NÚMEROS
Éxodo y Levítico habían dejado a los israelitas al pie de la montaña sagrada. Allí el Señor había entregado la Alianza y la Ley al pueblo, había sido construido el Santuario, había sido consagrado sacerdote Aarón y se había inaugurado el culto. Con esos elementos y el liderazgo de Moisés, el Israel de las doce tribus podía ya ponerse en marcha rumbo a la tierra prometida. Ahí es donde retoma Números el hilo de la historia; lo dejará cuando, al cabo de cuarenta años por el desierto, Israel se encuentre a las puertas de la tierra prometida.
Números contiene temas de honda significación para el pueblo de Dios:
1) Israel es el pueblo elegido y bendito;
2) este pueblo es también la morada del Señor;
3) Dios es, por el ministerio de Moisés, el único rey de su pueblo;
4) Aarón se presenta, sin tener la importancia de Moisés, como figura relevante, epónimo de la clase sacerdotal jerosolimitana;
5) se alude a la sucesión de los líderes que guiarán al pueblo;
6) Israel se presenta también como pueblo infiel; y
7) se ve cómo el castigo no es la última palabra de Dios, pues del desierto se espera que saldrá el verdadero pueblo de Israel.