Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
25. Castigo de Judá. El Cáliz de la Ira Divina. Juicio sobre las naciones.
Este capítulo es una recapitulación de oráculos diversos contra los judíos y las naciones. El momento de esta proclamación sumaria de oráculos es en el 605, cuando Nabucodonosor venció a los egipcios definitivamente en Carquemis. Este capítulo parece cerrar el libro dictado por Jeremías a Baruc11. Comprende tres partes:
a) oráculos contra Judá (v.1-14.);
b) contra las naciones (15-29);
c) desolación de todos los reinos de la tierra (30-38). En la primera y segunda parte, los LXX ponen oráculos contra las naciones que el TM pone al fin del libro. Indudablemente que este capítulo ha sufrido muchas manipulaciones redaccionales. Es como una introducción a los oráculos contra las naciones paganas.
Apoetasía de Jada (1-7).
1 Palabra de Yahvé que acerca del pueblo todo de Judá llegó a Jeremías el año cuarto de Joaquim, rey de Judá, es decir, al año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia, 2y que pronunció el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo: 3 Desde el año trece de Josías, hijo de Ammón, rey de Judá, hasta el día de hoy, veintitrés años ya, he recibido la palabra de Yahvé, y os la he predicado pronto y reiteradamente, y no habéis escuchado. 4Os envió Yahvé todos sus siervos los profetas una y otra vez, y tampoco escuchasteis, no les disteis oídos 5 cuando decía: Convertios de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras, y habitaréis la tierra que Yahvé os dio a vosotros y a vuestros padres por eternidad de eternidades. 6 No os vayáis tras de los dioses ajenos para servirles y adorarlos. No provoquéis mi cólera con las obras de vuestras manos, y no vendrá el mal sobre vosotros. 7 Pero no me escuchasteis oráculo de Yahvé , provocándome con las obras de vuestras manos para vuestro mal. Es la primera vez que se da la fecha de la proclamación de un oráculo. Sabemos por el c.36 que Jeremías reunió los oráculos pronunciados desde su iniciación profética (627-605). El presente oráculo tuvo lugar el
año cuarto de Joaquim, rey de Judá (v.1), es decir, el año 605. La frase
el año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia, falta en el texto griego, y es considerada generalmente como glosa. Nabucodonosor sucedió a su padre, Nabopolasar, en el 605, que coincide, más o menos, con el
año cuarto del rey Joaquim, que sucedió a su hermano Joacaz en el 609.
El profeta nos da el
año trece de oslas como principio de su misión profética, como en 1:2. En el tiempo en que redacta estos oráculos (605) lleva, pues, ya
veintitrés años de ministerio profético, cifra que se obtiene partiendo del 627 (año trece de Josías) hasta el 605, contando dos veces el año 609, en que subió al trono Joaquim (es el
último de Josías y el
primero de Joaquim, y, por tanto, atribuible a ambos reyes, por lo que en el cómputo figura como duplicado).
La frase
no habéis escuchado (v.3) falta en los LXX. El v.4 es una repetición literal
Deu_7:25-26, y parece glosa explicativa, que interrumpe la ilación lógica.
En los v.5-6 se resume la sustancia de la predicación profética de Jeremías: recriminación por la apostasía e invitación a la conversión para ser digno de las promesas de Yahvé, sobre todo para volver a gozar de la pacífica posesión
de la tierra de Canaán que les había dado.
Anuncio del castigo por la apostasía (8-11).
