Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 45 (Vg 44): Canto Nupcial.
E sta composición epitalámica celebra las bodas de un rey de la dinastía de David con una princesa extranjera. El poema consta de dos partes:
a) dedicada al novio, en la que se exaltan sus cualidades físicas y se le invita a gobernar con justicia y verdad, defendiendo a su pueblo en la batalla contra los enemigos (2-9);
b) dedicada a la novia, en la que se exalta su hermosura y atuendo nupcial, destacándose en medio de un cortejo de vírgenes (10-16). Esto constituye el nervio de la composición, que se cierra con una conclusión (17-18) en la que se desea próspera y bendita progenie a los nuevos esposos. Quizá esta distribución estrófica se adapta al antiguo rito de bodas en Oriente. Primero el novio va a casa de la novia; ésta sale a su encuentro acompañada de un cortejo nupcial de amigas y doncellas. Ambos cortejos retornan a la casa del futuro esposo. La ceremonia se terminaba con la introducción de ambos novios en la cámara nupcial.
Los autores difieren al determinar la fecha de composición del salmo, pues mientras unos suponen que se celebran las bodas de Salomón con la hija del faraón i, otros creen que se alude a un rey de la época helenística, como Ptolomeo Filadelfo 2. Entre estas dos fechas se barajan otros nombres posibles anteriores al destierro babilónico o de la época persa 3. Los lexicólogos hacen notar que el vocabulario está lleno de términos árameos y neo-hebraicos4; de lo que se deduce que la composición es de la época persa 5.
La tradición judea cristiana ha dado a esta composición un
sentido mesiánico.
Título y preludio lírico (1-2).
1
Al maestro del coro. A los lirios. Maskil. De los hijos de Coré. Canto de amor. 2
Bulle en mi corazón un bello discurso: al rey dedico mi poema 6
. Es mi lengua como cálamo de veloz escriba. El encabezamiento del título trae como novedad, sobre los salmos anteriores, la determinación musical que hemos traducido por a los
lirios, que es la versión del
shoshanim del TM. Sin duda es una canción popular que empezaba con estas palabras, y a la que debía adaptarse la melodía del salmo7. Además, se dice que es epitalámico:
canto de amor, lo que ciertamente caracteriza esta magnífica pieza poética.
El preludio es bellísimo y refleja bien el estado psíquico de entusiasmo del poeta, que se dispone a cantar las bellezas de los futuros esposos, considerándolos en su dimensión regia, es decir, destinados a dirigir al pueblo de Israel. El canto nupcial tiene en el fondo un marcado sello comunitario nacional, ya que a los dos esposos se les considera vinculados a los destinos del pueblo elegido. El
corazón del salmista en este momento siempre considerando los acontecimientos con una visión profético-nacionales ahora como una fuente de la que sale agua a borbotones. Son tantas las cosas bellas que se le ocurren, que quiere que su pluma discurra con toda rapidez, como la de
veloz escriba, para no perder nada de ellas. Elihú, el amigo de Job, se expresa en términos parecidos: Me siento lleno de cosas que decir...; mi interior está como vino encerrado, como odre nuevo pronto a estallar.8 El salmista no necesita recapacitar, pues se siente pletórico de improvisación, llevado de su entusiasmo por los regios consortes. La dignidad del tema que va a cantar le inspira de modo desbordante, y su pluma va a correr como la del diestro escriba, habituado a tomar por escrito las palabras de otro 9.
Las cualidades excelentes del nuevo esposo (3-6).
3
Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; en tus labios la gracia se ha derramado; por eso te bendijo Dios para siempre. 4
Cíñete tu espada sobre el muslo, ¡oh héroe! tus galas y preseas. 5
Y marcha, cabalga por la verdad y la justicia 10
; enséñete tu diestra portentosas hazañas. 6
Agudas son tus saetas; ante ti caerán los pueblos; desfallecen los corazones de los enemigos del rey. La loa se inicia ensalzando las cualidades físicas del augusto novio. El salmista, entusiasmado al ver en el rey la encarnación de la gloriosa monarquía davídica, que habría de culminar en la aparición del futuro Rey Mesías, no encuentra palabras para ponderar su belleza. Esto explica que le destaque más que a la propia novia, a la que por ley habían de reservarse los epítetos de máxima belleza n. Los hagiógrafos tienen propensión a alabar las cualidades atractivas del jefe i2, con lo que ganaba prestancia, aun física, sobre sus subordinados. En sus
labios resalta la
gracia o la sonrisa atrayente. Es lo que dice el sabio: el que tiene graciosos labios, el rey será su amigo 13. Para el salmista, la apostura y belleza singular de su héroe
es una prueba manifiesta de que Dios le bendijo para siempre. En su visión teológica de la historia, el poeta piensa
en la bendición que Yahvé otorgó a la dinastía davídica, a la que pertenecía el esposo-rey 14.
