Genesis 6, 1-3

Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para sí por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron. Dijo entonces Yahvéh: No permanecerá mi espíritu en el hombre para siempre, puesto que él es pura carne. Ciento veinte años serán sus días.
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