Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
10. Nuevas Exhortaciones.
Las Tablas de la Ley (1-5).
1
Entonces me dijo Yahvé: Hazte dos tablas de piedra como las primeras y sube a mí a la montaña; haz también un arca de madera; 2
yo escribiré sobre estas tablas las palabras que estaban escritas sobre las primeras, que tú rompiste, y las guardarás en el arca. 3
Hice, pues, un arca de madera de acacia, y, habiendo cortado dos tablas de piedra como las primeras, subí con ellas a la montaña. 4
El escribió sobre estas tablas lo que estaba escrito en las primeras, los diez mandamientos que Yahvé os había dicho en la montaña de en medio del fuego el día de la congregación, y me las dio. 5
Yo me volví y, bajando de la montaña, puse las tablas en el arca que había hecho, y allí han quedado, como Yahvé me lo mandó.
Los preceptos básicos de la teocracia hebraica deben aparecer a los ojos de los israelitas como redactados misteriosamente por el
dedo de Yahvé, expresión antropomórfica que indica la parte que ha habido de inspiración divina en la redacción del Decálogo, obra, sin duda, del propio Moisés. Para rodearlo de mayor veneración, Moisés se aísla en la montaña de Yahvé mientras graba en piedra dichos preceptos1
. Moisés recibe orden de redactar dos nuevas tablas en piedra en sustitución de las rotas por él como protesta por la prevaricación del pueblo y colocarlas en un arca de madera, de forma que se conserven para memoria en Israel2.
Partida de los Israelitas (6-7).
6
Los hijos de Israel partieron de Berot-Bene Yahqan para Moserá. Allí murió Aarón y allí fue enterrado. Elea-zar, su hijo, fue sacerdote en su lugar. 7
De allí partieron para Gadgad, y de Gadgad para Yotbatá, región rica en aguas.
Este relato relativo al itinerario de los hebreos está fuera de lugar, pues interrumpe el discurso del orador. El estilo es de un historiador que inserta unos detalles históricos fuera del marco geográfico del Sinaí, donde tuvo lugar la alianza, la entrega de las tablas de la Ley y la elección de los levitas. Los lugares citados de las estaciones no concuerdan exactamente con los que conocemos por el libro de los Números3.
Moserá debe de ser el Moserot de
Num_33:314. Allí murió Aarón, mientras que, según
Num_20:22-30, murió en el monte Hor. Pero los lugares están próximos, y así los datos son aproximativos.
Gadgad es el
Hor-Gadgad de
Num_33:32.
Yotbatá aparece también en
Num_33:32, aunque sin la puntualiza-ción de que era una región
rica en aguas. Elección de los levitas (8-9)
En ese tiempo separó Yahvé la tribu de Leví para llevar el arca de la alianza de Yahvé, para que estuvieran en su presencia y le sirvieran y bendijeran su nombre, como hasta hoy. 9
Por eso Leví no tiene parte ni heredad entre sus hermanos, porque es Yahvé su heredad, como Yahvé te lo ha dicho.
A la tribu de Leví le cabe el honor de custodiar y transportar el arca de la alianza5. Ellos debían estar en
presencia de Yahvé, es el servicio de los sacerdotes6. Segunda función de ellos es
bendecir al pueblo en nombre de Dios7. Por estar reservada la tribu de Leví al servicio inmediato de Yahvé, no tuvo parte ni
heredad en la distribución de Canaán, porque su
heredad es el propio Yahvé8. Vivirán de lo que pertenece a Yahvé en las funciones de culto9. En
éxo_32:29 dice Moisés a los levitas: Hoy os habéis consagrado a Yahvé haciéndole cada uno oblación del hijo o del hermano; por ello recibiréis hoy
bendición, que parece ser el hecho de ser elegidos
para llevar el arca de la alianza de Yahvé, para asistir en la presencia de Yahvé y para bendecir su nombre, como hasta hoy. A esto responde lo que se dice en
Jos_3:13 sobre la conducción del arca por los sacerdotes delante del pueblo para mostrarle el camino en el paso del Jordán. El arca fue llevada por los sacerdotes en torno a Jericó antes del asalto. Las vicisitudes del arca fueron azarosas. En tiempos de Helí fue capturada por los filisteos10, después devuelta y guardada en casa de Abnadad, luego en la de Obededón, y por fin llevada por David a la tienda que le tenía preparada en Jerusalén11. Al huir de Absalón la llevó consigo12; después Salomón la colocó en el templo13, y en éste debió de perecer en el incendio a manos de los caldeos. El arca era el símbolo de la presencia de Yahvé en medio de su pueblo, y las tablas de la Ley el documento escrito de la alianza.
Moisés recibe orden de ponerse al frente de su pueblo (10-11).
10
Yo me estuve en la montaña como anteriormente, cuarenta días y cuarenta noches; y Yahvé me escuchó esta vez también y no quiso ya destruiros. 11
Me dijo Yahvé: Levántate y ve a ponerte a la cabeza del pueblo para que entren y se posesionen de la tierra que a sus padres juré darles.
Conclusión de la intervención de Moisés: el perdón para el pueblo y la confirmación del caudillaje de Moisés. El pueblo estaba reconciliado con Dios, pero era preciso continuar el camino hacia la tierra prometida, según el juramento de Yahvé a los patriarcas.
