Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
23. Las Solemnidades Religiosas.
E n
Exo_23:145 y 34:183 se enumeran las tres fiestas de Israel, las cuales implicaban todas una peregrinación a algún lugar consagrado a Yahvé. Los fieles no debían presentarse con las manos vacías ante el Señor, pero no se prescribía en concreto lo que habían de ofrecer, quedando a la voluntad de los oferentes. En
Deu_16:1 se vuelve a hablar de las mismas solemnidades más ampliamente. En este c.23 se ve que el número de las fiestas ha crecido, y el legislador concreta la forma en que se han de celebrar. Serán días santos, en que no se podrá trabajar, y se ofrecerán a Yahvé diversos sacrificios, que se determinan. La lista de este capítulo parece como un calendario litúrgico popular1.
El Sábado (1-4).
1
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2
Habla a los hijos de Israel y diles: Estas son las solemnidades, asambleas santas, que convocaréis. 3
Seis días trabajaréis, pero el séptimo, que es sábado, es santo, día de descanso y de santa asamblea. No haréis en él trabajo alguno. Es el descanso consagrado a Yahvé dondequiera que habitéis. 4
Estas son las fiestas de Yahvé, las asambleas santas que convocaréis a su tiempo.
A la cabeza de todas las fiestas religiosas está el descanso sabático2. Se prohiben todas las labores agrícolas y aun las domésticas, como preparar alimentos. Además debía haber una asamblea del pueblo.
La Pascua (5-8).
5
El mes primero, el día catorce del mes, entre dos luces, es la pascua de Yahvé. 6
El quince del mes es la fiesta de los ázimos de Yahvé. Durante siete días comeréis pan sin levadura. 7
El primer día convocaréis asamblea santa, y no haréis ningún trabajo servil. 8
Ofreceréis a Yahvé por siete días consecutivos sacrificios por el fuego. El séptimo día convocaréis asamblea santa y no haréis en él ningún trabajo servil.
El v.4 es una nueva introducción a las solemnidades que va a enumerar, que son: Pascua, Pentecostés, neomenia del mes séptimo, fiesta de la Expiación y fiesta de los Tabernáculos.
El catorce del primer mes, Nisán (antes llamado de Abib o de las espigas), entre dos luces, debía tener lugar la fiesta de la Pascua.
Al día siguiente, y durante siete días, era la fiesta de los ázimos, porque se comía el pan sin levadura3. Aquí la Pascua es mencionada como una preparación para la fiesta de los
ázimos. Y se prescriben dos asambleas o reuniones del pueblo el día primero y el séptimo4. Lo esencial de estas
asambleas eran los sacrificios y el banquete sagrado que seguía a ellos.
Ofrenda de Primicias (9-14).
9
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 10
Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os daré y hagáis en ella la recolección, llevaréis al sacerdote una gavilla de espigas, primicias de vuestra recolección; u y él agitará la gavilla ante Yahvé para que os sea propicio; el sacerdote la agitará al día siguiente al sábado, 12
y el día que ofrezcáis la gavilla, sacrificaréis en holocausto a Yahvé un cordero primal sin defecto, 13
acompañaréis la oblación de dos décimas de flor de harina, como ofrenda de combustión de olor suave a Yahvé; la libación será de vino, un cuarto de hin. 14
No comeréis ni pan, ni trigo tostado, ni espigas frescas de lo nuevo hasta el día en que llevéis la ofrenda a vuestro Dios. Es ley perpetua para vuestros descendientes dondequiera que habitéis.