En su idealización poética, el salmista le contempla ya
ceñido de la
espada y con sus insignias reales
cabalgando en defensa de la
verdad y de la justicia, como representante de Dios en la sociedad. La vista del cortejo nupcial evoca en el salmista al guerrero que sale apuesto en su caballo al combate para luchar por la causa justa de su pueblo 15. Como representante de una sociedad teocrática,, el rey tiene que batirse por la verdad y la justicia, conforme a las exigencias morales del Dios de Israel16. El lugarteniente de Dios debe salir por los fueros de la justicia en favor de los humildes y defenderlos según la
verdad de sus derechos en la sociedad 17. Y cuando se trate de defender a la nación contra los enemigos exteriores,, su
diestra o fortaleza y coraje deben
enseñarle a realizar
portentosas hazañas. Por la mente del poeta pasan las distintas facetas de la misión del rey (gobernar con
justicia y verdad, defender al pueblo contra los enemigos), y todo esto aflora a su pluma de
veloz escriba en el momento solemne de iniciarse el cortejo nupcial que acompañaba al joven rey camino de la casa donde estaba la futura reina. En un derroche de entusiasmo le contempla desbaratando a los enemigos, que caen fulminados por sus
agudas saetas; su sola presencia basta para que pierdan ánimo todos sus
enemigos (v.6).
La justicia y la equidad son el verdadero adorno del. rey (7-10)
7
Tu trono subsistirá por siempre jamás 18
, cetro de equidad es el cetro de tu reino. 8
Amas la justicia y aborreces la iniquidad; por eso Yahvé, tu Dios, te ha ungido 19
con el óleo de la alegría más que a tus compañeros. 9
Mirra, áloe, casia, (exhalan) tus vestidos; desde los palacios de marfil los instrumentos de cuerda te alegran. 10
Hijas de reyes vienen a tu encuentro 20
, y a tu diestra está la reina con oro de Ofir. Después de haber expresado las alabanzas sobre la apostura y arrogancia del rey, el salmista se permite insinuar unos consejos de índole moral que sirvan de norma a su reinado. No sólo debe ser valiente y salir al frente del ejército frente a los enemigos, sino que en el gobierno interior debe tener en cuenta que su
cetro debe ser símbolo del gobierno
equitativo, y en ese supuesto está garantizada su
subsistencia o permanencia a través de los siglos, porque tendrá el favor divino. En la expresión del salmista hay una alusión a la promesa hecha a David sobre la permanencia de su dinastía a través de los siglos21. El nuevo rey, como representante de Yahvé, debe ejercer su poder con
equidad y rectitud 22.
Dios le
ha ungido como rey precisamente porque
ama la justicia y aborrece la iniquidad. El
óleo de la alegría es una frase proverbial para indicar la exultación y placer que acompañan ahora al rey en el momento de tomar esposa. En todas las ocasiones festivas se perfumaba con aceite oloroso a los invitados 23. El salmista alude a esta práctica y quiere dar a entender que al rey le ha cabido una mayor alegría en este momento que a sus
compañeros, los otros reyes anteriores, o quizá los componentes de su séquito nupcial. Las más exquisitas especias, como la mirra, el
áloe y la
casia, perfumes selectísimos de la India y de Arabia 24, se mezclan con el
óleo que unge al rey. Los vestidos del nuevo esposo exhalan los más exquisitos perfumes, y el salmista los resalta como parte importante del deslumbrante festejo nupcial.
Después de describir con las más cálidas expresiones el cortejo en el que avanza el novio real, el poeta repara en la llegada del cortejo de la novia, que sale de su casa a su encuentro acompañada de ricas doncellas:
Hijas de reyes vienen a tu encuentro; quizá son hijas de reyes vecinos que vienen a la boda real, o hijas del harén real paterno, y, por tanto, medio hermanas del nuevo esposo. Todas ellas forman el cortejo nupcial de la novia, que sale de su
palacio de marfil, o adornado con incrustaciones de marfil, como el de Omrí de Samaría25. Los
instrumentos de cuerda solemnizan la marcha nupcial. Entre todas las doncellas se destaca la reina con vestidos recamados de
oro de Ofir (v.10), que era el más selecto y buscado según la tradición bíblica26. No coinciden los autores en la localización de
Ofir, pero se supone que está en Arabia o la India 27.
