Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
22. Oráculo Sobre Jerusalén.
El profeta, testigo del placer inconsciente y la actitud exultante del pueblo de Jerusalén, levanta su voz de alerta para anunciar un castigo de parte de Dios. La forma en que está relatado puede entenderse como una profecía o como un hecho histórico, si bien en el contexto se explica mejor en la primera hipótesis. Por otra parte, no sabemos si la profecía (1-14) formaba primitivamente una unidad o si hay dos fragmentos diferentes de diversas época (1-8a y 8b-14). Para la segunda parte (8b-14), en razón de los preparativos de defensa, muchos autores asignan la fecha en que era inminente el sitio de Jerusalén por Senaquerib (701 a.C.); otros, en cambio, prefieren ver aquí un oráculo del tiempo de la guerra siro-efraimita (734 a.C.).
Derrota del ejército de Judá (1-3).
1 Oráculo sobre el valle de la Visión. ¿Qué tienes para subirte así, toda, a los terrados, 2 ciudad turbulenta, llena de tumulto, ciudad alegre? Tus heridos no son heridos a la espada y no han muerto en el combate. 3Tus caudillos huyeron todos a la vez 1, han sido apresados sin arco; y todos tus valientes han sido tomados en masa, huían lejos. El título
Oráculo sobre el (
o del)
valle de la Visión está tomado del v.5. Es una frase enigmática. Algunos creen que es un nombre propio (
valle de Jizzayón)
o un nombre simbólico equivalente a Jerusalén. No faltan autores que suponen que era el valle en que habitaba el propio Isaías, donde tenía sus visiones, y lo quieren identificar con el valle del
Tiropeón (entre las dos colinas sobre las que se asentaba la antigua Jerusalén), o el
valle de Hinnón, que rodeaba por el sudoeste a la ciudad, el actual
er-Rababy o
gehenna de los tiempos rabínicos. En todo caso, Isaías piensa en un lugar a las afueras de Jerusalén. El profeta se encara con la población, que inconsciente se entrega a transportes de alegría, subiéndose a
los terrados (v.1) para presenciar algún desfile militar o la entrada de un embajador o del rey Padi de Ekrón, entregado a Ezequías como custodia en Jerusalén, o sencillamente celebrando fiestas familiares en las terrazas, como era costumbre 2. Isaías contempla con su mirada profética el triste espectáculo de los
caudillos de Judá muriendo, no honrosamente en la batalla, sino en vergonzosa huida.
Invasión de Judá (4-7).
4 Por eso os digo: Apartad la mirada de mí; lloraré amargamente; no os esforcéis en consolarmepor la devastación de la hija de mi pueblo. 5Porque es día de alboroto, de conculcación y de consternación de parte del Señor, Yahvé de los ejércitos. En el valle de la Visión, derrumbamiento de murallas, e1 griterío en la montaña3. 6Y Elam ha tomado la aljaba, Aram ha montado a caballo 4, Quir ha desenfundado el escudo. 7Tus valles mejores están llenos de carros, 1o acampan los jinetes junto a la puerta. El profeta no puede contener el dolor y rechaza todo consuelo ante la tragedia de su pueblo,
la hija de mi pueblo (v.4), es decir, los habitantes de Jerusalén, sus compatriotas. Es una frase que sólo aparece aquí en Isaías, pero que es frecuente en Jeremías. El profeta no quiere frivolas frases de consuelo,
sino obras de arrepentimiento y penitencia, único medio de apartar la catástrofe enviada por Dios, pues proféticamente ve entrar a los ejércitos invasores por el
valle de la Visión, e.d., por la parte inferior de la ciudad, derrocando sus muros, mientras el pueblo corre hacia la parte alta de la ciudad con gritos despavoridos (v.5). Y a continuación enumera por naciones el abigarrado ejército asirio que asalta la ciudad:
Elam ha tomado la aljaba., e.d., los mercenarios arqueros elamitas enrolados en el ejército de Senaquerib. Quir, patria de los árameos, que entonces era un país vasallo de Asiría (
2Re_16:9;
Amo_1:5;
Amo_9:7), en el desierto siró-arábigo, hacia el Tigris medio. El espectáculo es impresionante, pues ve a los
mejores valles (e.d., la parte sur de Jerusalén, donde estaban los jardines del rey y las huertas más feraces) inundados de carros de guerra, acampando
junto a la puerta para cerrar toda posibilidad de escapar a los habitantes.