8 Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos: Porque no habéis escuchado mis palabras, 9 he aquí que convocaré todas las tribus del aquilón oráculo de Yahvé , a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los haré venir contra esta tierra, y contra sus habitantes, y contra todas las naciones que la rodean, y los destruiré y los convertiré en desolación, objeto de burla y en ruinas eternas. 10 Haré desaparecer de ellos los cantos de alegría, las voces de gozo, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la muela y el resplandor de las antorchas. 11 Y toda esta tierra será ruina y desolación, y servirán las gentes estas al rey de Babilonia setenta años. Por esta obstinación en seguir los malos caminos, Yahvé va a hacer uso de su justicia vengadora. El castigo vendrá del norte, como en 1:15. Yahvé va a tomar como instrumentos de su furor a los babilonios:
convocaré todas las tribus del aquilón (v.8). La frase
Nabucodonosor, rey de Babilonia, falta en los LXX, y parece glosa explicativa. Las tribus son los diversos pueblos que formaban parte del ejército asirio, nutrido en gran parte de mercenarios de los pueblos vencidos. Si la expresión del TM
mi siervo, aplicada a Nabucodonosor (falta en los LXX), es auténtica, tendría el sentido de instrumento de la justicia divina, como Ciro, al que se le llama en Isaías mi ungido.1 Ese ataque contra el pueblo elegido prevaricador adquiere el valor de una
cruzada, y los invasores son considerados como consagrados para la guerra que trae la purificación de Israel. Siempre los profetas se mueven en los planes de la teología de la historia, y ven a través de las tramas históricas el hilo sutil de los planes misteriosos de Dios.
Pero este castigo no será sólo sobre Judá, sino que alcanzará a
las naciones que la rodean (v.8b), que con sus influencias idolátricas y sus intromisiones políticas han inducido al pueblo escogido a orientarse por los caminos de la apostasía y del materialismo. La expresión
los destruiré (v.10) tiene un sentido hiperbólico. El verbo hebreo utilizado está formado de la palabra
jerem, término técnico en la Biblia para indicar la exterminación total 2. Aquí, sin embargo, ha de atenuarse a la luz de otras profecías, en las que se dice que se salvará un resto como núcleo futuro de restauración. El castigo para Israel tiene siempre en los profetas un sentido de purificación, no de exterminio. Pero de momento la
desolación del país será general, sin que se oigan los tradicionales cantos nupciales
del esposo y de la esposa y el ruido de la muela (v.10), símbolo de la paz tranquila en un país 3. En tiempos de guerra se añoran estos signos de vida que en épocas de paz resultan triviales. La mujer a
la muela simboliza la paz y la abundancia.
Después de ser asolada la
tierra de Judá, sus habitantes y las
gentes servirán al rey de Babilonia setenta años (v.11)4. Si la lección del TM es auténtica, se anunciaría la sumisión de las naciones vecinas a Judá por un término de setenta años.
Anuncio de la caída y destrucción de Babilonia (12-14).
12 Y al cabo de setenta años, yo pediré cuentas al rey de Babilonia y a la nación aquella oráculo de Yahvé de sus maldades, y a la tierra de los caldeos, y la convertiré en eterna desolación. 13 Y haré venir sobre aquella tierra todo lo que anuncié, todo lo que está escrito en este libro, lo que profetizó Jeremías contra todos los pueblos. 14 Porque también ellos serán sojuzgados por otros pueblos grandes y por reyes poderosos, y yo les retribuiré según su merecido, según las obras. La cifra de
setenta años corno término del imperio babilónico, y, en consecuencia, de la cautividad de los israelitas, no ha de entenderse de modo matemático, sino en números redondos, como equivalente a la vida de un hombre. Es inútil, pues, hacer cálculos buscando el término de partida (momento de este oráculo, 695) y la fecha tope de la desaparición del imperio babilónico bajo Ciro (538), que es la fecha de la liberación de los exilados hebreos 5.
El v.13 es considerado como una adición redaccional, pues se alude a los c.50-51. La frase
lo que profetizó Jeremías contra los pueblos, en los LXX constituye el título de los oráculos contra las naciones (c.50-51 del TM), que intercala en este lugar.
La hora de la ruina del imperio babilónico está decidida en los designios divinos; otros
pueblos grandes (v.14) lo sojuzgarán, alusión a la coalición medo-persa que caerá como una trompa sobre las llanuras mesopotámicas, extendiendo su imperio hasta Grecia y el Alto Egipto.
El cáliz de la cólera de Yahvé (15-29).
