Genesis 1, 1-9


I. LOS ORÍGENES del MUNDO Y DE LA HISTORIA
La Creación
En el comienzo de todo, Dios creó [a] el cielo y la tierra. [b] La tierra no tenía entonces forma alguna; todo era un mar profundo [c] cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas. [d] Dios dijo: [e] ?¡Haya luz!? [f] [g]
Y hubo luz. Al ver Dios que la luz era buena, [h] la separó de la oscuridad y la llamó ?día?, y a la oscuridad la llamó ?noche?. De este modo se completó [i] el primer día. [j] Después Dios dijo: ?Haya una bóveda que separe las aguas, para que queden separadas.?
Y así fue. [k] Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda y otra parte quedó encima. A la bóveda la llamó ?cielo?. De este modo se completó el segundo día. [l] Entonces Dios dijo: ?Júntense en un solo lugar las aguas que están debajo del cielo, para que aparezca lo seco.?
Y así fue. [m] A lo seco, Dios lo llamó ?tierra?, y a las aguas que se habían juntado las llamó ?mar?.
Al ver Dios que todo estaba bien, dijo: ?Produzca la tierra [n] toda clase de plantas: hierbas que den semilla y árboles que den fruto.?
Y así fue. La tierra produjo toda clase de plantas: hierbas que dan semilla y árboles que dan fruto. Y Dios vio que todo estaba bien. De este modo se completó el tercer día. (14-15) Entonces Dios dijo: ?Haya lumbreras en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.? [ñ]
Y así fue. Dios hizo las dos lumbreras: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche. También hizo las estrellas. Y puso Dios las lumbreras en la bóveda celeste para alumbrar la tierra de día y de noche, y para separar la luz de la oscuridad, y vio que todo estaba bien. [o] De este modo se completó el cuarto día. Luego Dios dijo: ?Produzca el agua toda clase de seres vivos, y haya también aves que vuelen sobre la tierra.?
Y así fue. [p] Dios creó los grandes monstruos del mar, [q] y todos los seres que el agua produce y que viven en ella, y las aves.
Y al ver Dios que todo estaba bien, bendijo a los seres que había hecho. Les dijo: ?Tened muchas crías y llenad los mares, y haya muchas aves en el mundo.? De este modo se completó el quinto día. Entonces Dios dijo: ?Produzca la tierra toda clase de animales domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo.?
Y así fue. Dios hizo estos animales y vio que todo estaba bien. Entonces dijo: ?Ahora hagamos al hombre. Será semejante a nosotros, [r] y tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo.? [s] Cuando Dios creó al hombre, [t]
lo creó semejante a Dios mismo. [u]
Hombre y mujer los creó, [v] y les dio su bendición: [w]
?Tened muchos, muchos hijos;
llenad el mundo y gobernadlo;
dominad sobre los peces, las aves
y todos los animales que se arrastran.? [x] Después les dijo: ?Mirad, yo os doy todas las plantas de la tierra que producen semilla, y todos los árboles que dan fruto. Todo eso os servirá de alimento. Pero a los animales salvajes, a los que se arrastran por el suelo y a las aves, les doy la hierba como alimento.? [y]
Así fue, y Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien. [z] De este modo se completó el sexto día.

El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. [a] Entonces bendijo el séptimo día [b] y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación. Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra. [c]

El hombre en el jardín de Edén [d]
Cuando Dios el Señor [e] hizo el cielo y la tierra, aún no había plantas ni había brotado la hierba, porque Dios el Señor todavía no había hecho llover sobre la tierra, ni había nadie que la trabajara. Sin embargo, de la tierra salía agua [f] que la regaba completamente. Entonces Dios el Señor formó al hombre, de la tierra misma, [g] sopló en su nariz y le dio vida. [h] Así el hombre comenzó a vivir. [i] Después Dios el Señor plantó un jardín en la región de Edén, [j] en el oriente, y puso allí al hombre que había formado. Hizo crecer también toda clase de árboles hermosos que daban fruto bueno para comer. Y en medio del jardín puso también el árbol de la vida [k] y el árbol del conocimiento del bien y del mal. [l] En Edén nacía un río que regaba el jardín, y que de allí se dividía en cuatro brazos. El primero se llamaba Pisón, y es el que rodea toda la región de Havilá, donde hay oro. El oro de esa región es fino, y también hay allí resina fina y piedra de ónice. El segundo río se llamaba Gihón, y es el que rodea toda la región de Cus. El tercero era el río Tigris, que es el que pasa al oriente de Asiria. Y el cuarto era el río Éufrates. [m] Cuando Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara, [n] le dio esta orden: ?Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín, menos del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, [ñ] porque si lo comes, ciertamente morirás.? [o] Luego, Dios el Señor dijo: ?No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él.? (19-20) Y Dios el Señor formó de la tierra todos los animales y todas las aves, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre. El hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves y a todos los animales salvajes, y ese nombre les quedó. [p] Sin embargo, ninguno de ellos resultó ser la ayuda adecuada para él. Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y, mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne. De esa costilla, Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre, que al verla dijo:
?¡Esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar ?mujer?, porque Dios la sacó del hombre.? [q] Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona. [r] Tanto el hombre como su mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza de verse así. [s]


Desobediencia de Adán y Eva
La serpiente, [a] que era la más astuta [b] de todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, preguntó a la mujer:
–¿Así que Dios os ha dicho que no comáis del fruto de ningún árbol del jardín? La mujer le contestó:
–Podemos comer del fruto de cualquier árbol, menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos. Pero la serpiente dijo a la mujer:
–No es cierto. No moriréis. Dios sabe muy bien que cuando comáis del fruto de ese árbol podréis saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces seréis como Dios. La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que tomó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. [c] En aquel momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. [d] Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas. El hombre y su mujer oyeron que Dios el Señor andaba por el jardín a la hora en que sopla el viento de la tarde, y corrieron a esconderse de Dios entre los árboles del jardín. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó:
–¿Dónde estás? [e] El hombre contestó:
–Oí que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí. Entonces Dios le preguntó:
–¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras? El hombre contestó:
–La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí. Entonces Dios el Señor preguntó a la mujer:
–¿Por qué lo hiciste?
Ella respondió:
–La serpiente me engañó, [f] y por eso comí del fruto. Entonces Dios el Señor dijo a la serpiente:
–Por esto que has hecho, maldita serás entre todos los demás animales. De hoy en adelante andarás arrastrándote, y comerás tierra. Haré que tú y la mujer seáis enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón. [g] A la mujer le dijo:
–Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti. Al hombre le dijo:
–Como hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; [h] con duro trabajo [i] la harás producir tu alimento durante toda tu vida. La tierra te dará espinos y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres. [j] Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás. El hombre llamó Eva [k] a su mujer, pues ella fue la madre de todos los que viven. Dios el Señor hizo vestidos de pieles de animales para que el hombre y su mujer se cubrieran, [l] y dijo: ?Ahora el hombre se ha vuelto como uno de nosotros, pues sabe lo que es bueno y lo que es malo. No vaya a tomar también del fruto del árbol de la vida, [m] y lo coma y viva para siempre.? Por eso, Dios el Señor sacó al hombre del jardín de Edén y lo puso a trabajar la tierra de la cual había sido formado. Después de haber sacado al hombre, puso al oriente del jardín unos seres alados [n] y una espada ardiendo que se revolvía hacia todas partes, para evitar que nadie llegara al árbol de la vida. [ñ]