No se fija la fecha de la fiesta de las
Primicias, que señala el principio oficial de la siega, antes de la cual no se pueden comer los frutos de aquel año; pero sin duda que está relacionada con la Pascua. Por esta fecha, en el valle del Jordán ya las mieses están maduras para la siega5. Es de notar la prohibición de comer de la mies antes de haber hecho la oblación de las
primicias a Dios. La expresión dondequiera que estuviereis (v.14), lo mismo que la del versículo 3, dondequiera que habitéis, parecen suponer que el pueblo mora ya fuera de la patria, sea en el cautiverio o en la diáspora. La razón de la ofrenda de estas
primicias está en la necesidad de ofrecer homenaje a Dios, agradeciendo sus dones y ofreciéndole lo primero de ellos, como había que ofrecer los
primogénitos de los animales. Era un modo de
consagrar la nueva cosecha al Creador. Entre los egipcios, griegos y romanos se hacía algo parecido; parece que existe una práctica similar, con el sentido de reservar algo a los dioses, de forma que así pueden los hombres utilizar para su uso profano los frutos de la tierra, que de suyo pertenece a la divinidad6. Se ha querido relacionar este rito con un mito agrario que aparece en los textos de Ras Samra7. Con todo, sabemos que en el fondo de estas leyes hay costumbres ancestrales, y estas fiestas en Israel tienen un origen agrario. Sabemos que, cuando se echaba la hoz en la mies8 por primera vez en el año, se cumplían especiales ritos solemnes. La primera espiga era triturada en el patio del templo, y parte de ella se quemaba sobre el altar, y el resto se daba a los sacerdotes9. La agitación de la primera gavilla ante Yahvé tenía lugar el día siguiente al sábado (v.11), que es entendido o bien el 16 de Nisán, considerando como sábado o día de descanso el 15 de Nisán, o bien el sábado natural que seguía al 14 de Nisán. Y a partir de él se computaban las siete semanas hasta Pentecostés10. La ofrenda de la gavilla debía ser acompañada del sacrificio de un cordero primal y de dos décimas de
efá de flor de harina (unos 7 kilos) y un cuarto de
hin de vino (litro y medio aproximadamente).
Pentecostés (15-22).
15
A partir del día siguiente al sábado, del día en que traigáis la gavilla de espigas, contaréis siete semanas completas. 16
Contados así cincuenta días hasta el día siguiente del séptimo sábado, ofreceréis a Yahvé una nueva oblación. 17
Llevaréis de vuestra casa, para agitarlos, dos panes hechos con dos décimas de flor de harina y cocidos con levadura. Son las primicias de Yahvé. 18
Con estos panes ofreceréis en holocausto a Yahvé siete corderos primales sin defecto, un novillo y dos carneros, acompañando la ofrenda y la libación, en sacrificio de combustión de suave olor a Yahvé. 19
Inmolaréis también un macho cabrío en sacrificio por el pecado y dos corderos primales en sacrificio pacífico. 20
El sacerdote los mecerá con los panes de las primicias, en ofrenda mecida ante Yahvé; y los panes, lo mismo que los dos corderos consagrados a Yahvé, serán para el sacerdote. 21
Ese mismo día convocaréis asamblea santa, y no haréis en él ningún trabajo servil. Es ley perpetua para vuestros descendientes dondequiera que habitéis. 22
Cuando hagáis la recolección en vuestra tierra, no segarás hasta el límite extremo del campo ni recogerás lo que queda para espigar; lo dejarás para el pobre y el extranjero. Yo, Yahvé, vuestro Dios.
La fiesta de Pentecostés, con la ofrenda de los primeros panes, señala el fin oficial de la siega, como la de las espigas el comienzo de la misma. Es llamada entre los judíos de origen griego
Pentecostés, porque esta fiesta tenía lugar a los
cincuenta días de haber presentado el ramillete de espigas de cebada durante la fiesta de los ácimos. Es llamada también la fiesta de la recolección, de las primicias11, de las
semanas12. En época tardía se llamó
asereth (asamblea solemne)13, traducido por los LXX
clausura, porque cerraba el ciclo de la recolección, comenzado en Pascua. Tenía, pues, un marcado carácter agrícola, y su finalidad era dar gracias por la cosecha recibida. En épocas tardías del judaismo se la relacionó con la promulgación de la Ley en el Sinaí. La ofrenda específica eran dos panes con levadura (v.17). Por ello esos panes no deben ser consumidos en el altar, y son destinados a los sacerdotes, lo mismo que los dos corderos del sacrificio pacífico que tenía lugar en dicha ocasión. Se ofrecían en holocausto siete corderos, un novillo, dos carneros, con la correspondiente libación, y después un macho cabrío en sacrificio expiatorio por el pecado. Todas estas víctimas representaban el homenaje de adoración, el arrepentimiento por los pecados y la acción de gracias por parte del pueblo. Los dos panes y los corderos destinados al sacrificio pacífico eran
balanceados ante Yahvé (v.20) y después entregados a los sacerdotes para ser consumidos por éstos en banquete sagrado juntamente con los levitas y demás asociados a su familia. En ese día había asamblea santa y estaba prohibido todo trabajo servil (v.21). El versículo 22 parece una adición, pues no se refiere al ritual de la fiesta, sino que es un llamamiento al sentido humanitario en favor de los pobres y extranjeros, en favor de los cuales deben dejar los extremos de sus campos sin recolectar14.
La Fiesta de las Trompetas (23-25).
