el profeta al retorno de los exilados de la diáspora.
El profeta expresa su admiración por el súbito alumbramiento de una nación que alcanza pronto su vigor colectivo: ¿Es
dado a luz un país en un día? (8). Sión, apenas ha sentido los
dolores del alumbramiento, ya está constituida en nación:
ha parido a sus hijos (v.8c).
Y ahora Yahvé quiere justificar sus promesas. ¿Cómo va a poner a un pueblo en tensión constante esperando unas promesas que no se han de cumplir? Esto sería hacer que una mujer tuviera dolores de parto sin obtener el fruto de sus dolores:
¿Voy yo a abrir el seno materno (de la nación)
para que no haya alumbramiento? (v.9). Dios es omnipotente, y, por tanto, al lanzar a una nación detrás de una promesa, no es para agotarla en una tensión indefinida,
sin alcanzar su meta. Al poner a Sión en trance de alumbramiento, es porque la hará llegar a buen término. Dios no hace las cosas a medias. Y en el caso concreto, Yahvé es
el que hace parir (v.8b) a Sión, la pone en trance del alumbramiento, y, por tanto, no va a
cerrar su seno en el momento crítico en que se ha de realizar lo esperado y prometido. La imagen es muy gráfica para expresar las largas y fatigosas ilusiones de Israel como nación en pos de los tiempos mesiánicos, en los que había de dar a luz un
varón, la nueva comunidad de elegidos en la nueva teocracia.
La consolación de Jerusalén (10-14).
10 Alegraos con Jerusalén y regocijaos con ella todos los que la amáis. Llenaos con ella de alegría los que con ella hicisteis duelo. 11 Para mamar hasta saciaros del pecho de sus consolaciones, para mamar en delicia de los pechos de su gloria. 12 Porque así dice Yahvé: He aquí que voy a derramar sobre ella la paz como río y la gloria de las naciones como torrente desbordado. Y sus niños de pecho serán llevados a la cadera y acariciados sobre las rodillas. 13 Como cuando a uno le consuela su madre, así yo os consolaré a vosotros, y en Jerusalén seréis consolados. 14Y vosotros lo veréis, y latirá de gozo vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba. La mano de Yahvé se dará a conocer a sus siervos, y (su) furor a sus enemigos. La perspectiva del nacimiento de una nueva nación debe constituir la alegría de todos los que esperaban en las promesas de Yahvé:
Alegraos con Jerusalén. los que la amáis (v.10a). Se acerca la hora del triunfo, y por ello deben participar de su alegría los que en otro tiempo participaron en su
duelo (v.10b). 3 A Jerusalén se la presenta como una madre generosa que ofrece sus pechos para que se sacien de su alegría sus habitantes:
para mamar, del pecho de sus consolaciones., de su gloria (v.11b). Jerusalén ha sido consolada, y deben sus ciudadanos participar de estas
consolaciones proporcionadas por Yahvé, y con ello la
gloria, de la que también ellos deben participar. Jerusalén, que ha sufrido tanto, está ahora como embriagada de
consuelo al sentirse vindicada bajo la protección de Yahvé.
Y se especifican esas
consolaciones, y la primera de ellas la
paz: voy a derramar la paz como río. Jerusalén, siempre en tensión con las invasiones de sus enemigos, va a sentir por primera vez la máxima
consolación: la
paz total como consecuencia de un nuevo estado de cosas. Y con ella vendrá la
gloria de las naciones (v.12b), sus riquezas y tesoros. Y sobre todo vendrán los hijos de Sión que se hallan dispersos: sus niños
de pecho serán llevados a la cadera. (v.12c). Es la misma profecía que hemos visto en 60:4. Los gentiles llevarán a los judíos, acariciándolos como niños de pecho sobre su seno. Yahvé mismo
consolara personalmente a los israelitas como lo hace una madre con su hijo. Jerusalén será motivo de consuelo para sus habitantes:
en Jerusalén seréis consolados (v.13). Ante este espectáculo, los ciudadanos de Sión sentirán que sus huesos
reverdecerán como la hierba (v.14). Es la consecuencia de la alegría profunda que siente. La tristeza seca los huesos, según repetidamente se dice en la Biblia4, y, al contrario, el gozo y la satisfacción los vivifican, como se vivifican las hierbas con la humedad.
