I Corintios 2, 1-3

Yo, hermanos, cuando llegué a vosotros, no llegué anunciándoos el misterio de Dios con excelencia de palabra o de sabiduría; pues me propuse no saber entre vosotros otra cosa que a Jesucristo, y a éste crucificado. Y me presenté ante vosotros débil y con mucho temor y temblor.
Ver contexto