I Timoteo 2, 1-3

Lo primero que te recomiendo es que se hagan peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres: por los reyes y por todos los que están en la cumbre, para que podamos llevar una vida tranquila y pacífica con toda piedad y dignidad. Esta oración es buena y agradable a nuestro Salvador,
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