Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)
38 (B) Jesús, sacerdote según el orden de Melquisedec (7,1-28).
(a) Melquisedec y el sacerdocio levítico (7,1-10). 1. Este versículo introduce un midrás sobre Gn 14,18-20 que sirve para demostrar la superioridad del sacerdocio de Jesús respecto al del AT mediante una exposición detallada de la semejanza entre Jesús y Melquisedec (véase J. A. Fitzmyer,
ESBNT 221-43). El autor de Heb acepta la suposición de que Melquisedec era sacerdote del Dios de Israel (cf. Gn 14,22, donde «Yahvé» y «Dios Altísimo» están en apo(-)sición). 2.
diezmo: El AT no deja claro quién pagó el diezmo a quién; al añadir «Abrahán» como sujeto del vb., el autor sigue una interpre(-)tación contemporánea (cf. lQapGn 22,17; Jo(-)sefo,
Ant. 1.10.2 § 181), dado que resulta nece(-)sario para su argumentación. También acepta la etimología popular del nombre de Melquise(-)dec, «rey de paz»
(ibid.). No se vuelve a men(-)cionar ninguna de estas peculiaridades; pro(-)bablemente se indican en este pasaje porque se considera a Melquisedec como prototipo de Jesús, el Mesías, y porque las bendiciones mesiánicas incluyen la justicia y la paz (cf. Is 9,5-6; 32,1.17). 3. Muchos comentaristas sostie(-)nen que en este punto el autor está citando un himno sobre Melquisedec.
sin padre... fin de vi(-)da: El AT no habla de los antepasados, el naci(-)miento ni la muerte de Melquisedec. Según un principio de exégesis rabínica, lo que no se menciona en la Torá no existe (cf. Str-B 3.693-95). Ésta es una explicación parcial, pero pro(-)bablemente insuficiente, de que a Melquisedec se le atribuya vida eterna (véase P. J. Kobelski,
Melchizedel and Melchiresa [CBQMS 10, Wa(-)shington 1981] 123). En llQMelq, Melquisedec aparece como un ser celestial «en la asamblea de Dios», que va a exigir venganza y a expiar por los pecados en un año jubilar (véase M. de Jonge y A. S. Van der Woude,
NTS 12 [1965-66] 301-26). Aunque no se puede establecer la existencia de una influencia directa de ese tex(-)to sobre Heb (véanse J. A. Fitzmyer,
ESBNT 267; Kobelski,
Melchizedek 128), ambos docu(-)mentos presentan a Melquisedec como un ser celestial, y Kobelski conjetura que Sal 110,4 llevó en ambos a la atribución de eternidad a Melquisedec (
ibid. 124).
hecho semejante... sacerdote para siempre: La semejanza (el hecho de que Melquisedec sea un sacerdote eterno) se encuentra en lo que el AT dice de él (cf. Mof(-)fatt,
Hebrews 93); así se considera a Melqui(-)sedec como prefiguración de Jesús (cf. Peterson,
Hebrews and Perfection [--> 15 supra] 107; de manera parecida Vanhoye,
Prétres anciens [-->28 supra] 175). La «eternidad» de Melqui(-)sedec brindaba al autor una tipología que cier(-)tamente se ajustaba a su propósito; pero, puesto que no le proporcionaba sólo una pre(-)figuración del sacerdocio de Jesús, sino tam(-)bién un contraste con el de los hijos de Leví (v. 8), creaba además un problema: ¿hay, enton(-)ces, dos sacerdotes eternos, Melquisedec y Je(-)sús? W. Loader indica que el autor pensaba en Melquisedec como un sacerdote todavía vivo, pero que no ejercía ninguna función sacerdo(-)tal
(Sohn und Hoherpriester [->-21 supra] 214-15). Pero, ¿acaso un sacerdote que deja de desempeñar su función encaja en la compara(-)ción de Heb entre Melquisedec y Jesús? Ade(-)más, pese a la subordinación de Melquisedec a Jesús encontrada en la frase «[fue] hecho se(-)mejante al Hijo de Dios», idea sobre la cual Kobelski insiste con razón (
Melchizedek 127, 129), dicha subordinación no elimina el sacer(-)docio eterno de Melquisedec. Quizá se deba concluir que la tipología Melquisedec-Jesús, pese a su utilidad para el autor de Heb, plan(-)tea también una dificultad de la que él simple(-)mente hizo caso omiso. Ciertamente hemos de estar de acuerdo con O. Michel en que para él el único sacerdocio eterno es el de Cristo
(Hebraer 260). También conviene señalar que el uso que el autor hace del título «Hijo de Dios» al hablar de la semejanza entre Jesús y Melquisedec no significa que el objeto de con(-)sideración sea «el ser eterno del Hijo de Dios» (así Westcott,
Hebrews 173) y no el Jesús en(-)carnado. Heb no atribuye al Hijo de Dios otro sacerdocio que el que le pertenece en virtud de su pasión y exaltación (cf. 5,5-10).