15 Porque así me dijo Yahvé, Dios de Israel: Toma de mi mano esta copa de espumoso vino 6 y házselo beber a todos los pueblos a los que yo te he enviado. 16 Que beban, que se tambaleen, que enloquezcan ante la espada que yo arrojaré en medio de ellos. 17Y tomé la copa de la mano de Yahvé y la di a beber a todas las naciones a las que me envió Yahvé: 18a Jerusalén y a todas las ciudades de Judá, a sus reyes, a sus príncipes, para hacer de ellos ruina, desolación, burla y maldición, como es hoy. 19Al faraón, rey de Egipto; a sus servidores y a sus príncipes y a todo su pueblo; 20a todos los advenedizos, a todos los reyes de la tierra de Us y a todos los reyes de la tierra de los filisteos: a Ascalón, a Gaza, a Ecrón y al resto de Asdod; 21a Edom, a Moab y a los hijos de Amón; 22a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes de las islas que están pasado el mar; 23a Dedán, a Tema, a Buz, a todos los que se rapan las sienes; 24a todos los reyes de Arabia y a todos los monarcas de occidente que habitan en el desierto; 25a todos los reyes de Zimrí, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de Media; 26a todos los reyes del norte, próximos y lejanos, y a todos los reinos de la tierra que habitan la superficie del suelo; y el rey de Sesac beberá después de ellos. 27Y les dirás: Así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, embriagaos, vomitad y caed para no levantaros ante la espada que yo echaré entre vosotros. 28 Y si rehusaren tomar de tu mano la copa y beber de ella, les dirás: Así dice Yahvé de los ejércitos: Tendréis que beber, 29 porque si yo, al desatar el mal, he comenzado por la ciudad en que se invoca mi nombre, ¿ibais a quedar vosotros impunes? No quedaréis, pues que llamaré a la espada contra todos los moradores de la tierra oráculo de Yahvé de los ejércitos. Después de anunciar enfáticamente que también los babilonios recibirán su merecido, de un modo apocalíptico y arrebatador se describe la hora de la justicia divina sobre todas las naciones culpables. Dios mismo ofrece al profeta la
copa rezumando ira para que se embriaguen de ella todos
los pueblos (v. 15). Después se enumeran muchos de éstos. Sin duda que el texto ha sido muy retocado por redactores posteriores. De hecho, algunos de los nombres de naciones que después da el TM faltan en los LXX7. Ya hemos indicado que este c.25 es como una recapitulación de oráculos de Jeremías para cerrar la primera serie del libro actual y, a la vez, una introducción a los llamados oráculos conminatorios contra las naciones, expuestos en los 0.50-51. Después de hablar del castigo sobre Judá, se extiende al de sus naciones paganas circunvecinas, para dilatarse, en fin, su perspectiva a todos los pueblos. Es el procedimiento que hemos encontrado en el libro de Isaías 8.
La profecía de Jeremías es menos espectacular, pues falta el elemento cósmico. No obstante, la doctrina teológica es la misma, ya que se trata de
reinvidicar la justicia divina, conculcada por todos los pueblos. Todo se halla sometido al hilo de los misteriosos designios divinos, y las historias particulares de todas las naciones son sólo una parcela de esa inmensa perspectiva histórica teológica, según la cual las exigencias de la justicia y la santidad divina regulan la marcha de los pueblos.
La metáfora de la
copa del furor divino es corriente en la literatura bíblica. La cólera divina es concebida como un líquido embriagador que está llenando paulatinamente la copa hasta desbordarse sobre las naciones pecadoras. Bajo el efecto del castigo de la ira divina, el hombre sentirá los mismos efectos que el ebrio bajo el licor espumoso: aturdimiento, temblor y desvarío total de la mente 9. La metáfora es plástica, y no ha de entenderse a la letra la visión imaginativa. No es necesario suponer, al estilo de los libros apocalípticos, que Yahvé, como Juez sentado en un trono, ofrece la
copa al profeta para que la entregue a las naciones allí reunidas. Es una simple metáfora para indicar que debe anunciar el inminente y terrible castigo divino: que beban, que se tambaleen, que enloquezcan ante la espada (v.16).
La primera nación que tendrá que apurar la
copa de la cólera divina es
Jerusalén, pueblo elegido, con sus
reyes, príncipes (v.18). Su condición de pueblo escogido entre todos hace que sus transgresiones adquieran un carácter de ingratitud imperdonable. Por eso, la primera que se verá envuelta en
la ruina, la desolación, será la tierra de Judá, de forma que venga a ser objeto de
burla y de maldición para todas las otras naciones 10.
