II Corintios 5, 1-4

Porque sabemos que si nuestra casa terrenal °, este tabernáculo °, fuera destruida, tenemos de DIOS un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los Cielos. Y estando así, gemimos, anhelando ser revestidos de nuestra habitación celestial, * pues así, aunque desvestidos, no seremos hallados desnudos °. Porque los que aún estamos en este tabernáculo, gemimos con angustia, por cuanto no queremos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
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