Caín y Abel [a]
El hombre se unió con su esposa Eva, que quedó embarazada y dio a luz a su hijo Caín. Y dijo: ?Ya tengo un hijo varón. El Señor me lo ha dado.? [b] Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a criar ovejas, y Caín se dedicó a cultivar la tierra. [c] Pasó el tiempo, y un día Caín llevó al Señor una ofrenda del producto de su cosecha. También Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín y a su ofrenda, por lo que Caín se irritó mucho y torció el gesto. [d] Entonces el Señor le dijo: ?¿Por qué te has irritado y has torcido el gesto? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; [e] pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. [f] Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.? [g] Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, [h] y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. [i] Entonces el Señor preguntó a Caín:
–¿Dónde está tu hermano Abel? [j]
Caín contestó:
–No lo sé. ¿Acaso es mi obligación cuidar de él? El Señor le dijo:
–¿Por qué has hecho esto? [k] La sangre [l] de tu hermano, que has derramado en la tierra, me pide a gritos que haga justicia. [m] Por eso, quedarás maldito y expulsado de la tierra que se ha bebido la sangre de tu hermano, a quien tú mataste. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte sus frutos. Andarás vagando por el mundo, sin poder descansar jamás. Entonces Caín respondió al Señor:
–Yo no puedo soportar un castigo tan grande. [n] Hoy me has echado fuera de esta tierra, y tendré que vagar por el mundo lejos de tu presencia, sin poder descansar jamás. Y así, cualquiera que me encuentre me matará. Pero el Señor le contestó:
–Pues si alguien te mata, será castigado siete veces. [ñ]
Entonces el Señor puso una señal en Caín, para que no lo matase [o] cualquiera que lo encontrara. Caín se fue del lugar donde había estado hablando con el Señor, y se quedó a vivir en la región de Nod, [p] que está al oriente de Edén.

Descendientes de Caín [q] Caín se unió con su mujer, que quedó embarazada y dio a luz a Henoc. Luego Caín fundó una ciudad, [r] a la que puso por nombre Henoc, como a su hijo. Henoc fue el padre de Irad, Irad fue el padre de Mehujael, Mehujael fue el padre de Metusael, y Metusael fue el padre de Lámec. [s] Lámec tuvo dos esposas: una de ellas se llamaba Adá, y la otra se llamaba Silá. Adá dio a luz a Jabal, de quien descienden los que viven en tiendas de campaña y crían ganado. Jabal tuvo un hermano llamado Jubal, de quien descienden todos los que tocan el arpa y la flauta. Por su parte, Silá dio a luz a Tubal-caín, que fue herrero y hacía objetos de bronce y de hierro. [t] Tubal-caín tuvo una hermana que se llamaba Naamá. Un día, Lámec dijo a sus esposas Adá y Silá:
?Escuchad bien lo que os digo:
He matado a un hombre por herirme
y a un muchacho por golpearme. Si a Caín le vengarán siete veces,
a mí tendrán que vengarme
setenta y siete veces.? [u]

Set, el tercer hijo de Adán y Eva Adán [v] volvió a unirse con su esposa, que tuvo un hijo al que llamó Set, [w] pues dijo: ?Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, al que Caín mató.? También Set tuvo un hijo, al que llamó Enós. [x] Desde entonces se comenzó a invocar el nombre del Señor. [y]


Descendientes de Adán [a]
Esta es la lista de los descendientes de Adán. Cuando Dios creó al hombre, lo hizo semejante a Dios mismo; [b] los creó hombre y mujer, [c] y les dio su bendición. [d] El día en que fueron creados, Dios dijo: ?Se llamarán hombres.? Adán [e] tenía ciento treinta años cuando nació su hijo, al que llamó Set, [f] y que se le parecía en todo. [g] Después de esto, Adán vivió ochocientos años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió novecientos treinta años en total. [h] A esa edad murió. Set tenía ciento cinco años cuando nació su hijo Enós. Después de esto, Set vivió ochocientos siete años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió novecientos doce años en total. A esa edad murió. Enós tenía noventa años cuando nació su hijo Cainán. Después de esto, Enós vivió ochocientos quince años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió novecientos cinco años en total. A esa edad murió. Cainán tenía setenta años cuando nació su hijo Mahalalel. Después de esto, Cainán vivió ochocientos cuarenta años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió novecientos diez años en total. A esa edad murió. Mahalalel tenía sesenta y cinco años cuando nació su hijo Jéred. Después de esto, Mahalalel vivió ochocientos treinta años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió ochocientos noventa y cinco años en total. A esa edad murió. Jéred tenía ciento sesenta y dos años cuando nació su hijo Henoc. Después de esto, Jéred vivió ochocientos años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió novecientos sesenta y dos años en total. A esa edad murió. Henoc [i] tenía sesenta y cinco años de edad cuando nació su hijo Matusalén. Henoc vivió de acuerdo con la voluntad de Dios. [j] Después de nacer Matusalén, Henoc vivió trescientos años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió trescientos sesenta y cinco años en total. [k] Como Henoc vivió de acuerdo con la voluntad de Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó. [l] Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando nació su hijo Lámec. Después de esto, Matusalén vivió setecientos ochenta y dos años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió novecientos sesenta y nueve años en total. A esa edad murió. Lámec tenía ciento ochenta y dos años cuando le nació un hijo al que llamó Noé, porque dijo: ?El Señor maldijo la tierra, y tenemos que trabajar mucho para cultivarla; pero este niño nos hará descansar.? [m] Después de nacer Noé, Lámec vivió quinientos noventa y cinco años más, y tuvo otros hijos e hijas; así que vivió setecientos setenta y siete años en total. A esa edad murió. [n] Noé tenía ya quinientos años cuando nacieron sus hijos Sem, Cam y Jafet.


La maldad del ser humano
Cuando los hombres comenzaron a poblar la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios [a] vieron que aquellas mujeres eran hermosas. Entonces escogieron entre todas ellas, y se casaron con las que quisieron. Pero el Señor dijo: ?No voy a dejar que el hombre viva para siempre, [b] porque él no es más que carne. Así que vivirá solamente ciento veinte años.? Los gigantes aparecieron en la tierra cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres para tener hijos con ellas, y también después. Ellos fueron los famosos héroes de los tiempos antiguos. El Señor vio que era demasiada la maldad del hombre en la tierra, y que siempre estaba pensando en hacer lo malo; y le pesó haber hecho al hombre. Con mucho dolor dijo: ?Voy a borrar de la tierra al hombre que he creado, y también a todos los animales domésticos, y a los que se arrastran, y a las aves. ¡Me pesa haberlos hecho!? Sin embargo, el Señor miraba a Noé con buenos ojos. [c]