Saludos y cumplimientos a la nueva esposa (11-16).
11
Oye, hija, y mira; inclina tu oído: olvida tu pueblo y la casa de tu padre. 12
Prendado está el rey de tu hermosura; pues que él es tu señor, póstrate ante él. 13
La hija de Tiro viene con dones28
, los ricos del pueblo te halagarán29
. 14
Toda radiante de gloria entra la hija del rey; su vestido está tejido de oro. 15
Entre brocados es llevada al rey. Detrás de ella, las vírgenes, sus compañeras, son introducidas a ti. 16
Con alegría y algazara son conducidas, entran en el palacio del rey. Al unirse los dos cortejos frente al palacio real culminación de la ceremonia nupcial , el poeta se permite dar unos consejos insinuantes a la que iba a ser
reina de Israel. Con toda delicadeza pide le preste atención, pues es importante lo que le va a comunicar. Sabe que, como extranjera, tiene nostalgia de su
pueblo y de la casa
de su padre (v.10); para combatir este recuerdo, debe persuadirse que el
rey está totalmente prendado de su
hermosura, y debe corresponder a este amor. Por tanto, debe adaptarse plenamente a la nueva situación, olvidando sus antiguas costumbres, y corresponder de lleno a su calidad de reina del pueblo. Ante todo, debe reconocer a su esposo como su
señor, siendo sumisa a él, como hombre público, pues es el rey del pueblo. Quizá el salmista, en estas insinuaciones, llenas de delicadeza, y en tono amonestativo, al estilo de los sabios30, quiere indicar que debe sobre todo olvidar sus costumbres idolátricas, adaptándose a la nueva situación de un pueblo monoteísta. Sin duda que al salmista le preocupaban, sobre todo, los valores religiosos, y, por tanto, al ver entrar en el palacio real a una princesa extranjera, pensaba en los peligros de infiltración idolátrica que se cernían sobre la alta sociedad israelita, dominada por la presencia de una reina gentil, como ocurrió en los tiempos de Salomón 31. Con todo, expresamente no se alude a este problema, pero parece implícito en su recomendación de olvidarse de su pueblo natal.
Para hacer olvidar la nostalgia de la nueva reina, el poeta le recuerda que en su nuevo estado recibirá el homenaje generoso de la
hija de Tiro, es decir, la ciudad de Tiro, el gran emporio comercial de Oriente. Quizá la nueva reina fuera de la casa real tiria, y entonces se comprende esta mención; pero probablemente aquí
Tiro es símbolo de la opulencia de las naciones gentílicas, que se apresurarán a llevar
dones a la nueva reina. En esto hay una cierta alusión mesiánica, coincidiendo con los vaticinios de los profetas, que anuncian para el futuro mesiánico la afluencia de dones de todos los pueblos gentílicos de los que Tiro, como emporio comercial, sería el símbolo a Jerusalén (la
reina), como centro de las naciones 32. Los salmistas y hagiógrafos siempre ven los acontecimientos de la vida israelita con una dimensión mesiánica, en función de su panorámica teológica de la historia. En nuestro caso, el mesianismo sería sólo en sentido típico, pues el canto es epitalámico y se dirige a los nuevos esposos reales, que a su vez representan los destinos de Israel en un momento determinado de la historia, que no es sino un eslabón hacia los tiempos venturosos mesiánicos. Así, el salmista declara a la reina que los poderosos y magnates ricos
del pueblo buscarán su favor, reconociendo su superioridad como consorte del rey. El poeta procura insinuar un futuro agradable y placentero a la nueva reina, para que olvide su casa y su pueblo y se consagre a su nuevo pueblo de adopción.
Después describe el suntuoso cortejo que avanza hacia el palacio real, donde es entregada a su nuevo esposo. Revestida de
brocados y pedrería, se destaca en medio de su cortejo de
vírgenes y doncellas 33, las cuales, entre músicas y
algazara, entran en el palacio del rey 34. Es el momento culminante de la ceremonia, pues es entonces cuando la reina pertenece al rey.
El futuro glorioso de la descendencia del rey (17-18).