Y todo ello como consecuencia de que
la mano de Yahvé se dará a conocer a sus siervos (v.14b); su omnipotencia (
la mano de Yahvé)
se manifestará plenamente en la inauguración de la nueva era mesiánica, castigando con
furor a sus enemigos. Es la contrapartida. Los justos serán felices, mientras que los impíos, que se opusieron como
enemigos a la manifestación de Dios, serán duramente castigados.
Castigo de los enemigos de Yahvé (15-17).
15 Porque he aquí que llega Yahvé en fuego, y es su carro un torbellino, para tornar su ira en incendio, y sus amenazas en llamas de fuego. 16 Porque va Yahvé a juzgar por el fuego, y por la espada a toda carne, y caerán muchos a los golpes de Yahvé. 17 Los que se santifican y purifican para ir a los jardines tras uno que está en medio, que comen carne de puerco y manjares abominables y ratas, juntamente perecerán, dice Yahvé. Ese castigo no se hará esperar, pues
llega Yahvé en fuego, según la imagen tradicional.5 Su oficio va a ser purificar y discriminar, y por eso el fuego es el símbolo de la purificación. Yahvé viene en
un torbellino (v.15a), según las teofanías antiguas del éxodo y del Sinaí; siempre rodeado de majestad, dominando las fuerzas de la naturaleza. Viene a manifestar su enojo con un
incendio, en llamas de fuego. El profeta trabaja siempre con las imágenes tradicionales del Dios airado del Sinaí.6 La literatura apocalíptica recargará estos colores dramáticos:
el juicio de Dios será siempre por el fuego.7 Nadie se escapará de su castigo:
va a juzgar toda carne (v.16). Todos los pecadores en general están comprendidos entre estos que caerán
a los golpes de Yahvé. Y concreta más el profeta los transgresores que serán objeto de particular castigo divino:
los que se santifican y purifican para ir a los jardines (v.17a). Es una alusión a los que iban a cumplir ritos idolátricos en los
jardines y lugares frondosos, símbolo de la fecundidad comunicada por determinadas divinidades afrodisíacas, como Istar y Adonis. La frase
tras uno que está en medio (v.17) parece aludir a algún rito según el cual los fieles cumplían ciertos actos de purificación guiados por un mago o mistagogo. En
Eze_8:11 se habla de un mago que en medio de 70 ancianos cumple ritos esotéricos. Además, no tienen escrúpulo en comer viandas prohibidas por la Ley:
carne de puerco, manjares abominables y ratas (v.17). Sobre la carne de puerco cf. 65:4. Los
manjares abominables deben de ser los reptiles en general, prohibidos por la legislación mosaica. 8 Lo mismo respecto de las
ratas, o roedores en general, prohibidas como animales inmundos.
Convocación de todas las naciones (18-24).
18 Yo conozco sus obras y sus pensamientos. Y vendré para reunir a todos los pueblos y lenguas, que vendrán para ver mi gloria. 19Yo les daré una señal, y mandaré sobrevivientes de ellos a Tarsis, a las naciones de Put9, de Lud, de Mosoc10, de Ros, de Tubal y de Yaván, de las islas lejanas, que no han oído nunca mi nombre y no han visto mi gloria, y pregonarán mi gloria entre las naciones. 20Y de todas las naciones traerán a vuestros hermanos ofrendas a Yahvé en caballos, en carros, en literas, en mulos y en dromedarios, a mi monte santo, a Jerusalén, dice Yahvé, como traen los hijos de Israel la oblación en vasos puros al templo de Yahvé. 21Y también yo elegiré de entre ellos sacerdotes y levitas, dice Yahvé. 22Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear subsistirán ante mí, dice Yahvé, así subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre, 23y de novilunio en novilunio, de sábado en sábado, toda carne vendrá a prosternarse ante mí, dice Yahvé, 24y al salir verán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí, cuyo gusano nunca morirá y cuyo fuego no se apagará, y serán horror a toda carne. La primera frase del v.18 se refiere a las
abominaciones de que hablaba el í.17. El castigo vendrá precisamente porque sus obras y
pensamientos no son conformes con los mandatos de Yahvé, que lo sabe todo.