Preparaciones para la defensa (8-11).
8 Y descubrirá el velo de Judá, y miraréis aquel día al arsenal de la casa del bosque, 9 y veréis que las brechas de la ciudad de David son numerosas, y recogeréis las aguas del estanque inferior. 10 Contaréis las casas de Jerusalén, y derribaréis las casas para fortalecer las murallas. 11? haréis depósito entre los dos muros para las aguas de la piscina vieja, pero no miraréis al que ha hecho esto, no veréis al que de mucho ha las preparó. La primera frase es oscura, y puede unirse al verso anterior y ser sujeto del verbo el enemigo que ataca o Yahvé, y aun indefinido. Así, unos suponen que el
velo es una fortificación que cubría a Judá, puesta al descubierto con los ataques enemigos. Según otros, sería el
velo que cubría los ojos de los habitantes de Jerusalén, que no querían ver la realidad que ahora se les echa encima. La prueba abriría los ojos de los habitantes de Jerusalén, y, ante el ataque inminente, lo primero que harían sería ir a la armería real, instalada en la
casa del bosque del Líbano (v.8), o salón de columnas de madera de cedro (
1Re_7:2;
1Re_10:17), construido por Salomón. Después se dirigirían a las murallas para ver en qué estado se hallaban
las brechas de la ciudad de David (v.9), que así se llamaba la ciudadela de Sión (
2Sa_5:7), sobre el sudoeste del Ofel, el
ed-Dehura actual. Se preocuparían de aprovisionarse de aguas
entre los dos muros.. para las aguas de la piscina vieja (v. 11), la actual
birket-el-Hamra, al sur del Ofel, que recogía el agua de la piscina superior por el
segundo canal (cf. 7:3).
Contaréis las casas para adaptarlas a las necesidades de la fortificación. El
depósito (v.11) parece ser la
piscina de Siloé, distinta de la
piscina vieja, que es la misma llamada antes
inferior (v.8). Se la llama
vieja en relación con la de Siloé, que era posterior, e
inferior en relación con el depósito que está a la salida de la fuente de Gihón. Ezequías hizo un nuevo canal, llamado de
Siloé (de 550 metros de largo), para llevar dentro de las murallas el agua desde Gihón a la piscina
superior. Entre dos muros, sin duda el de la ciudad y otro que servía de terraplén y de pared del canal antiguo. Por fin, el profeta les echa en cara el haberse preocupado demasiado de los medios materiales de defensa, sin dirigirse a Dios, que es quien ha enviado toda esta prueba (v.11), como Señor de la historia y único defensor eficaz, que
ha hecho esto.
Inconsciencia de los habitantes de Jerusalén (12-14)
12 El Señor, Yahvé de los ejércitos, os invita en ese día a llorar, a gemir, a rasurar la cabeza, a ceñir el saco. 13 Mas he aquí que hay júbilo y alegría, matanza de bueyes y de ovejas, comida de carne y bebida de vino. ¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos! 14 Pero se ha revelado Yahvé de los ejércitos a mis oídos: Ciertamente no será perdonado este pecado hasta que muráis. Dios los invita a la penitencia, pero el pueblo de Jerusalén se entrega a una desaforada alegría para aturdirse y no pensar sino en satisfacer su sensualidad. Tal pecado exige un castigo máximo hasta la muerte.
Invectiva contra el cortesano Sobna (15-18).
Aquí tenemos la única invectiva personal de Isaías en todo su libro. Parece que Sobna era un alto funcionario partidario de la alianza con Egipto, es decir, de la política contraria a la propugnada por Isaías, que no era otra sino confiar ciegamente en Yahvé y dejarse de alianzas extranjeras, que no hacían sino perjudicar a los intereses religiosos de Judá.