Noé construye el arca Esta es la historia de Noé.
Noé era un hombre justo y bueno, que siempre obedecía a Dios. Entre los hombres de su tiempo, tan sólo él vivía de acuerdo con la voluntad de Dios. [d] Noé tuvo tres hijos, que fueron Sem, Cam y Jafet. delante de Dios, la tierra estaba llena de maldad y violencia, pues toda la gente se había pervertido. Al ver Dios que era tanta la maldad en la tierra, dijo a Noé: ?He decidido terminar con toda la gente. Por su culpa hay mucha violencia en el mundo, así que voy a destruirla, y al mundo entero. Construye un arca [e] de madera resinosa, y haz cámaras en ella; y cubre con brea todas las rendijas del arca, por dentro y por fuera, para que no le entre agua. Haz el arca de estas medidas: ciento treinta y cinco metros de largo, veintidós metros y medio de ancho, y trece metros y medio de alto. Hazla de tres pisos, con una ventana como a medio metro del techo, y con una puerta a uno de los lados. [f] Yo voy a mandar un diluvio que inundará la tierra y destruirá todo lo que tiene vida en todas partes del mundo. Todo lo que hay en la tierra, morirá. Pero contigo estableceré mi pacto, [g] y en el arca entrarás tú con tus hijos, tu esposa y tus nueras. También llevarás al arca un macho y una hembra de todos los animales que hay en el mundo, para que queden con vida igual que tú. Contigo entrarán en el arca dos animales de cada clase: tanto de las aves y animales domésticos, como de los que se arrastran por el suelo, para que puedan seguir viviendo. Junta además toda clase de alimentos y guárdalos, para que tú y los animales tengáis qué comer.? Y Noé lo hizo todo tal como Dios se lo había ordenado. [h]


El diluvio [a]
Después el Señor dijo a Noé: ?Entre toda la gente de este tiempo, solamente tú vives de acuerdo con mi voluntad. Por lo tanto, entra tú en el arca junto con tu familia. Toma siete machos y siete hembras de todo animal puro, pero solo un macho y una hembra de los impuros. [b] Toma también siete parejas de cada clase de aves, para que se conserve su especie en el mundo, porque dentro de siete días haré que llueva durante cuarenta días y cuarenta noches. ¡Voy a borrar de la tierra todo lo que vive, y que yo he creado!? Y Noé lo hizo todo tal como el Señor se lo había ordenado. Cuando el diluvio inundó la tierra, Noé tenía seiscientos años. Y entró Noé en el arca [c] junto con sus hijos, su esposa y sus nueras, para protegerse del diluvio. Los animales puros e impuros, los que vuelan y los que se arrastran, entraron con Noé en el arca, de dos en dos, macho y hembra, como Dios se lo había ordenado. A los siete días, el diluvio comenzó a inundar la tierra. Era el día diecisiete del mes segundo. Noé tenía entonces seiscientos años. Precisamente en ese día se reventaron abajo las fuentes del gran mar, y se abrieron arriba las compuertas del cielo. [d] Cuarenta días y cuarenta noches [e] estuvo lloviendo sobre la tierra. Aquel mismo día entró Noé en el arca con sus hijos Sem, Cam y Jafet, y con su esposa y sus tres nueras. Con ellos entraron toda clase de animales salvajes y domésticos, y toda clase de animales que se arrastran, y de aves. Todos los animales entraron con Noé en el arca, de dos en dos. Entraron un macho y una hembra de cada clase, tal como Dios se lo había ordenado a Noé, y después el Señor cerró la puerta del arca. El diluvio duró cuarenta días. Al subir el agua, el arca se levantó del suelo y comenzó a flotar. El agua seguía subiendo más y más, pero el arca seguía flotando. Tanto subió el agua, que llegó a cubrir las montañas más altas de la tierra; y después de haber cubierto las montañas, subió todavía como siete metros más. Así murió toda la gente que vivía en la tierra, lo mismo que las aves, los animales domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo. Todo lo que en tierra firme tenía vida y podía respirar, murió. [f] Solamente Noé y los que estaban en el arca quedaron con vida; los demás fueron destruidos: el hombre, los animales domésticos, las aves del cielo y los animales que se arrastran; pues la tierra quedó inundada durante ciento cincuenta días.


Fin del diluvio
Entonces Dios se acordó [a] de Noé y de todos los animales que estaban con él en el arca. Hizo que el viento soplara sobre la tierra, y el agua comenzó a bajar; se cerraron las fuentes del mar profundo y las compuertas del cielo. [b] Dejó de llover, y el agua comenzó a bajar poco a poco. Al cabo de ciento cincuenta días, el agua ya iba baja; y el día diecisiete del mes séptimo, la barca se detuvo sobre las montañas de Ararat. [c] El agua siguió bajando, y el primer día del mes décimo ya se podían ver las partes más altas de los montes. Después de cuarenta días [d] abrió Noé la ventana [e] del arca que había construido, y soltó un cuervo; pero el cuervo volaba de un lado a otro, esperando que la tierra se secara. Después del cuervo, Noé soltó una paloma, para ver si la tierra ya estaba seca; pero la paloma regresó al arca porque no encontró lugar alguno donde descansar, pues la tierra todavía estaba cubierta de agua. Así que Noé sacó la mano, tomó la paloma y la hizo entrar en el arca. Noé esperó otros siete días, [f] y volvió a soltar la paloma. Y ya empezaba a anochecer, cuando la paloma regresó. Traía una ramita de olivo en el pico, y así Noé comprendió que la tierra se iba secando. Esperó siete días más, y volvió a enviar la paloma; pero la paloma ya no regresó. [g] Cuando Noé tenía seiscientos un años, la tierra quedó seca. El primer día del mes primero, Noé quitó el techo del arca y vio que la tierra estaba seca. Para el día veintisiete del mes segundo, la tierra estaba ya bien seca. Entonces Dios dijo a Noé: ?Sal del arca, junto con tu esposa, tus hijos y tus nueras. Saca también a todos los animales que están contigo: las aves, los animales domésticos y los que se arrastran por el suelo, para que vayan por toda la tierra y tengan muchas crías y llenen el mundo.? Entonces Noé y su esposa, y sus hijos y nueras, salieron del arca. También salieron todos los animales domésticos y salvajes, los que se arrastran y los que vuelan. Luego Noé construyó un altar en honor del Señor, tomó aves y animales puros, [h] de cada clase, y los ofreció en holocausto [i] al Señor. Cuando al Señor le llegó aquel olor tan agradable, [j] dijo: ?Nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa del hombre, [k] porque el hombre, desde joven, solo piensa en hacer lo malo. [l] Tampoco volveré a destruir a todos los animales, como hice esta vez. [m] ?Mientras el mundo exista
habrá siembra y cosecha;
hará calor y frío,
habrá invierno y verano,
y días con sus noches.? [n]