Y a continuación la mente del profeta se dilata en un horizonte universalista. Todos los pueblos podrán ser testigos de la gran manifestación de Yahvé, que vendrá a
reunir todos los pueblos y lenguas (v.15b) para que sean testigos de su
gloria o manifestación gloriosa y magnifícente del Dios de Israel. Yahvé mismo dará una
señal (v.16a) para que se concentren todos los pueblos. Será un signo prodigioso que llame su atención y los atraiga hacia Sión. Los
supervivientes parecen ser los que se libraron del juicio del que se habla en el v. 16, y que pueden ser los paganos buenos, prosélitos, que se adhirieron a los
rescatados de Israel. 11 Vienen de
Tarsis, el extremo occidente, en la desembocadura del Guadalquivir 12; de
Put, que aparece en la tabla genealógica de
Gen_10:6 juntamente con Misraím (Egipto). 13 Parecen ser los habitantes del sudeste de Egipto.
Mosoc, al sudeste del mar Negro. 14 Ros, nombre supuesto en relación con el anterior. Tubal, vecinos de Mosoc, al sudeste del mar Negro.
Yaván son los jonios o griegos. 15 Todos, desde las islas
lejanas, aun los que no han oído jamás el
nombre del Dios de Sión, se harán eco de la
gloria de Yahvé
entre las naciones, o pueblos gentiles. Es el reconocimiento de la soberanía de Yahvé en todo el orbe conocido. Y como homenaje traerán
ofrendas en todos los medios de transporte:
caballos, dromedarios, etc. Es un pasaje paralelo a 60:5-7.
El punto de convergencia es el monte santo, la colina de Sión, donde se asienta el templo, morada de Yahvé; por eso las ofrendas son para los
hermanos o moradores de la Ciudad Santa.
En el v.21 hay una promesa extraña. Parece que Yahvé va a escoger, de entre los gentiles,
sacerdotes y levitas (v.21). Esto es algo excepcional. En 61:5-6 se decía que los
israelitas serían
sacerdotes, y los otros pueblos serían sus servidores. Por eso muchos autores creen que la frase
entre ellos se refiere a los
israelitas de la diáspora, que al entrar en la Tierra Santa ejercerían funciones sacerdotales, al menos algunos de ellos, a quienes Dios escogiera por su vinculación a la tribu de Leví. Sin embargo, no pocos autores ven aquí una proclamación enfática de un orden nuevo:
yo elegiré (v.21), lo que indicaría como una medida excepcional fuera de la Ley mosaica recibida. 16 Esto estaría en consonancia con la situación totalmente nueva creada por los
cielos nuevos y la tierra nueva (v.22a) de que se habla a continuación. Yahvé anuncia una profecía de permanencia eterna de la nueva
progenie en la nueva teocracia, como ya se indicó en 65:17. 17 Este fragmento tiene un aire escatológico. Toda la humanidad participará periódicamente en el culto del templo de Jerusalén:
de novilunio en novilunio., toda carne vendrá a prosternarse ante mí. La frase
toda carne no parece dejar lugar a duda sobre el sentido universalista de la profecía. Todos los pueblos adorarán a Yahvé, participando en el culto solemne en la ciudad de Sión18. Las grandes fiestas eran los
novilunios, o primeros de mes, y los
sábados. Esta estructura cultual sirve de armazón y símbolo del futuro culto en la nueva Jerusalén.
Y, para terminar, el profeta nos reserva el gran final de sus oráculos. En contraposición al estado de triunfo y alegría en que vivirán los escogidos de la nueva Jerusalén está el cuadro aselador del castigo de los impíos y apóstatas. Al
salir de la ciudad después de dar culto a Yahvé, se verá la manifestación de Yahvé sobre los impíos:
los cadáveres de los que se rebelaron contra mi (v.24 a) yacerán sumidos entre
fuego que no se apagará, y serán pasto de un
gusano que nunca morirá (v.24b). El espectáculo será de
horror para toda carne. El fragmento es escatológico.