17
A tus padres sucederán tus hijos, los constituirás por príncipes de toda la tierra. 18
Yo quisiera recordar tu nombre de generación en generación 35
.Por eso los pueblos te ala barán por siempre jamás. Una vez que el cortejo nupcial hizo entrada solemne en el palacio, el poeta hace un último envío dedicatorio, deseando una próspera descendencia a los nuevos consortes. La gloriosa prosapia representada en los antepasados
padres será superada por la nueva generación de hijos, que serán constituidos en
príncipes en toda la tierra; serán sus hijos los gobernadores de las diversas partes de la tierra a él sometida como a
rey 36. Quizá en la expresión toda
la tierra haya una insinuación mesiánica, aludiendo a las profecías en que se proclama que todos los pueblos estarán sometidos a Judá: no faltará de Judá el cetro, ni de entre sus pies el báculo, hasta que venga aquel cuyo es, y a él darán obediencia las gentes 37. La panorámica del salmista juega constantemente con la vinculación de la dinastía real a los tiempos ideales mesiánicos, meta ansiada de todo fiel israelita, que vivía de las grandes
promesas hechas por Dios a la dinastía davídica 38. Por eso, el nombre del rey se perpetuará en su descendencia por generaciones, y los
pueblos, a través de las edades, le
alabaran.
1 Cf.
1Re_3:1. 2 Opinión de Cheyne. 3 Se citan a Acab casado con Jezabel, Joram con Atalía, Alejandro Balas con Cleopatra. 4 Véase la lista en E. Podechard, o.c., I 201. 5 Cf. M. Lagrange: RB (1905) 55 nota. 6 Lit. digo mi obra, que es justamente lo que significa poterna en griego. 7 La Vg, siguiendo a los LXX, traduce: pro iis qui commutabantur, leyendo
sheskonim en vez de
shoshanim. 8
Job_32:18-20. 9 Cf.
Esd_7:6. 10 Texto oscuro e incorrecto en el TM. La
Dib de Jér.: vete y cabalga por la causa de la verdad. 11 Cf.
Sal_19:6;
2Sa_14:25. 12 Cf. Sam 9:2; 10,23; 16:12. 13 Prov 22:11; cf.
Ecl_10:12;
Lev_4:22. 14 Cf.
2Sa_7:13.16.25.29;
Sal_18:51;
Sal_89:33. 15 Cf.
2Sa_1:10;
1Re_22:30. 16 Cf.
Sal_96:7;
Sal_104:2. 17 Cf.
Isa_11:1-5;
Isa_29:19;
Sof_2:3;
Sal_37:12;
Sal_76:10. 18 Traducimos
subsistirá por exigencias del contexto, siguiendo la hipótesis de Bruston, adoptada por Kirkpatrick y Podechard, que suponen que, en lugar del
Elohim del TM, habría que leer
Yahueh, según la conocida tendencia de esta colección de salmos a cambiar este nombre divino por el de
Elohim. En ese supuesto, el copista habría leído
yhweh en vez de
yhyh (será, subsistirá). Los que siguen la lección del TM creen que
elohim aquí se aplicaría al rey en sentido amplio, en cuanto que era el representante de Elohim; corno ocurre en
Sal_8:6 (aplicado a los ángeles);
Sal_58:2 (a los jueces);
Exo_4:16;
Exo_7:1 (a Moisés); Sam 28:13 (al espectro de Samuel);
Zac_12:8 (a la casa de David);
Isa_9:5 (al Mesías: El
gibhor). Los que tornan el salmo en sentido directo mesiánico ven en este
elohim la naturaleza divina del Mesías. 19 En el TM se dice: Elohim, tu Dios. Siguiendo la tendencia a cambiar el nombre de Yahvé, podemos traducir
Yahré, tu Dios, frase estereotipada; cf.
Sal_43:5;
Ecl_50:8. 20 El TM: entre tus preciosidades. La Vg, siguiendo a los LXX, in honore tuo. Leyendo
liqer'atekha en lugar de
biqaratekha del TM, tenemos:
a tu encuentro; lo que se amolda bien al contexto. Así lee NP: obviam veniunt tibí. 21 Cf.
2Sa_7:13.16; Sal 89;
2Sa_21:5;
2Sa_72:6. 22
Cf.
Sal_67:5;
Sal_89:15;
Isa_9:7;
Isa_11:45;
Sal_72:35. 23 Cf.
Sal_23:6;
Sal_104:15;
Isa_61:3;
2Sa_12:20;
2Sa_14:2;
Mat_6:17;
Mat_26:7;
Lev_7:46. 24 Sobre estas especias véanse los artículos correspondientes,
Myrrhe, Aloes, Casse, en DBV; cf.