El pacto de Dios con Noé
Dios bendijo con estas palabras a Noé y sus hijos: ?Tened muchos hijos y llenad la tierra. [a] Todos los animales del mundo temblarán de miedo delante de vosotros. Todos los animales, en el aire, en la tierra y en el mar, están bajo vuestro poder. Podéis comer de todos los animales y verduras que queráis. Yo os los doy. Pero hay una cosa que no debéis comer: carne con sangre, porque en la sangre está la vida. [b] A todo hombre y animal pediré cuentas de la sangre de cada uno de vosotros. Y a cada uno de los hombres le pediré cuentas de la vida de su prójimo. [c] ?Si alguien mata a un hombre, [d]
otro hombre lo matará a él,
pues el hombre ha sido creado
semejante a Dios mismo. [e] Pero vosotros, ¡tened muchos hijos
y llenad el mundo con ellos!? [f] Dios también dijo a Noé y a sus hijos: ?Mirad, yo voy a establecer mi pacto con vosotros y con vuestros descendientes, y con todos los animales que están con vosotros y que salieron del arca: aves y animales domésticos y salvajes; y con todos los animales del mundo. Mi pacto con vosotros no cambiará: no volveré a destruir a hombres y animales con un diluvio. Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la tierra. [g] Esta es la señal del pacto que para siempre hago con vosotros y con todos los animales: he puesto mi arco iris en las nubes, y servirá como señal del pacto que hago con la tierra. Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, mi arco iris aparecerá entre ellas. Entonces me acordaré [h] del pacto que he hecho con vosotros y con todos los animales, y ya no volverá a haber ningún diluvio que os destruya. Cuando el arco iris esté entre las nubes, yo lo veré, y me acordaré del pacto que he hecho para siempre con todo hombre y todo animal que hay en el mundo. Esta es la señal del pacto que he establecido con todo hombre y animal aquí en la tierra.? Así habló Dios a Noé. [i]

Los hijos de Noé Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam, padre de Canaán, y Jafet. [j] Estos fueron los tres hijos de Noé, que con sus descendientes poblaron toda la tierra. Noé comenzó a cultivar la tierra, y plantó una viña. Un día Noé bebió vino y se emborrachó, y quedó tendido y desnudo en medio de su tienda de campaña. Cuando Cam, el padre de Canaán, vio a su padre desnudo, salió a contárselo a sus dos hermanos. Entonces Sem y Jafet tomaron una capa, la pusieron sobre sus propios hombros y cubrieron con ella a su padre. Para no verlo desnudo, anduvieron hacia atrás y mirando a otro lado. Cuando Noé despertó de su borrachera y supo lo que su hijo menor había hecho con él, dijo:
?¡Maldito sea Canaán!
¡Será el esclavo más bajo
de sus dos hermanos!? Luego añadió:
?Que el Señor mi Dios bendiga a Sem,
y que Canaán sea su esclavo. Dios permita que Jafet sea fecundo;
que viva en los campamentos de Sem,
y que Canaán sea su esclavo.? [k] Después del diluvio, Noé vivió todavía trescientos cincuenta años; así que murió a la edad de novecientos cincuenta años.


Descendientes de Noé [a]
Estos son los descendientes de Sem, Cam y Jafet, [b] los hijos de Noé, que después del diluvio tuvieron sus propios hijos. Los hijos de Jafet [c] fueron Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mésec y Tirás. [d] Los hijos de Gómer fueron Askenaz, Rifat y Togarmá. [e] Los hijos de Javán fueron Elisá, Tarsis, Quitim y Rodanim. [f] Estos fueron los descendientes de Jafet [g] que poblaron las costas, cada nación y clan en su propia tierra y con su propio idioma. Los hijos de Cam [h] fueron Cus, Misraim, Fut y Canaán. [i] Los hijos de Cus fueron Sebá, Havilá, Sabtá, Raamá y Sabtecá. Los hijos de Raamá fueron Sebá y Dedán. [j] Cus fue el padre de Nimrod, el primer hombre poderoso de la tierra. [k] Nimrod, por la voluntad del Señor, fue un gran cazador. De ahí viene el dicho: ?Igual a Nimrod, que por la voluntad del Señor fue un gran cazador.? [l] Las principales ciudades de su reino fueron Babel, Érec, Acad y Calné, [m] en la región de Sinar. [n] De esta región salió Asur, [ñ] construyó las ciudades de Nínive, Rehobot-ir, Quélah y la gran ciudad de Resen, que está entre Nínive y Quélah. De Misraim descienden los ludeos, los anameos, los lehabitas, los naftuhitas, [o] los patruseos, los casluhitas y los caftoritas, de quienes descienden los filisteos. [p] Canaán fue padre de Sidón, su primogénito, y de Het. [q] De Canaán descienden los jebuseos, amorreos, gergeseos, heveos, araceos, sineos, arvadeos, semareos y hamateos. Después, todos los clanes cananeos se dispersaron. [r] El territorio de los cananeos se extendió en dirección a la región de Guerar, desde la ciudad de Sidón hasta el pueblo de Gaza, y en dirección a las ciudades de Sodoma, Gomorra, Admá y Seboím, hasta el pueblo de Lesa. [s] Estos fueron los descendientes de Cam, cada nación y clan en su propia tierra y con su propio idioma. Sem, que fue el hermano mayor de Jafet, también tuvo hijos. [t] Todos los hijos de Éber [u] fueron descendientes de Sem. Los hijos de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. [v] Los hijos de Aram fueron Us, Hul, Guéter y Mas. [w] Arfaxad fue el padre de Sélah, y Sélah fue el padre de Éber. Después Éber tuvo dos hijos: uno de ellos se llamaba Péleg, porque en su tiempo la gente de la tierra se dividió; y el hermano de Péleg se llamaba Joctán. [x] Joctán fue el padre de Almodad, Sélef, Hasar-mávet, Jérah, Hadoram, Uzal, Diclá, Obal, Abimael, Sebá, Ofir, Havilá y Jobab. Todos estos fueron hijos de Joctán, y vivieron en las tierras que se extienden desde la región de Mesá hasta la de Sefar, que es la región montañosa del oriente. [y] Estos fueron los descendientes de Sem, cada nación y clan en su propia tierra y con su propio idioma. Estos son los clanes de los hijos de Noé, según sus diferentes líneas de descendientes y sus territorios. Después del diluvio, se esparcieron por todas partes y formaron las naciones del mundo.


La torre de Babel [a]
En aquel tiempo todo el mundo hablaba el mismo idioma. Cuando salieron de la región oriental, encontraron una llanura en la región de Sinar, [b] y allí se quedaron a vivir. Un día se dijeron unos a otros: ?Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos en el fuego.? Así, usaron ladrillos en lugar de piedras, y asfalto natural en lugar de mezcla. [c] Después dijeron: ?Venid, vamos a construir una ciudad y una torre [d] que llegue hasta el cielo. [e] De este modo nos haremos famosos y no tendremos que dispersarnos por toda la tierra.? Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y pensó: ?Ellos son un solo pueblo y hablan un solo idioma; por eso han comenzado este trabajo, y ahora por nada del mundo van a dejar de hacerlo. Es mejor que bajemos a confundir su idioma, para que no se entiendan entre sí.? Así fue como el Señor los dispersó por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad. En aquel lugar el Señor confundió el idioma de todos los habitantes de la tierra, y de allí los dispersó por todo el mundo. Por eso la ciudad se llamó Babel. [f]

Descendientes de Sem [g] Estos fueron los descendientes de Sem. Dos años después del diluvio, cuando Sem tenía cien años, nació su hijo Arfaxad. Después de esto, Sem vivió quinientos años más, y tuvo otros hijos e hijas. Arfaxad tenía treinta y cinco años cuando nació su hijo Sélah. Después de esto, Arfaxad vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo otros hijos e hijas. Sélah tenía treinta años cuando nació su hijo Éber. Después de esto, Sélah vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo otros hijos e hijas. Éber tenía treinta y cuatro años cuando nació su hijo Péleg. Después de esto, Éber vivió cuatrocientos treinta años más, y tuvo otros hijos e hijas. Péleg tenía treinta años cuando nació su hijo Reú. Después de esto, Péleg vivió doscientos nueve años más, y tuvo otros hijos e hijas. Reú tenía treinta y dos años cuando nació su hijo Serug. Después de esto, Reú vivió doscientos siete años más, y tuvo otros hijos e hijas. Serug tenía treinta años cuando nació su hijo Nahor. Después de esto, Serug vivió doscientos años más, y tuvo otros hijos e hijas. Nahor tenía veintinueve años cuando nació su hijo Térah. Después de esto, Nahor vivió ciento diecinueve años más, y tuvo otros hijos e hijas. Térah tenía ya setenta años cuando nacieron sus hijos Abram, Nahor y Harán.

