I Pedro 2, 4-6

Acudid a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero ante Dios escogida y preciosa. También vosotros servid de piedras vivas para edificar una casa espiritual, ordenada a un sacerdocio santo, que ofrezca sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo. Por eso está escrito: «Mirad que pongo en Sión una piedra angular escogida, preciosa, y el que crea en ella no será defraudado.»
Ver contexto