Romanos 4, 6-8
“
En este sentido, también David proclama bienaventurado al hombre al que Dios imputa justicia independientemente de las obras: «Bienaventurados aquellos cuyos delitos fueron perdonados, y cuyos pecados fueron cubiertos; bienaventurado el varón a quien el Señor no imputará en modo alguno su pecado» (Sal 32, 1-2). ”