Descendientes de Térah Estos son los descendientes de Térah, que fue el padre de Abram, [h] Nahor y Harán. Harán, el padre de Lot, murió en Ur de Caldea, [i] antes que su padre Térah. Murió en el mismo lugar donde había nacido. Abram se casó con Sarai, y Nahor se casó con Milcá, que era hija de Harán y hermana de Iscá. Sarai [j] no podía tener hijos, porque era estéril. Térah salió de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán, y se llevó con él a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Sarai. Sin embargo, cuando llegaron a la ciudad de Harán, [k] se quedaron a vivir allí. [l] Y Térah murió en Harán a la edad de doscientos cinco años.


II. LA HISTORIA DE LOS PATRIARCAS
1. Abraham
Dios llama a Abram
Un día el Señor dijo a Abram: [a] ?Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. [b] Con tus descendientes formaré una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. [c] Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré [d] a todas las familias del mundo.? [e] Abram salió de Harán, tal como el Señor se lo había ordenado. Tenía setenta y cinco años cuando salió de allí para ir a la tierra de Canaán. Con él se llevó a su esposa Sarai y a su sobrino Lot, y también todas las cosas que tenían y los esclavos que habían adquirido en Harán. Cuando llegaron a Canaán, Abram atravesó toda la región hasta llegar a Siquem, donde está la encina sagrada de Moré. Los cananeos vivían entonces en aquella región. [f] Allí el Señor se le apareció y le dijo: ?Esta tierra se la voy a dar a tu descendencia.? [g]
Entonces Abram construyó un altar en honor del Señor, porque allí se le había aparecido. Luego se fue a la región montañosa que está al este de la ciudad de Betel, [h] y allí montó su campamento. Betel quedaba al oeste de donde él había acampado, y la ciudad de Ai al este. En aquel lugar construyó Abram otro altar, e invocó el nombre del Señor. Después siguió su camino poco a poco, [i] hacia la región del Négueb. [j]

Abram en Egipto [k] Por aquel entonces hubo una gran escasez de alimentos [l] en toda aquella región, y Abram se fue a vivir a Egipto [m] durante algún tiempo, pues no había nada de comer en el lugar donde vivía. Cuando ya estaba llegando a Egipto, Abram dijo a su esposa Sarai: ?Mira, yo sé bien que eres una mujer hermosa; y cuando los egipcios te vean, van a decir: ?Esta mujer es la esposa de ese hombre.? Entonces a mí me matarán, y a ti te dejarán con vida para quedarse contigo. Por eso, para que me vaya bien y no me maten por causa tuya, diles, por favor, que eres mi hermana.? [n] Cuando Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que Sarai era muy hermosa. También la vieron los funcionarios del faraón, el rey de Egipto, [ñ] y le fueron a decir que aquella mujer era muy hermosa. Entonces la llevaron al palacio del faraón. A causa de Sarai, el faraón trató muy bien a Abram. Le regaló ovejas, vacas, esclavos, esclavas, asnos y camellos. Pero también por causa de Sarai, el Señor castigó al faraón y a su familia con grandes plagas. Por eso, el faraón mandó llamar a Abram y le dijo: ?¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué no me dijiste que esta mujer es tu esposa? [o] Dijiste que era tu hermana y con ello me diste ocasión de tomarla por esposa. Ahora, aquí la tienes. ¡Tómala y vete!? Entonces el faraón ordenó a sus hombres que hicieran salir de Egipto a Abram, junto con su esposa y con todo lo que tenía.


Abram y Lot se separan
Cuando Abram salió de Egipto, con su esposa y con todo lo que tenía, regresó a la región del Négueb. Su sobrino Lot se fue con ellos. Abram era muy rico, pues tenía oro, plata y muchos animales. del Négueb regresó, poco a poco, hasta llegar al pueblo de Betel, y de ahí se fue al lugar donde había acampado primero, entre Betel y Ai. Ese era el lugar donde antes había construido un altar, y allí invocó el nombre del Señor. Lot también era muy rico, pues, al igual que su tío Abram, tenía muchas ovejas y vacas, y gente que acampaba con él; pero el lugar donde estaban no bastaba para alimentar a tantos animales. Ya no podían vivir juntos, pues los que cuidaban el ganado de Abram se peleaban con los que cuidaban el ganado de Lot. [a] Además, en aquel tiempo, los cananeos y ferezeos todavía vivían allí. Así que un día Abram dijo a Lot: ?Tú y yo somos parientes, y no está bien que haya disgustos entre nosotros, ni entre tus pastores y los míos. Ahí tienes toda la tierra, para que escojas. Por favor, sepárate de mí. Si tú vas al norte, yo me iré al sur; y si tú vas al sur, yo me iré al norte.? Lot miró por todo el valle del río Jordán y vio que, hasta el pueblecito de Sóar, el valle tenía bastante agua y era como un gran jardín. [b] Se parecía a Egipto. (Esto era así antes de que el Señor destruyera las ciudades de Sodoma y Gomorra.) [c] Entonces Lot escogió todo el valle del Jordán, y se fue al oriente del lugar donde estaban. De esta manera, Abram y Lot se separaron. Abram se quedó en Canaán, y Lot se fue a vivir a las ciudades del valle, cerca de la ciudad de Sodoma, donde toda la gente era mala y cometía horribles pecados contra el Señor. Después de irse Lot, el Señor dijo a Abram: ?Desde el lugar donde estás, mira bien al norte y al sur, al este y al oeste; yo te daré toda la tierra que ves, y para siempre será tuya y de tus descendientes. Yo haré que estos sean tantos como el polvo de la tierra. Así como no es posible contar los granitos de polvo, tampoco será posible contar tus descendientes. ¡Levántate, recorre esta tierra a lo largo y a lo ancho, porque yo te la voy a dar!? [d] Así pues, Abram levantó su campamento y se fue a vivir al bosque de encinas de un hombre llamado Mamré, cerca de la ciudad de Hebrón. [e] Allí construyó un altar en honor del Señor.