A continuación viene la amenaza contra Egipto (v.19), principal instigadora de la política de rebelión contra Babilonia. Egipto siempre había sostenido las ilusiones nacionalistas de muchos judíos, prometiéndoles una ayuda que nunca habría de ser eficaz 11. La expresión sus
advenedizos (v.50) alude a la población flotante forastera que en todas las épocas se había sumado a Egipto 12, lugar de concentración de pueblos asiáticos en el alto Delta, por su feracidad. Todos éstos, pues, sufrirán la suerte del país del
faraón y de sus principes. La tierra de Us falta en el texto griego. Parece que era una región al sudeste de Palestina, cerca de Edom, en los confines de Arabia 13. Después se enumeran cuatro de las ciudades de la pentápolis filistea:
Ascalón, Gaza, Ecrón y el resto de Asdod, en la franja costera de Palestina. Falta sólo Gat, que había perdido su importancia por haber sido absorbida por los israelitas 14. La extraña expresión
resto de Asdod parece aludir al estado de la ciudad después de la destrucción realizada por Psamético I, rey de Egipto (666-610 a.C.) 15.
Edom, Moab y Amón constituyen la TransJordania actual, enumeradas de sur a norte 16. Eran los tradicionales enemigos de Judá, que vejaron sistemáticamente al pueblo israelita, sobre todo después de la catástrofe del 586 a.C.
Tiro y
Sidón eran las dos grandes metrópolis fenicias, verdaderos emporios comerciales del Próximo Oriente, que habían creado muchas colonias comerciales en todas las costas del Mediterráneo. Los
reyes de las islas son los soberanos de las ciudades de las costas del Mediterráneo, juntamente con las clásicas islas de Chipre y Greta. Se los cita junto a
Tiro y
Sidon por las íntimas relaciones comerciales que tenían con estas dos ciudades, de las que muchas ciudades mediterráneas eran filiales. La palabra
islas tiene el sentido de ciudades costeras 17: son la colonias fenicias del Mediterráneo y los pueblos que con Sidón y Tiro tenían relaciones comerciales, dependiendo en cierto modo de los dos grandes emporios fenicios. Después el profeta enumera diversas localidades del desierto siró-arábigo:
Dedán, identificado hoy con
el-Ela, a 300 kilómetros de Medina 18.
Tema, la actual
Teima, a unos 150 kilómetros al nordeste del oasis de
el-Ela mencionado, en la ruta de Damasco a la Meca.
Buz, tribu aramea-árabe según la Biblia, pero no localizada 19. Los
que se rapan la cabeza (v.23): expresión genérica para designar a los árabes del Norte. El v.24 es una expresión general para indicar todas estas localidades: todos
los reyes de Arabia. Zimrí es desconocido. Falta en el texto griego 20.
Elam y
Media, bien conocidos, aparecen ya asociados en la literatura profética anterior 21. Eran dos reinos contiguos al este de Mesopotamia y habían colaborado con los babilonios para aplastar el imperio asirio en el 612, fecha de la caída de Nínive. Los
reyes del Norte (v.26) son los reinos de la zona de Elam en general. Asiría no es nombrada porque ya había sido destruida, y
Babilonia será anunciada más tarde de un modo muy particular. Por otra parte, ahora es el
instrumento de la ira vengadora de Yahvé sobre los otros pueblos. La frase
y el rey Sesac beberá después de ellos (v.26) falta en los LXX y tiene todos los visos de ser una adición cabalística posterior. La palabra Sesac es considerdada como equivalente a
Babilonia según las reglas cabalísticas del sistema de combinación de letras llamado
atbash 22. Si la frase es auténtica, se anunciaría que Babilonia (
Sesac)
sufriría la suerte de los otros pueblos:
beberá después de ellos del cáliz de la ira divina.
Los v.27-29 encuentran su lugar apropiado detrás del v.26. El v.27 reproduce sustancialmente el v.16. Quizá el profeta quiere destacar la firmeza indefectible del juicio futuro sobre los pueblos. Así, la expresión
bebed, embriagaos., caed para no levantaros (v.28), tiene el carácter de anuncio enfático sobre el irremediable juicio punitivo sobre las naciones. El cáliz de la ira divina se ha colmado, y es preciso que todos los pueblos culpables experimenten los efectos de una embriaguez entontecedora, como consecuencia del castigo de Yahvé:
tendréis que beber (v.28). No les toca elegir a las naciones, sino sufrir resignados la suerte que se les impone. Es una exigencia de la justicia divina ultrajada, que, si no ha perdonado a Jerusalén,
la ciudad en que se invoca su nombre (v.29), objeto de sus complacencias, no iba a dejar
impunes a las naciones paganas prevaricadoras.