39 4-5.
diezmo: La décima parte del bo(-)tín, que Abrahán pagó a Melquisedec, recuer(-)da al autor la décima parte de todos los pro(-)ductos de la tierra que los israelitas tenían que pagar a los sacerdotes levíticos (cf. Nm 18,20-32). Que tal pago se hace de acuerdo con la ley mosaica se declara explícitamente porque el autor dirá más tarde (7,12) que el sacerdocio y la ley están conectados tan estrechamente que la desaparición del sacerdocio lleva aparejada la desaparición de la ley. Aunque los demás ju(-)díos sean, como lo son, descendientes de Abra(-)hán, la superioridad de los sacerdotes es evi(-)dente porque éstos están autorizados a exigir diezmos de aquéllos. (Para «salir de las entra(-)ñas» de alguien como manera de expresar pro(-)cedencia respecto a él, véase Gn 35,11.) 6. Así mismo, la superioridad de Melquisedec res(-)pecto a Abrahán queda patente por el hecho de que aquél recibe el diezmo del patriarca. El relato de Gn no indica que Melquisedec tuvie(-)ra derecho alguno al diezmo que Abrahán le dio; fue puro don. Pero la suposición del autor es que, lo mismo que los demás israelitas esta(-)ban obligados a pagar diezmos a los sacerdo(-)tes, Abrahán pagó el suyo a Melquisedec en cumplimiento de una obligación. El hecho de que Abrahán fuera el receptor de las promesas de Dios se menciona para hacer aún más hin(-)capié en la superioridad de Melquisedec: reci(-)bió diezmos incluso del patriarca que gozaba de tan alto favor de Dios. 7.
el que es inferiores bendecido por el que es superior: Pese al tono axiomático de estas palabras, esto contradice lo que se dice en el AT (cf. 2 Sm 14,22; Job 31,20) , pero posiblemente el autor no da un principio general, sino una norma litúrgica (véase O. Michel,
Hebraer 267). Que la bendi(-)ción de Abrahán sea vista por el autor como una bendición otorgada al sacerdocio levítico por el sacerdote Melquisedec es explicación suficiente de por qué se ha de introducir en es(-)te punto una consideración litúrgica. 8.
vive: La superioridad de Melquisedec consiste en que es «eterno», mientras que los sacerdotes levíticos, que reciben diezmos de los demás hebreos, son «hombres que mueren». 9-10.
Le(-)ví, que percibe los diezmos... las entrañas de su padre: «Leví» equivale no sólo al hijo «históri(-)co» de Jacob, sino a la tribu sacerdotal des(-)cendiente de él.
40 (b) El sacerdocio levítico reemplaza(-)do (7,11-28). 11.
si la perfección se alcanzara por el sacerdocio levítico: La perfección de la que se habla no es una consagración sacerdo(-)tal, como en 2,10; 5,9 y 7,28, sino la limpieza del pecado y la consiguiente aptitud para acer(-)carse a Dios (7,19).
sobre cuya base recibió el pueblo la ley: La ley se dio a Israel como un medio de unión con Dios, y el sacerdocio era el instrumento por el cual la ley había de al(-)canzar su propósito. Spicq considera el princi(-)pio expresado por esta frase como el funda(-)mento de la argumentación entera de Heb
(Hébreux 2.227). 12.
cuando hay un cambio de sacerdocio... cambio de ley: No se trata de un tópico; es algo peculiar de la situación de Is(-)rael, donde el sacerdocio y la ley mosaica es(-)taban inseparablemente vinculados. 13.
aquel de quien se dicen estas cosas: Jesús, el sacerdo(-)te según el orden de Melquisedec, de quien ha(-)bla Sal 110,4 (v. 17). 14.
Judá... en relación con cuya tribu... de sacerdotes: El autor conoce y acepta la tradición de que Jesús era de la fa(-)milia de David (cf. Rom 1,3); no comparte la expectativa de Qumrán de un Mesías sacerdo(-)tal descendiente de Aarón y un Mesías real descendiente de Judá por David (véase R. E. Brown,
CBQ 19 [1957] 53-82). No es seguro que el judaísmo abrigara una expectativa co(-)mo la del autor de Heb, pese a la afirmación de
TestXIILev 8,14, «...de Judá saldrá un rey que fundará un nuevo sacerdocio». Se dice que ese sacerdocio es «de acuerdo con el mo(-)delo gentil», y H. C. Kee piensa que el texto alude «a los reyes-sacerdotes macabeos, con su desempeño cada vez más secular de ese do(-)ble papel» (cf.
OTP 1.791 s. f.).