Liberación de Lot
En aquel tiempo, Amrafel era rey de Sinar, Arioc era rey de Elasar, Quedorlaómer era rey de Elam, y Tidal era rey de Goím. [a] Estos hicieron guerra contra Bera, rey de Sodoma, contra Birsá, [b] rey de Gomorra, contra Sinab, rey de Admá, contra Seméber, rey de Seboím, y contra el rey de Bela, pueblo que también se llama Sóar. [c] Estos cinco últimos juntaron sus ejércitos en el valle de Sidim, donde está el Mar Muerto. [d] El rey Quedorlaómer los había dominado durante doce años, pero a los trece años los cinco reyes decidieron luchar contra él. Al año siguiente, Quedorlaómer y los reyes que estaban de su parte fueron a la región de Astarot Carnaim, y allí derrotaron a los refaítas; luego derrotaron a los zuzitas en Ham, a los emitas los derrotaron en Savé-quiriataim, [e] y a los horeos los derrotaron en los montes de Seír y los persiguieron hasta El-parán, que está junto al desierto. [f] Al regresar Quedorlaómer y los que estaban con él, llegaron a En-mispat, [g] que también se llama Cadés. Y destruyeron todo lo que encontraron a su paso en la región de los amalecitas, y también hicieron lo mismo con los amorreos, que vivían en la región de Hasesón-tamar. [h] (8-9) Entonces los reyes de Sodoma, Gomorra, Admá, Seboím y Bela fueron al valle de Sidim. Allí aquellos cinco reyes pelearon contra Quedorlaómer, Tidal, Amrafel y Arioc, que eran los cuatro reyes de Elam, Goím, Sinar y Elasar. En todo el valle de Sidim [i] había muchos pozos de asfalto natural, y cuando los reyes de Sodoma y Gomorra quisieron escapar de la batalla, fueron a caer en los pozos. Los otros reyes escaparon a los montes. Los vencedores se llevaron entonces todos los alimentos y objetos de valor que había en Sodoma y Gomorra, y se fueron de allí. Como en Sodoma vivía Lot, el sobrino de Abram, [j] también se lo llevaron prisionero junto con todo lo que tenía. Pero un hombre que había escapado con vida [k] vino a contarle todo esto a Abram el hebreo, [l] que vivía en el encinar de Mamré [m] el amorreo. [n] Mamré era hermano de Escol y de Aner, [ñ] los cuales estaban de parte de Abram. Cuando Abram supo que su sobrino había sido hecho prisionero, juntó a los criados de confianza que habían nacido en su casa, que eran trescientos dieciocho hombres en total, y salió con ellos a perseguir a los reyes [o] hasta el pueblo de Dan. [p] Por la noche, Abram y su gente atacaron por sorpresa a los reyes, los persiguieron hasta Hobá, que está al norte de la ciudad de Damasco, y les quitaron todo lo que se habían llevado. Así liberó Abram a su sobrino Lot, y recobró todas las pertenencias de su sobrino. También liberó a las mujeres y demás gente.

Abram y Melquisedec Cuando Abram regresó, después de haber derrotado a Quedorlaómer y a los reyes que estaban de su parte, el rey de Sodoma salió a recibirlo al valle de Savé, que es el valle del Rey. [q] También Melquisedec, [r] que era rey de Salem [s] y sacerdote [t] del Dios altísimo, [u] sacó pan y vino [v] y bendijo a Abram con estas palabras:
?Que te bendiga el Dios altísimo,
creador del cielo y de la tierra; y alabado sea el Dios altísimo,
que te hizo vencer a tus enemigos.?
Entonces Abram dio a Melquisedec la décima parte de lo que había recobrado. [w] Luego el rey de Sodoma dijo a Abram:
–Dame las personas y quédate con las cosas. Pero Abram le contestó:
–He jurado al Señor, al Dios altísimo que hizo el cielo y la tierra, no tomar nada de lo que es tuyo: ni siquiera un hilo o una correa para mis sandalias, para que nunca digas que tú fuiste quien me hizo rico. Yo no quiero nada para mí, excepto lo que ya comieron los criados. En cuanto a los hombres que me acompañaron, es decir, Aner, Escol y Mamré, ellos tomarán su parte. [x]


El pacto de Dios con Abram
Después de esto, el Señor habló a Abram en una visión y le dijo:
–No tengas miedo, Abram, porque yo soy tu protector. [a] Tu recompensa va a ser muy grande. (2-3) Pero Abram le contestó:
–Señor y Dios, ¿de qué me sirve que me des recompensa, si, como tú bien sabes, no tengo hijos? Como no me has dado ningún hijo, el heredero de todo lo que tengo va a ser Eliézer de Damasco, uno de mis criados. [b] El Señor le contestó:
–Tu heredero va a ser tu propio hijo, y no un extraño. Entonces el Señor llevó fuera a Abram y le dijo:
–Mira bien el cielo y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues así será el número de tus descendientes. [c] Abram creyó al Señor, y por eso el Señor le aceptó como justo [d] y le dijo:
–Yo soy el Señor; yo te saqué de Ur de los caldeos para darte esta tierra como herencia. –Pero, Señor y Dios, ¿cómo podré estar seguro de heredar esta tierra? –contestó Abram. Y Dios le dijo:
–Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, de tres años cada uno, y también una tórtola y un pichón. [e] Abram trajo todos estos animales a Dios, los partió por la mitad y puso cada mitad frente a la otra; pero no partió las aves. Y los buitres bajaban sobre los cuerpos de los animales muertos, pero Abram los espantaba. Cuando empezaba a anochecer, Abram se quedó profundamente dormido. [f] De pronto le rodeó una gran oscuridad y sintió mucho miedo. Entonces el Señor le dijo:
–Debes saber que tus descendientes vivirán en un país extranjero, y que allí serán esclavos, y que serán maltratados durante cuatrocientos años. [g] Pero yo también castigaré a la nación que ha de hacerlos esclavos, y después tus descendientes saldrán libres y dueños de grandes riquezas. [h] Por lo que a ti toca, morirás en paz cuando ya seas muy anciano, y así te reunirás con tus antepasados. Después de cuatro generaciones, tus descendientes regresarán a este lugar, porque todavía no ha llegado al colmo la maldad de los amorreos. [i] Cuando ya era de noche y todo estaba oscuro, apareció un horno que echaba humo y una antorcha encendida que pasaba por en medio de los animales partidos. [j] Aquel mismo día el Señor hizo un pacto con Abram, diciéndole:
–Esta tierra se la daré a tus descendientes, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates. [k] Es decir, la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmoneos, los hititas, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. [l]


Agar e Ismael
Sarai no podía dar hijos a su esposo Abram, pero tenía una esclava egipcia que se llamaba Agar. Y un día dijo Sarai a Abram:
–Mira, el Señor no me ha permitido tener hijos, pero te ruego que te unas a mi esclava Agar, pues tal vez tendré hijos por medio de ella.
Abram aceptó lo que Sarai le decía, [a] y entonces ella tomó a Agar la egipcia y se la dio como mujer a Abram, cuando ya hacía diez años que estaban viviendo en Canaán. Abram se unió a Agar, que quedó embarazada, y que cuando se dio cuenta de su estado comenzó a mirar con desprecio a su señora. [b] Entonces Sarai dijo a Abram:
–¡Tú tienes la culpa de que Agar me desprecie! Yo misma te la di por mujer, y ahora que va a tener un hijo se cree más que yo. Que el Señor diga quién tiene la culpa, si tú o yo. Abram le contestó:
–Mira, tu esclava está en tus manos; haz con ella lo que mejor te parezca.
Entonces Sarai comenzó a maltratarla, tanto, que Agar huyó. Pero un ángel del Señor [c] la encontró en el desierto, junto al manantial que está en el camino de Sur, [d] y le preguntó:
–Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?
–Estoy huyendo de mi señora Sarai –contestó ella. Entonces el ángel del Señor le dijo:
–Regresa al lado de tu señora y obedécela en todo. Además el ángel del Señor le dijo:
?Aumentaré tanto tus descendientes,
que nadie los podrá contar. Estás encinta y tendrás un hijo,
y le pondrás por nombre Ismael, [e]
porque el Señor escuchó tu aflicción. Será arisco como un potro salvaje;
luchará contra todos, y todos contra él;
pero él afirmará su casa
aunque sus hermanos se opongan.? [f] Como Agar había hablado con el Señor, le llamó ?el Dios que ve?, pues se decía: ?Dios me ha visto, y todavía estoy viva.? [g] Por eso, el pozo se llama: ?Pozo del que vive y me ve?. Este pozo está entre Cadés y Béred. Y Agar le dio un hijo a Abram, [h] y él lo llamó Ismael. Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael.