Al iniciarse la era mesiánica habrá un juicio sobre los impíos, que yacerán eternamente para escarmiento y para glorificación de los justos y de Yahvé. Es un cuadro también hiperbólico oriental con colores apocalípticos. Joel nos presentará a todos los pueblos exprimidos como racimos en el valle de Josafat por el propio Yahvé por haber oprimido a Israel 19. En la profecía que comentamos del libro de Isaías no se especifica el lugar donde estarán estos cadáveres. Sólo se dice que, al
salir de la ciudad, los fieles se encontrarán con este espectáculo. Parece que es en el valle de
Gehinnom o
gehenna, que en
Jer_7:32-33 aparece como el lugar en que los israelitas idólatras serán pasto de las fieras y los pájaros. Ese valle, terrorífico en la tradición israelítica por haber sido el lugar en que se ofrecieron sacrificios humanos a los ídolos, 20 es el actual
wady er-Rababi, al sudoeste de Jerusalén, y que, al unirse con el Cedrón, es llamado hoy día
wady en-Nar, o valle del fuego, por los árabes. En esa depresión, considerada como lugar de abominación por los israelitas a causa de los terroríficos recuerdos de culto a los ídolos y a los muertos, se arrojaban las inmundicias de la ciudad. La teología talmúdica coloca aquí la boca del infierno. Nuestro Señor aplicará el nombre de
gehenna al infierno del más allá, y traerá este texto de Isaías para hablar de los suplicios eternos de ultratumba. 21 El profeta quiere recalcar el castigo de los impíos, cuyos cuerpos no se consumirán para que lo vean los elegidos. San Juan Bautista hablará también de un juicio inaugural de Dios por el fuego antes de la manifestación del Mesías. Por carecer de esperanza de retribución en ultratumba, los profetas confunden los diversos estratos de la etapa mesiánica, y así colocan el juicio discriminador de justos y pecadores antes de inaugurarse la etapa mesiánica.
En realidad, según la perspectiva evangélica, este juicio tendrá lugar al fin del mundo.
1 Así según el texto griego y el siríaco. El hebreo dice: todo esto ha sido. 2 Cf.
Isa_57:15;
Isa_60:13. 3 El texto griego lee: Alégrate, Jerusalén. Pero el paralelismo parece más bien sugerir la lectura del texto hebreo que hemos seguido. 4 Cf.
Sal_31:10;
Sal_32:3. La alegría vivifica:
Isa_44:3. 5 Cf.
Deu_5:22s;
Isa_29:6;
Isa_3:27. 6 Cf.
Hab_3:8;
Sal_68:17. 7 Cf.
Eze_38:22;
Joe_3:2;
Amo_7:4 8 Cf.
Lev_7:21;
Lev_7:11.10s;
Eze_8:10. 9 Así según el texto griego; el hebreo dice
Pul, desconocido. 10 El texto hebreo dice tiradores de arcos, que sería corno un epíteto de
Lud, o Lydios. Sabemos que éstos eran famosos como arqueros. Cf.
Jer_46:9. Hemos seguido la lectura del texto griego: Mosoc, bien conocido en la geografía bíblica. Cf.
Eze_39:2. Ros es una conjetura según este texto de Ezequiel. 11 Cf.
Isa_4:2;
Isa_37:32;
Isa_45:20. 12 Cf. Is2,i6;
Isa_23:10. 13 Cf.
Gén_10:6.13;
Jer_46:9;
Eze_27:10;
Eze_30:5. 14 Son los
Mosqui y
Tibareni de los clásicos, y los
Muski y
Tabal de los asirios. Cf.
Eze_32:26. 15 Así Dennefeld, o.c., p.234. 16 De este parecer es Skinner, o.c., II 254. 17 Cf.
Jer_31:35;
Jer_33:25s. 18 Cf.
Zac_14:16. 19 Jl3. 20 Cf. Is 33;
Zac_57:9;
Jer_7:31s. 21 Cf.
Mar_9:43-47.