41 15-16.
surge otro sacerdote a semejan(-)za de Melquisedec: El argumento es que el sacerdocio de Jesús ha sustituido al de los le(-)vitas. La «eternidad» de Melquisedec es clara(-)mente el punto principal de comparación en(-)tre él y Jesús,
un mandamiento acerca de la carne: El requisito legal que aseguraba la su(-)cesión sacerdotal del AT la limitaba a los des(-)cendientes de Leví que eran de la familia de Aarón (cf. Nm 3,3.10).
una vida indestructible: No la que Jesús posee debido a su divinidad (contra Westcott,
Hebrews 185; Montefiore,
Hebrews 125-26), sino la vida que posee debi(-)do a su resurrección; es sacerdote no por su «naturaleza divina», sino en virtud de su exal(-)tación (cf. 5,5-6). El autor no podía ignorar que Ex 40,15 afirma que el sacerdocio de Aarón va a ser eterno, pero no se ocupa de esa objeción a su argumento. El problema queda implícitamente resuelto por la contraposición establecida entre la vida transitoria de cada uno de los sacerdotes judíos y la vida eterna de Jesús (w. 23-24), y por el hecho de que el sa(-)cerdocio eterno de Jesús quedó confirmado por el juramento de Dios (vv. 20-21), mientras que el sacerdocio de Aarón no. Pero la razón principal para el cambio de sacerdocio era que el de Jesús había conseguido aquello de lo cual el del AT era incapaz: «Del hecho, aceptado por la fe, de que Jesús ha logrado la perfec(-)ción, el autor concluye la imperfección del sa(-)cerdocio levítico» (O. Kuss,
Hebraer 95). 18.
el mandamiento precedente queda abrogado... inutilidad: El mandamiento que instituía el sa(-)cerdocio del AT era inútil porque el sacerdocio por él establecido era impotente para limpiar al pueblo del pecado y unirlo con Dios. 19.
in(-)troducción a una esperanza mejor... nos acerca(-)mos a Dios: La esperanza mejor se basa en el sacrificio consumado del Hijo de Dios, por el cual tenemos acceso al Padre (4,16). Conviene advertir la semejanza entre este versículo y 6,19-20. «Mejor» es un calificativo caracterís(-)tico de Heb al referirse al nuevo orden (cf. 1,4; 7,22; 8,6; 9,23; 10,34). «Acercarse a Dios» se aplica en el AT al ministerio sacerdotal; en Lv 10,3 se describe a los sacerdotes simplemente como «los que se acercan a Dios» (el vb. gr. es el mismo que en el presente texto). En este pa(-)saje se habla de la vida cristiana en términos sacerdotales; lo que el AT reservaba al sacer(-)docio se atribuye a todos los creyentes.
42 20.
no sin que [Dios] hiciera un jura(-)mento: El sacerdocio de Jesús es superior al de los sacerdotes del AT por estar confirmado por el juramento de Dios (cf. Sal 110,4); por eso él es sacerdote para siempre y ellos no. 22.
en la misma proporción Jesús se ha hecho fiador de una alianza mejor: La alianza del AT con la cual se contrasta esta «mejor» es la alianza mosaica (cf. 9,18-20), y el papel central de la ley en la vida de Israel se debe ver en el con(-)texto de esa alianza (cf. P. A. Riemann,
IDBSup 192-97; L. Goppelt,
Theology of the New Testament [Grand Rapids 1982] 2.256). Por consiguiente, si un cambio de sacerdocio en(-)traña un cambio de ley (7,12), con el nuevo sacerdocio de Jesús ha nacido una nueva alianza. Es «mejor» que la antigua porque per(-)manecerá mientras permanezca el sacerdocio en el cual se funda, y la eternidad de dicho sa(-)cerdocio ha quedado confirmada por el jura(-)mento de Dios. Así, Jesús, el sacerdote de esta alianza, es en persona el fiador de su per(-)manencia. 24. La palabra gr.
aparabaton pue(-)de significar «permanente» o «inmutable»; el contexto, que habla del sacerdocio eterno de Jesús, parece apoyar el primer significado, pero ambas ideas están tan íntimamente relacio(-)nadas que, en cualquier caso, una entraña la otra. 25.