Jerusalén, como capital de Judá, era la esposa de Yahvé, que le daba su nombre 23. Pero
la santidad divina no podía permanecer indiferente a las transgresiones e ingratitudes de su pueblo 24, y mucho menos a las de pueblos que no están vinculados de un modo especial a El. Por eso llamará
la espada contra todos los moradores de la tierra (v.29); es el anuncio de la devastación y la guerra como medio de castigo y de reivindicación de sus derechos.
El juicio de Yahvé sobre todos los pueblos (30-38).
30 Y tú les profetizarás todas estas palabras, diciéndoles: Ruge Yahvé desde lo alto, desde su santa morada lanza su voz, ruge fuertemente contra su pradería, lanza el grito de los lagareros contra todos los moradores de la tierra. 31 Llega su estrépito hasta los confines de la tierra, porque juzgará Yahvé a las gentes, y será este juicio contra toda carne; los malvados los entregó al filo de la espada, oráculo de Yahvé. 32 Así dice Yahvé de los ejércitos: He aquí que el mal pasará de nación en nación; un fortísimo huracán se desencadenará desde los extremos de la tierra, 33 y habrá heridos de Yahvé en ese día del uno al otro cabo de la tierra. No serán llorados, no serán recogidos ni sepultados; quedarán como estiércol sobre la faz de la tierra. 34 Ululad, pastores, y clamad, y encenizaos, mayorales de la grey, porque ha llegado el día de vuestra matanza y caeréis como carneros selectos25. 35No habrá posibilidad de huir para los pastores, ni salvación para los mayorales de la grey. 36Gritos de espanto de los pastores, clamores de los mayorales de la grey, porque ha devastado Yahvé sus pastizales. 37 Han enmudecido las pacíficas praderas ante el furor de la ira de Yahvé. 38 Ha abandonado como león joven su guarida, pues ha sido devastada su tierra ante la espada destructora, ante el furor de su ira. Yahvé se manifiesta terroríficamente,
rugiendo desde lo alto, desde su mansión elevada en los cielos26. Es presentado, pues, como un león dispuesto a lanzarse sobre su presa, que es su
pradería, la tierra santa de Yahvé, donde pasta su rebaño ingrato, Israel27. Yahvé se siente alegre al ver llegar el momento de la manifestación de su justicia, y por eso lanza el jubiloso grito
de los lagareros (v.30c), proverbial como signo de alegría28. La alegría de los vendimiadores y lagareros simboliza aquí el grito victorioso de Yahvé, que ataca a su pueblo pecador y a todos
los moradores de la tierra (v.30c). La perspectiva se extiende no sólo sobre Judá, sino que abarca a todos los reinos del universo. Todas las naciones son transgresoras; por eso el
juicio de Yahvé
sera sobre toda carne (v.31) 29.
La ira de Dios vengador se alza como
fortísimo huracán (v.32). Es la guerra traída por el invasor babilónico, instrumento de Yahvé para hacer valer los derechos conculcados de su justicia,
desde los extremos de la tierra. El flagelo de la guerra dejará el país sembrado de
heridos de Yahvé (v.33), e.d., víctimas de la ira divina 30.