La circuncisión, señal del pacto
Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:
–Yo soy el Dios todopoderoso. [a] Vive una vida sin tacha delante de mí, y yo haré un pacto [b] contigo: haré que tengas muchísimos descendientes. Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, mientras Dios seguía diciéndole: –Este es el pacto que hago contigo: Tú serás el padre de muchas naciones, y ya no te llamarás [c] Abram. Desde ahora te llamarás Abraham, porque te voy a hacer padre de muchas naciones. Haré que tus descendientes sean muy numerosos; de ti saldrán reyes y naciones. [d] El pacto que hago contigo, y que haré con todos tus descendientes en el futuro, es que yo seré siempre tu Dios y el Dios de ellos. A ti y a ellos os daré toda la tierra de Canaán, donde ahora vives, como herencia permanente; [e] y yo seré su Dios. Además, Dios dijo a Abraham:
–Pero tú, cumple con mi pacto; tú y todos tus descendientes. Este es el pacto que hago con vosotros y que deberán cumplir también todos tus descendientes: todos los hombres entre vosotros serán circuncidados. [f] Cortaréis la carne de vuestro prepucio, y eso servirá como señal del pacto que hay entre vosotros y yo. De hoy en adelante, todo varón entre vosotros será circuncidado a los ocho días de nacido, lo mismo el niño que nazca en casa que el esclavo comprado por dinero a cualquier extranjero. Tanto el uno como el otro será circuncidado sin falta. Así mi pacto quedará señalado en vuestra carne como un pacto para toda la vida. Pero el que no sea circuncidado, será eliminado de entre vosotros por no haber respetado mi pacto. También dijo Dios a Abraham:
–Tu esposa Sarai ya no se llamará así. De ahora en adelante se llamará Sara. [g] La bendeciré, y te daré un hijo por medio de ella. Sí, yo la bendeciré. Y será la madre de muchas naciones, y sus descendientes serán reyes de pueblos. Abraham se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y se rió, mientras pensaba: ?¿Acaso un hombre de cien años puede ser padre? ¿Y acaso Sara va a tener un hijo a los noventa años?? Entonces dijo a Dios:
–¡Ojalá Ismael pueda vivir con tu bendición! Y Dios le contestó:
–Lo que yo he dicho es que tu esposa Sara te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac. [h] Con él confirmaré mi pacto, el cual mantendré para siempre con sus descendientes. En cuanto a Ismael, también te he oído, y voy a bendecirle; haré que tenga muchos hijos y que aumente su descendencia. Ismael será el padre de doce jefes importantes, y haré de él una nación muy grande. Pero mi pacto lo mantendré con Isaac, el hijo que Sara te dará dentro de un año, por estos días. Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se fue de allí. Aquel mismo día Abraham circuncidó a su hijo Ismael, y circuncidó también a todos los siervos nacidos en su casa y a los que había comprado con su dinero. Todos los hombres que vivían en su casa y le servían fueron circuncidados, tal como Dios se lo había ordenado. (24-25) Abraham tenía noventa y nueve años, y su hijo Ismael trece, cuando se les circuncidó la carne del prepucio. Abraham y su hijo Ismael recibieron el rito de la circuncisión aquel mismo día, junto con todos los hombres de su casa, lo mismo los siervos nacidos en su casa que los que habían sido comprados por dinero a los extranjeros.


Dios promete un hijo a Abraham
El Señor se apareció a Abraham en el encinar de Mamré, [a] mientras Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña, como a mediodía. Abraham alzó la mirada y vio a tres hombres [b] que estaban de pie frente a él. Al verlos, se levantó rápidamente a recibirlos, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente y dijo:
–Mi señor, por favor te suplico que no te vayas en seguida. Si te parece bien, haré traer un poco de agua para que os lavéis los pies, y luego descansad un rato bajo la sombra del árbol. Ya que habéis pasado por donde vive este servidor vuestro, os traeré algo de comer para que repongáis vuestras fuerzas antes de seguir vuestro camino.
–Bueno, está bien –contestaron ellos. Abraham entró en su tienda de campaña y dijo a Sara:
–¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de la mejor harina y haz unos panes. Luego Abraham corrió a donde estaba el ganado, escogió el mejor de los becerros y se lo dio a uno de sus sirvientes, quien lo preparó inmediatamente para la comida. Además del becerro, Abraham les ofreció cuajada y leche, y estuvo atento a servirles mientras ellos comían debajo del árbol. [c] Al terminar de comer, los visitantes preguntaron a Abraham:
–¿Dónde está tu esposa Sara?
–Allí, en la tienda de campaña –respondió. Entonces uno de ellos dijo:
–El año próximo [d] volveré a visitarte, y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo.
Mientras tanto, Sara estaba escuchando toda la conversación a espaldas de Abraham, a la entrada de la tienda. Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara había dejado de tener sus periodos de menstruación. Por eso Sara no pudo contener la risa, y pensó: ?¿Cómo voy a tener ese gusto, ahora que mi esposo [e] y yo somos tan viejos?? Pero el Señor dijo a Abraham:
–¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que puede tener un hijo a pesar de su edad? ¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo? El año próximo volveré a visitarte, y para entonces Sara tendrá un hijo. [f] Al escuchar esto, Sara tuvo miedo y quiso negar. Por eso dijo:
–Yo no me estaba riendo.
Pero el Señor le contestó:
–Yo sé que te reíste. [g]