15 Así dice el Señor, Yahvé de los ejércitos: Anda y ve a ese cortesano, a Sobna, el superintendente de palacio: ¿Qué tienes tú aquí o a quién tienes tú aquí para labrarte aquí un sepulcro? Se está labrando su sepulcro en la altura, se talla una morada en la roca. 17 He aquí que Yahvé te lanzará con ímpetu varonil, te echará a rodar, ¡oh gran señor! como una bola; con ímpetu te lanzará como una bola sobre la vasta tierra. Allí morirás y allí serán tus carros gloriosos, ¡oh vergüenza de la casa de tu señor! 18 Te depondré de tu cargo y te arrancaré de tu lugar.
El profeta es enviado por Dios para comunicarle su destino trágico. Parece que Sobna, alto funcionario 5, se estaba preparando su sepulcro en la zona rocosa en que, según la costumbre, se excavaban los sepulcros los ciudadanos de alta posición. El profeta parece sorprenderle en ese lugar, y se encara con él, llamándole extranjero e intruso:
¿Qué tienes aquí. para labrarte un sepulcro? Al profeta le irrita la pretensión de ese extranjero de labrarse un sepulcro en la parte más saliente (
en la altura, v.16) para que se destacase entre todos los otros sepulcros de los nobles de Jerusalén. Como extranjero, no tiene derecho a establecer un mausoleo en esta zona sepulcral de la nobleza judía, porque no estaba emparentado con ninguno de la nobleza local (¿
ya quién tienes? v.16). No tiene derecho a tener una sepultura noble, sino que debe conformarse con la común de la gente (
Jer_26:23). Dios no le permitirá disfrutar de ese mausoleo familiar que se está tallando, porque va a ser lanzado
como una bola a un país
vasto, a Asiría. Allí irá él,
gran señor (frase irónica), con sus carros y atuendos de acompañamiento, tomados como botín por los asirios 6.
Exaltación de Eliaquim (19-24).
19 Y aquel día llamaré yo a mi siervo Eliaquim, hijo de Helicías, 20 y le revestiré de tu túnica y le ceñiré de tu cinturón, y pondré en sus manos tu poder. Y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. 21 Y pondré sobre su hombro la llave de la casa de David; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. 22 Y le hincaré como clavo en lugar seguro, y será trono glorioso de la casa de su padre. 23 Y le colgarán toda la gloria de la casa de su padre, los vástagos y descendientes, todos los utensilios pequeños, desde las copas hasta los odres, 24 Aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, el clavo que estuvo hincado en lugar seguro será arrancado y caerá, y se romperá el peso que de él pendía, pues así lo dice Yahvé. En sustitución de Sobna será elegido por Dios Eliaquim, a quien
Dios le llama mi siervo en razón de su fidelidad (cf.
Isa_20:3;
Isa_36:3). Dios le revestirá con las insignias de su cargo,
túnica y cinturón, y por su conducta merecerá el título de
padre para con los habitantes de Jerusalén y Judá (v.22). Dios le dará la
llave de la casa de David, símbolo de su poder como mayordomo de palacio y primer ministro o
visir. Su poder será extremadamente amplio:
abrirá, y nadie cerrará, e.d.,
nadie le podrá disputar el poder. Parece que el encargado de tal oficio debía llevar ritualmente la gran llave de madera
sobre su hombro (v.22)
7. Yahvé lo fijará como un
clavo o estaca de tienda, que es el sostén de las cuerdas de la misma (v.23), y será como un
trono glorioso de la casa de su padre, e.d., su familia será honrada en él y en su posición social, que es para él como un trono glorioso. Y todos sus parientes, aun los más lejanos, con todos
los utensilios pequeños, desde las copas hasta los odres, querrán apoyarse en él para obtener empleos y dignidades y satisfacer su ambición. Naturalmente, esta predicción tiene un sentido irónico. En el v.25 se predice la caída de la casa de Eliaquim con todos los suyos (
el clavo. será arrancado. y se romperá el peso).
Muchos consideran esto como una adición posterior, pues no parece adaptarse al tono benevolente en que se anunciaba el futuro glorioso de Eliaquim. Pero debemos tener en cuenta que en los profetas abundan los cambios bruscos de pensamientos y situaciones, y bien podía Isaías anunciar la caída del bueno de Eliaquim, castigado por su excesivo nepotismo. O bien estos versos son una adición posterior del mismo Isaías, cuando los abusos del nepotismo de la casa de Eliaquim causaron la ruina de su casa.