de ahí que pueda salvar definitiva(-)mente a los que por él se llegan a Dios... para in(-)terceder en favor de ellos: La intercesión del Je(-)sús exaltado se ha interpretado como la consecuencia de su sacrificio consumado; se entiende como una obra sacerdotal, pero dife(-)rente del sacrificio, que se considera pasado y acabado; véase O. Cullmann,
The Christology of the New Testament (Filadelfia 1959) 99-104 (trad. esp.:
Cristología del Nuevo Testamento [Salamanca 1998]). La razón de esta opinión es principalmente que quienes la mantienen consideran que la obra de la expiación coinci(-)de con la muerte de Jesús en la cruz, un acon(-)tecimiento del pasado, evidentemente. Pero la comparación establecida en los capítulos si(-)guientes entre el sacrificio de Jesús y el ofreci(-)do por el sumo sacerdote el día de la expiación indica que el sacrificio de Jesús no se puede considerar limitado a su muerte; su exaltación forma parte esencial de él. Por consiguiente, el sacrificio no se puede considerar pasado, puesto que su momento culminante tiene lu(-)gar en el santuario celestial, donde quedan su(-)peradas las secuencias temporales. S. Lyonnet demostró que en el judaísmo tardío el sacrifi(-)cio expiatorio era considerado como interce(-)sión
(Bib 40 [1959] 855-90); si en este versícu(-)lo se refleja esa idea, la intercesión del Exalta(-)do no se debe considerar consecuencia de su sacrificio, sino como la presencia eterna de és(-)te en el cielo. J. Moffatt, que no es partidario de esta opinión, admite que en este versículo «se utiliza un lenguaje que ha hecho pensar que en la
skéné celestial se presenta u ofrece continuamente este sacrificio» (
Hebrews xxxviii). La intercesión de Jesús se menciona tam(-)bién en Rom 8,34 con una formulación muy semejante a la de Heb.
43 26. Este versículo parece ser un himno en honor del Jesús exaltado, sumo sacerdote, que guarda correspondencia con el himno a Melquisedec del v. 3.
separado de los pecadores: Esto se puede relacionar con una prescripción de la Misná (
Yoma 1,1), la de que el sumo sacerdote se prepare para la ofrenda de los sa(-)crificios del día de la expiación separándose de su propia casa durante siete días (cf. Mi(-)chel,
Hebraer 280). Pero la comparación pare(-)ce forzada, pues la separación de Jesús res(-)pecto a los pecadores no se presenta como una preparación para su sacrificio, sino que se co(-)necta con su ascensión,
encumbrado sobre los cielos: Esto parece ser una referencia al paso de Jesús por los cielos intermedios hasta pe(-)netrar en el santuario celestial, la morada de Dios (4,14; 9,24; cf. H. Koester,
HTR 55 [1962] 309). 27. No hay ninguna prescripción en la ley según la cual el sumo sacerdote tuviera que ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los del pue(-)blo. Esa prescripción sólo se aplicaba el día de la expiación (cf. Lv 16,6-19), y ninguna de las ofrendas cotidianas mandadas se ajusta a la descripción dada aquí (cf. Éx 29,38-42; Lv 6,1-6.7-11.12-16; Nm 28,3-8). Muchas son las so(-)luciones que se han propuesto para esta difi(-)cultad (véase Michel,
Hebraer 281-83). Puede que la menos insatisfactoria sea la conjetura de O. Kuss, según la cual el autor, en su deseo de contraponer lo más llamativamente posible la insuficiencia de los sacrificios del AT y el sa(-)crificio absolutamente suficiente de Jesús, «escogió una formulación (cada día) que no se adapta exactamente a las circunstancias rea(-)les» (
Hebraer 104).
esto lo realizó... a sí mismo: Puesto que el autor acaba de decir que los su(-)mos sacerdotes ofrecían sacrificios en primer lugar por sus propios pecados, y luego por los del pueblo, D. Peterson tiene razón al hablar de «cierta inexactitud técnica» cuando el autor pasa a decir en este momento que Jesús hizo «esto», lo cual, si se toma al pie de la letra, sig(-)nificaría que ofreció un sacrificio por sus pro(-)pios pecados, así como por los pecados del pueblo (
Hebrews and Perfection [--> 15 supra] 117) . La opinión de que eso es lo que el autor quería decir ha sido defendida por G. W. Buchanan (
Hebrews 129-31) y R. Williamson
(.ExpTim 86 [1974-75] 4-8), que refieren 4,15, donde se declara que Jesús fue «sin pecado», no al conjunto de su vida, sino a su aceptación obediente de la muerte. Contra esa limitación del alcance de 4,15, véase D. Peterson,
He(-)brews and Perfection 188-90. En este punto habla Heb por vez primera de la víctima del sacrificio de Jesús: él mismo. La absoluta sufi(-)ciencia de ese sacrificio se pone de relieve me(-)diante el «de una vez para siempre» (
ephapax), un adv. que, junto con la forma simple
hapax, aparece 11 veces en Heb. 28.
la palabra del ju(-)ramento... después de la ley: El autor sale al pa(-)so de la posible objeción de que la ley mosaica deja de lado el sacerdocio del que habla Sal 110. Por el contrario, la promesa del nuevo sa(-)cerdocio no levítico llegó mucho tiempo des(-)pués de la ley que establecía el sacerdocio del AT, e instituye como sumo sacerdote no a los sumos sacerdotes débiles y transitorios del AT, sino al Hijo que ha sido consagrado sacerdote para siempre.