Yahvé confirma su decisión de llevarlos a Canaán a pesar de las infidelidades, pues la alianza ha sido restablecida con todas sus consecuencias por ambas partes. Esta es la tesis teológica que el deuteronomista quiere inculcar en este relato.
Exhortación a la fidelidad a Yahvé (12-22).
12
Ahora, pues, Israel, ¿qué es lo que de ti exige Yahvé, tu Dios, sino que temas a Yahvé, tu Dios, siguiendo por todos sus caminos, amando y sirviendo a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, 13
y guardando los mandamientos de Yahvé y sus leyes, que hoy te prescribo yo, para que seas dichoso? 14
Mira: De Yahvé, tu Dios, son los cielos de los cielos, la tierra y todo cuando en ella se contiene. 15
Y sólo con tus padres se ligó amándolos, y a su descendencia después de ellos, a vosotros, os ha elegido de entre todos los pueblos, como hoy. 16
Circuncidad, pues, vuestros corazones y no endurezcáis más vuestra cerviz; 17
porque Yahvé, vuestro Dios, es el Dios de dioses, el Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no hace acepción de personas ni recibe regalos, 18
hace justicia al huérfano y a la viuda, 19
ama al extranjero y le alimenta y le viste. Amad también vosotros al extranjero, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. 20
Teme a Yahvé, tu Dios; sírvele, apégate a El y jura por su nombre. 21
El es tu gloria, El es tu Dios, que por ti ha hecho cosas grandes y terribles que con tus mismos ojos has visto. 22
Tus padres bajaron a Egipto en número de setenta personas, y ahora Yahvé, tu Dios, ha hecho de ti una muchedumbre como las estrellas del cielo.
La conclusión de la precedente narración es siempre la misma: el predicador-profeta repite los mismos conceptos: el temor y amor de Dios, la guarda de sus mandamientos, sobre todo el relativo a evitar toda idolatría. Los antiguos solían juzgar del poder de los dioses por el de los pueblos que les rendían culto. El profeta no tiene grandes cosas que contar de Israel, pero pondera las obras de su Dios, que creó los cielos, la tierra y cuanto existe y está por encima de todo. A pesar de ser el Señor de todo lo creado, sólo ha tenido relaciones íntimas con los
padres o antepasados de Israel (v.15). Su amor para con ellos y su descendencia exige, por parte de ésta, sumisión y amor. Deben
consagrarse a El como pueblo elegido:
circuncidad vuestros corazones (v.16), es decir, purificarlos y hacerlos sensibles a los preceptos divinos. Un corazón
incircunciso está cerrado a toda influencia de Dios14. Aquí la circuncisión equivale a no
endurecer la cerviz (v.106), resistiendo a los mandamientos divinos. Yahvé, Dios
de dioses (en el sentido de superior a todos, sin que se admita la existencia real de éstos, sino según la acepción popular), es insobornable en la administración de la justicia:
no hace acepción de personas... (v.17), y hace justicia a los oprimidos como el
huérfano, la
viuda y el
extranjero. Es justamente el fondo de la predicación de los grandes profetas del siglo VIII15, y que caracteriza también al Deuteronomio. Entre los israelitas del desierto había gentes
extranjeras, como los calebitas, que habían sido asimiladas al pueblo de Dios. Este primer indicio de universalismo se abrirá paso en los tiempos de la literatura
sapiencial, hasta culminar en las grandiosas perspectivas mesiánicas, con inclusión de los no hebreos como ciudadanos adheridos a la nueva teocracia16.
1 Era corriente en Oriente grabar en piedra los contratos y estatutos fundamentales. Hammurabi grabó su código famoso en diorita. Según Dt, Josué grabó en piedra encalada la Ley (
Deu_27:2-3). 2 Según
Exo_37:1-9, el constructor material del arca. 3 Según
Num_33:30-31, el itinerario fue: Moserot, Bene Yaqan, Gadgad. 4 Cf.
Num_33:30-41a. 5 Cf.
Num_3:31;
Num_4:15;
Jos_3:6.8. 6
Deu_17:12;
Deu_18:7. 7
Num_6:23;
Lev_9:22. 8 La palabra primariamente designa la piedrecita que se utilizaba para echar a suertes, y después la
suerte o parte caída en suerte. Por eso los LXX traducen el hebreo
najalah (heredad) por êëÞñïò. De este pasaje está tomada la designación de
clero a la corporación de ministros cristianos a quienes incumbe el culto, que es su
heredad o porción de Dios. 9
Num_18:20. 10
1Sa_4:17. 11 2 Sam 6. 12 2 Sam 15. 13 1 Re 6. 14 Cf.
Jer_4:4;
Jer_6:10;
Jer_9:26. El mismo sentido tiene la expresión
oído incircunciso o cerrado a oír la palabra divina. Cf.
Rom_2:29;
Col_2:11;
Hec_7:51. 15
Exo_22:22;
Deu_26:12;
Jer_7:6;
Sal_131:15;
Isa_1:17;
Jer_22:3. 16
Isa_2:1; Sal_87:4.