El profeta invita a los caudillos de los pueblos invadidos a hacer duelo por la devastación de su país:
Ululad, pastores, gritad (v.34). Las expresiones
pastores., mayorales de la grey, para designar a los jefes de los pueblos, son ya habituales en Jeremías 31. Los caudillos de los pueblos son los principales responsables de la catástrofe, por su influencia oficial y su mal ejemplo al llevar a sus pueblos respectivos por caminos opuestos a los de las leyes naturales. Se les llama
carneros selectos, como víctimas escogidas de propiciación en el gran holocausto que Yahvé va a realizar. Por eso les invita a cubrirse de ceniza, como signo externo de duelo. Es una alusión irónica al cambio de perspectiva en su vida. Hechos a verse vestidos de sedas recamadas, tendrán que practicar el más humillante de los lutos 32. La consternación es general, y la misma naturaleza inanimada se asocia al duelo de los
mayorales de la grey. Los países tranquilos, en los que la gente vivía en paz y prosperidad como rebaños en sus praderas ubérrimas, son reducidos a la ruina:
han enmudecido las pacificas praderas (v.37). Ha pasado
el furor de la ira divina (v.37), y todo son ruinas y devastaciones; las antes ubérrimas
praderas, alegres con sus numerosos rebaños,
han enmudecido, y todo es desolación. El ejército invasor, enviado por Yahvé, es como un león que
ha abandonado su guarida (v.38) para llevar la devastación a su tierra, e.d., la tierra santa de Judá. De nuevo la perspectiva se centra particularmente en la heredad de Yahvé, la tierra de Israel. La justicia divina ha traído al invasor babilonio a su
tierra como medio de purificación de sus habitantes culpables.
1 Cf.
Isa_44:28. 2 Cf.
Deu_7:2;
Jos_6:18;
Jos_8:26;
Jos_10:1;
Jer_18:16;
Jer_18:19,
Jer_18:8. 3 Cf.
Jer_7:34;
Jer_16:9. 4 Los LXX leen: Toda la tierra será una desolación, y servirán entre las naciones durante setenta años. 5 Cf.
Isa_47:6-7; Jer 0.50-51;
Isa_14:13;
Isa_47:10;
Bar_6:42. 6 Así según el texto de los LXX. El TM lee: copa de vino de la ira. 7 Faltan Us, Arabia, Zimri y no se alude al rey Sesac. 8 Cf. Is c.13-14 y 24-27. 9 Cf.
Jer_49:12;
Jer_51:7;
Lam_4:21;
Isa_51:17.21;
Eze_23:31;
Abd_1:2 :15.16;
Sal_60:5;
Sal_75:9;
Rev_14:10. 10 La frase
como es hoy (v.18) falta en los LXX y es ciertamente una adición posterior. Cf.
Jer_5:11;
Jer_5:19,
Jer_5:8;
Jer_24:9;
Jer_29:18. 11 Cf.
Jer_2:36; Is 31:3- 12 Cf. la misma expresión en
Exo_12:38. 13 Cf.
Job_1:1;
Lam_4:21. 14 Cf.
Amo_1:7;
Sof_2:4; Zac 9:5- 15 Cf. Herod., II 157. 16 Cf.
Jer_49:7-22;
Jer_48:1;
Jer_49:1-6. 17 Cf.
Isa_20:6;
Isa_23:2-5. 18 Cf. RB (1910) p.521-531 19 Cf.
Gen_22:21. 20 Algunos quieren identificar
Zimri con los
cimerios de
Gén_10:2, los
gimirri de los textos cuneiformes. 21 Cf.
Isa_21:2. 21 Cf. IS 21,2. 22 Según este procedimiento cabalístico, las letras primeras del alefato debían coincidir con las ultimas; de ahí el nombre de
atbash; es decir, á y í, primera y última letras, eran seguidas de la segunda,
b, y penúltima,
shin, y así sucesivamente. Por este procedimiento tenemos que
Sheshac equivale a
Babel. 23 Cf.
Jer_2:2.7;
Jer_7:10;
Jer_14:9;
Jer_15:16. 24 Cf.
Eze_9:6;
Abd_1:16;
Luc_23:31;
1Pe_4:18. 25 Así según los LXX. El TM dice carneros de matanza. 26 Compárese
Amo_1:2 y
Joe_4:16. 27 Cf.
Jer_9:9;
Jer_10:24;
Jer_23:3. En 6:2, Judá es la pradería de Yahvé. 28 Cf.
Isa_16:10;
Lam_1:15;
Isa_63:1;
Joe_4:13;
Jer_48:33. 29 Cf.
Isa_3:13-14. 30 Cf.
Isa_66:16;
Jer_8:2;
Jer_9:22;
Jer_12:12;
Jer_16:4. 31 Cf.
Jer_10:21;
Jer_22:22. 32 Cf.
Jer_6:26.