Can_4:14. 25 Cf.
1Re_22:39;
Amo_3:15; 1 Re 10.18.22;
Can_5:14;
Can_7:4;
Amo_6:4;
Eze_27:6.15; Homero, Otiis. IV 72; Virgilio,
Eneid. X 1355; Horacio,
Odas II 18:2. 26 Cf.
1Re_9:28;
1Re_10:11;
Job_22:24;
Job_28:16;
Isa_13:12;
1Cr_29:4;
Eco_7:18. 27 Cf.
1Re_9:28;
1Re_10:1-1;
Job_22:24;
Job_28:16. 28 En el TM falta un verbo, que hemos suplido por
viene. Así el NP. Los LXX traducen: se prosternarán con dones:... Así Cales, o.c., I 469. 29 Lit. en heb.: halagarán tu rostro, es decir, buscarán tu favor. Así traduce NP. 30 Cf.
Pro_1:8. 31 Cf. 1 Re u, 1-13;
Pro_16:31-33. 32 Cf,
Isa_60:5-16. 33 Cf.
Exo_28:6s; 29:2s. Véase art.
Broderie en DBV. 34 Cf.
1Ma_9:37s. 35 Los LXX: recordarán tu nombre... 36 Cf.
1Re_4:1 s 37
Gen_49:12. 38 Cf, 2 Sarn 7:11-17. 39 Cf, L. Reinke,
Die Messian_ Psalmen I 351. 40 Cf. San Juan Crisóstomo, hxpos.
in Ps, 4-1; PG 55:183; San Agustín,
De di,
Dei 17, 1.2: PL 41:548-550; cf.
Heb_1:5-14. 41 Opinión de Knabenbauer, Corluy, Zorell, Dennefeld. 42 Así M. J. Lagrange, Peters, Vaccari. 43 Sobre la interpretación mesiánica del salmo véanse: J. Corluy,
étiide ¡¡ttéraire ilu Psawne 45
(Vg 44): RB 5 (1896) 56-74; S. Minochi, Jf
salmi messianici: RB 12 (1903) 198; M. J. Lagrange, Notes
sur le messianisme dans le Psaumes: RB 14 (1905) 54; J. Cales,
Les Psaumes des fils de Coré, Ps. 45: Rech. Se. Reí. 13 (1923) 313-322; E. Podechard,
Notes sur les Psaumes: Ps 45: RB 32 (1923) 28-38; L. Dür,
Ursprung und Ausban (Berlín 1925) 77-8o; L. Dennefeld: Dthc.10,1456-1457; L. Desnoyers,
tíist. du peuple hébreu III (París 1930) 40-43; C. Reinke,
Die messian. Psalmen I 3505; Vaccarí,
libri poetici (Roma 1925) 109.
Sentido Mesiánico del Salmo.
L a tradición judía ha dado al salmo
un sentido mesiánico, al menos en el Targum 39; y el autor de la Epístola a los Hebreos aplica los v.7-S a Cristo (
Tu trono subsistirá por los siglos de los siglos...),
probando con ellos la superioridad de El sobre los ángeles. Los Santos Padres, basándose en esta cita,
mantienen el sentido mesiánico del salmo40. Los exegetas católicos, en consecuencia, mantienen el mesianismo del mismo, si bien no convienen en el modo de concretar este carácter mesiánico; y así, mientras unos ven en él una dramatización epitalámica de los amores de Dios e Israel,
tipo del amor de Cristo a la Iglesia41, otros admiten sólo un sentido mesiánico típico o espiritual42. No es posible mantener un mesianismo
literal, ya que se habla de la esposa y de los hijos del nuevo rey, lo que no es aplicable
a Cristo-Mesías. Por eso creemos que el carácter
mesiánico del salmo se ha de medir por la proyección general mesiánica de la perspectiva de los salmistas. Para ellos, cada rey era un anillo nuevo de la cadena que llevaba hacia la culminación de la dinastía davídica en la persona del Mesías. Por eso, con motivo de una entronización o una boda real, idealizan la situación, considerando al nuevo rey como tipo aseensional hacia la gran figura anhelada del Mesías. La historia de Israel, para ellos, tiene un sentido eminentemente teológico, y por eso, en las diversas vicisitudes de su pueblo,
ven la mano de Dios, que prepara el advenimiento de la futura sociedad teocrática mesiánica, hacia la que converge inexorablemente la historia del
pueblo elegido por imperativo de las antiguas promesas divinas, que arranca desde la época patriarcal.43