23
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 24
Habla a los hijos de Israel y diles: Al séptimo mes, el día primero del mes tendréis fiesta solemne, anunciada a son de trompeta, asamblea santa. 25
No haréis en él ningún trabajo servil y ofreceréis a Yahvé sacrificios de combustión.
La fiesta de las trompetas, o del año nuevo, debe de tener un origen babilónico, si bien con diferente espíritu religioso. En este día, primero del mes séptimo, se reunía en el
Esaguil, o templo de Babilonia, el consejo de los dioses para fijar los destinos del mundo durante el año que empezaba, y se hacían sacrificios a fin de obtener un año feliz para la sociedad y su imperio. Naturalmente que en Israel el monoteísmo era incompatible con esta concepción politeísta y antropomórfica, pero se ofrecían sacrificios a Yahvé para que les concediese un año próspero y feliz.
Todos los meses, cuando aparecía la nueva luna, se hacían sacrificios especiales, que eran anunciados a son de trompeta15, pero de modo especial al comenzar el séptimo mes; por eso se llamaba esta fiesta de las
trompetas16. En este mes (
tisri)
tenían lugar el día de la expiación y la fiesta de los Tabernáculos, y señalaba el comienzo del año según el cómputo babilónico. El ceremonial de esta fiesta de las trompetas está concretado en
Num_29:1-6. Aquí sólo se dice que es día de
asamblea santa, y, por tanto, día en que se ha de omitir todo trabajo.
Fiesta de la Expiación (26-32)
26
Yahvé habló así a Moisés: 27
El día décimo del séptimo mes es el día de la expiación; tendréis asamblea santa, os mortificaréis, y ofreceréis a Yahvé sacrificios de combustión. 28
No haréis en ese día ningún trabajo servil, porque es día de expiación y se ha de hacer la expiación por vosotros ante Yahvé, vuestro Dios. 29
Todo el que en ese día no se afligiere, será borrado de en medio de su pueblo; 30
y todo el que en ese día haga un trabajo cualquiera, yo le exterminaré de en medio de su pueblo. 31
No haréis trabajo alguno. Es ley perpetua para vuestros descendientes dondequiera que habitéis. 32
Será para vosotros sábado, día de reposo, de ofrenda mecida, y os afligiréis; el noveno día del mes, desde la tarde hasta la tarde siguiente, guardaréis vuestro sábado.
Esta fiesta tiene un carácter de duelo y de penitencia17, y aquí se recuerdan las obligaciones de cesar de todo trabajo y de ayunar18 y se anuncian grandes castigos para los transgresores, determinando bien el día de ayuno y de descanso: desde la tarde del día noveno del séptimo mes hasta la del día siguiente. El
ayuno de la fiesta quedó como lo más característico de esta solemnidad19. El rito de la expiación se celebraba en el santuario, pero todos los israelitas y los que moraban en medio de Israel debían asociarse a lo que en el santuario se realizaba por medio del ayuno y el descanso sabático.
La Fiesta de los Tabernáculos (33-44).
33
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 34
Habla a los hijos de Israel y diles: El día quince de este séptimo mes es la fiesta de los Tabernáculos, durante siete días, en honor de Yahvé. 35
El día primero, asamblea santa; no haréis en él ningún trabajo servil. 36
Durante siete días ofreceréis a Yahvé sacrificios de combustión. El día octavo, asamblea santa, y ofreceréis a Yahvé sacrificios de combustión. Es asamblea santa; no haréis en él ningún trabajo servil. 37
Estas son las fiestas de Yahvé que convocaréis para tener en ellas asamblea santa y ofrecer a Yahvé sacrificios de combustión, holocaustos y oblaciones, víctimas y libaciones, cada día lo que corresponda, 38
además de los sábados de Yahvé, de vuestros dones, de vuestros votos y de todas las ofrendas voluntarias que presentéis a Yahvé. 39
El día quince del séptimo mes, cuando hayáis recogido los frutos de la tierra, celebraréis la fiesta de Yahvé durante siete días. El primer día será de descanso, e igualmente el octavo. 40
El primer día tomaréis gajos de frutales hermosos, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos, de sauces de ribera, y os regocijaréis ante Yahvé, vuestro Dios, durante siete días. 41
Celebraréis esta fiesta durante siete días cada año. Es ley perpetua para vuestros descendientes, y la celebraréis el séptimo mes. 42
Moraréis los siete días en cabanas; todo indígena de Israel morará en cabanas, 43
para que sepan sus descendientes que yo hice habitar en tiendas a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo, Yahvé, vuestro Dios. 44
Moisés promulgó las fiestas de Yahvé a los hijos de Israel.
La fiesta de los Tabernáculos, después de concluida la recolección de los frutos del campo, era la fiesta más
solemne, y duraba ocho días, siendo días de descanso el primero y el octavo (v.33-36). Era al mismo tiempo fiesta de rogativas para obtener de Dios las lluvias tempranas a fin de comenzar la próxima sementera. Esta fue la fecha escogida por Salomón para celebrar la inauguración del templo20.
Los v.37-38 nos ofrecen, como en los capítulos precedentes, una recapitulación a modo de conclusión sobre las fiestas, las cuales tienen todas su sentido agrícola y miran a santificar la vida del pueblo labrador. En cambio, los v.39-43 nos hablan por primera vez de las cabañas en que por espacio de siete días han de morar los israelitas en memoria de la peregrinación por el desierto. Es, sin duda, una adición al capítulo y una prueba de la introducción posterior de este detalle de la fiesta, que aún perdura entre los hebreos. Actualmente el día octavo de la fiesta de los Tabernáculos se llama el de la
simjah Toráh, o de la alegría de la Ley, por ser día de gran regocijo entre los que hacen su vida en cabanas de ramas de árboles.
Esta fiesta es llamada de la
recolección en el código de la alianza21, porque finalizaba, como decíamos antes, la recolección de los frutos y era la clausura del año agrícola. En
Deu_16:13-15 se la llama de los
Tabernáculos, porque los israelitas debían habitar en
tabernáculos o cabanas de ramas de árboles. En
Num_29:12-38 se especifican los sacrificios que se han de celebrar durante los ocho días que duraban las fiestas. En el Nuevo Testamento se llama la fiesta de la óêçíïôôçãßá ï de las
tiendas22. La alegría debía
ser la característica de la fiesta23, era la
fiesta (
jag)
por excelencia24. En tiempos del Nuevo Testamento, como antes apuntábamos, la fiesta terminaba con rogativas por las aguas para la sementera: tomar en la mano el
lulabh o fascículo, o ramillete, compuesto de una palma de mirto y de sauce, plantas que crecen junto a las aguas, agitarlas y llevarlas en procesión teniéndolas en alto, tenía por finalidad ser paráclitos por las aguas, es decir, obtener la bendición divina de las lluvias; se vio en ello más tarde un signo de victoria, un símbolo del Dios majestuoso, una alusión al juicio divino; mas todo esto es adventicio. En el agua que se iba a buscar con gran pompa a Siloé para derramarla en libaciones sobre el altar, la relación con las lluvias imploradas es incontestable25. En tiempos de Esdras y Nehemías se hacían cabanas con ramas en los terrados de las casas, y aún hoy día se ven en las casas judías de Jerusalén26.
1 Cf. Núm c.28-29; Dt 16. 2 Sobre su origen véase com. a
Exo_16:23 y 20:7-11. 3 Cf.
Exo_12:1-14,
Exo_12:21-28;
Exo_13:3-10. 4 En
Exo_23:14-17 y 13:6 se habla sólo de una
asamblea. 5 Cf.
Num_28:26-30. 6 Cf. M. J. Lagrange, o.c., p.250-51. 7 Cf. Savignac: RB (1937) P-549-550. 8
Deu_16:9. 9
Cf. Fl. Josefo,
Ant.
Jud. III 10,5. 10 Cf. Fl. Josefo, o.c., III 10,5. 11 Cf.
Exo_23:16. 12
Exo_34:22;
Deu_16:10;
Num_28:26. 13 Cf. Fl. Josefo,
Ant. Jud. III 10,6. 14 Cf.
Lev_19:9-10. 15 Cf.
Núm_10:1 0. 16
Num_29:1;
Num_29:1 17 Sobre el origen del día de la Expiación véase com. a 16:1s 18 Lev 16.20-31. 19 Cf.
Hec_27:9. 20 Cf.
1Re_8:1s; 65. 21 Cf.
Exo_23:16. 22 Cf.
Jua_7:2. 23 Cf.
Neh_8:15;
2Ma_10:6.7; Fl. Josefo,
Ant. Jud. III 10,4. Plutarco compara este rito con el de Dyonisos-Baco (
Sympos. IV 6,2). 24 Cf. Fl. Josefo, o.c., VIII 4,1; XV 3,3. 25 J. Bonsirven,
Le judaisme palestinien II 124.