Abraham intercede por Sodoma [h] Después los visitantes se levantaron y echaron a andar hacia la ciudad de Sodoma. Abraham los acompañaba, para despedirse de ellos. Entonces el Señor pensó: ?Debo decirle a Abraham lo que voy a hacer, ya que él va a ser el padre de una nación grande y fuerte. Le he prometido bendecir por medio de él a todas las naciones del mundo. Yo le he escogido para que mande a sus hijos y descendientes que obedezcan mis enseñanzas y hagan todo lo que es bueno y correcto, para que yo cumpla todo lo que le he prometido.? Así que el Señor le dijo:
–La gente de Sodoma y Gomorra tiene tan mala fama, y su pecado es tan grave, [i] que ahora voy allá para ver si en verdad su maldad es tan grande como se me ha dicho. Así lo sabré. [j] Dos de los visitantes se fueron de allí a Sodoma, pero Abraham se quedó todavía ante el Señor. Se acercó un poco más a él y le preguntó:
–¿Vas a destruir a los inocentes junto con los culpables? Tal vez haya cincuenta personas inocentes en la ciudad. Y siendo así, ¿destruirás la ciudad, y no la perdonarás por esos cincuenta? ¡No es posible que hagas morir al inocente junto con el culpable, como si ambos hubieran cometido los mismos pecados! ¡No hagas eso! Tú, que eres el Juez supremo de todo el mundo, ¿no harás justicia? [k] Entonces el Señor le contestó:
–Si encuentro cincuenta inocentes en la ciudad de Sodoma, por ellos perdonaré a todos los que viven allí. Pero Abraham volvió a decirle:
–Perdona que sea tan atrevido al hablarte así, pues tú eres Dios y yo sólo soy un simple hombre; pero tal vez falten cinco inocentes para completar los cincuenta. ¿Sólo por faltar esos cinco vas a destruir toda la ciudad?
Y el Señor contestó:
–Si encuentro cuarenta y cinco inocentes, no la destruiré. –Tal vez haya solo cuarenta inocentes... –insistió Abraham.
–Por esos cuarenta, no destruiré la ciudad –dijo el Señor. Pero Abraham volvió a suplicar:
–Te ruego que no te enojes conmigo por insistir tanto en lo mismo, pero tal vez encuentres solamente treinta.
El Señor volvió a decirle:
–Aun por esos treinta, perdonaré a la ciudad. Abraham siguió insistiendo:
–Mi Señor, he sido muy atrevido al hablarte así, pero, ¿qué pasará si encuentras solamente veinte inocentes?
Y el Señor respondió:
–Por esos veinte, no destruiré la ciudad. Todavía insistió Abraham:
–Por favor, mi Señor, no te enojes conmigo: hablaré tan sólo esta vez y no volveré a molestarte: ¿qué harás, en caso de encontrar únicamente diez?
El Señor le dijo:
–Incluso por esos diez, no destruiré la ciudad. Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí; y Abraham regresó a su tienda de campaña.


Destrucción de Sodoma y Gomorra
Empezaba a anochecer cuando los dos ángeles [a] llegaron a Sodoma. [b] Lot estaba sentado a la entrada de la ciudad, que era el lugar donde se reunía la gente. Cuando los vio, se levantó a recibirlos, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente y les dijo:
–Señores, por favor os ruego que aceptéis pasar la noche en la casa de vuestro servidor. Allí podréis lavaros los pies, y mañana temprano seguiréis vuestro camino.
Pero ellos dijeron:
–No, gracias. Pasaremos la noche en la calle. Sin embargo, Lot insistió mucho, y al fin ellos aceptaron ir con él a su casa. Cuando llegaron, Lot les preparó una buena cena e hizo panes sin levadura, y los visitantes comieron. [c] Todavía no se habían acostado, cuando todos los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa y, desde el más joven hasta el más viejo, empezaron a gritarle a Lot:
–¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? ¡Sácalos! ¡Queremos acostarnos con ellos! [d] Entonces Lot salió a hablarles, y cerrando bien la puerta detrás de él les dijo:
–Por favor, amigos míos, no vayáis a hacer una cosa tan perversa. Yo tengo dos hijas que todavía no han estado con ningún hombre; voy a sacarlas para que hagáis con ellas lo que queráis, pero no les hagáis nada a estos hombres, porque son mis invitados. [e] Pero ellos le contestaron:
–¡Hazte a un lado! Solo faltaba que un extranjero como tú quisiera mandar sobre nosotros. ¡Pues ahora vamos a tratarte peor que a ellos!
En seguida comenzaron a maltratar a Lot, y se acercaron a la puerta para echarla abajo; pero los visitantes de Lot alargaron la mano y lo metieron dentro de la casa; luego cerraron la puerta e hicieron que se quedasen ciegos los hombres que estaban fuera. Todos, desde el más joven hasta el más viejo, quedaron ciegos. Y se cansaban de andar buscando la puerta. [f] Entonces los visitantes dijeron a Lot:
–¿Tienes más familiares aquí? Toma a tus hijos, hijas y yernos, y todo lo que tengas en esta ciudad; sácalos y llévatelos lejos de aquí, porque vamos a destruir este lugar. Ya son muchas las quejas que el Señor ha tenido contra la gente de esta ciudad, y por eso nos ha enviado a destruirla. Entonces Lot fue a ver a sus yernos, o sea, a los prometidos de sus hijas, y les dijo:
–¡Levantaos y marchaos de aquí, porque el Señor va a destruir esta ciudad!
Pero sus yernos no tomaron en serio lo que Lot les decía. Como ya estaba amaneciendo, los ángeles dijeron a Lot:
–¡De prisa! Levántate y llévate de aquí a tu esposa y a tus dos hijas, si no quieres morir cuando castiguemos a la ciudad. Pero como Lot se retrasaba, los ángeles le tomaron de la mano, porque el Señor tuvo compasión de él. También tomaron a su esposa y a sus hijas, y los sacaron de la ciudad para ponerlos a salvo. [g] Cuando ya estaban fuera de la ciudad, uno de los ángeles dijo:
–¡Corre, ponte a salvo! No mires atrás ni te detengas para nada en el valle. Vete a las montañas, si quieres salvar tu vida. Pero Lot les dijo:
–¡No, señores míos, por favor! Vosotros me habéis hecho ya muchos favores y habéis sido muy buenos conmigo al salvarme la vida, pero yo no puedo ir a las montañas, porque la destrucción puede alcanzarme en el camino y entonces moriré. Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, a la que puedo huir. ¡Dejadme ir allá para salvar mi vida, pues realmente es una ciudad muy pequeña! Entonces uno de ellos dijo:
–Te he escuchado, y voy a hacer lo que me has pedido. No destruiré la ciudad de que me has hablado, pero ¡anda!, vete allá de una vez, porque no puedo hacer nada mientras no llegues a ese lugar.
Por eso aquella ciudad fue llamada Sóar. [h] Cuando ya había amanecido y Lot había llegado a Sóar, el Señor hizo llover fuego y azufre [i] sobre Sodoma y Gomorra; las destruyó junto con todos los que vivían en ellas, y acabó con todo lo que crecía en aquel valle. [j] Pero la mujer de Lot, que venía siguiéndole, miró atrás, y allí mismo quedó convertida en una estatua de sal. [k] Al día siguiente por la mañana, Abraham fue al lugar donde había estado hablando con el Señor; miró hacia Sodoma y Gomorra, y por todo el valle, y vio que de toda la región subía humo, como si fuera un horno. Así fue como Dios destruyó las ciudades del valle donde Lot vivía; pero, acordándose de Abraham, sacó a Lot del lugar de la destrucción.

Origen de los moabitas y amonitas Después Lot tuvo miedo de quedarse en Sóar, y se fue con sus dos hijas a la región montañosa, donde los tres se quedaron a vivir en una cueva. Un día, la hija mayor dijo a la menor:
–Nuestro padre ya es viejo, y no hay en toda esta región ningún hombre que se case con nosotras, como es lo acostumbrado; así que vamos a emborracharle y a acostarnos con él para tener hijos suyos. [l] Aquella misma noche dieron vino a su padre, y la mayor se acostó con él; pero su padre no se dio cuenta ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. Al día siguiente, la mayor dijo a la menor:
–Mira, anoche me acosté con nuestro padre, así que esta noche también le emborracharemos, para que tú te acuestes con él; así las dos tendremos hijos suyos. Aquella noche volvieron a dar vino a su padre, y la menor se acostó con él; pero Lot tampoco se dio cuenta ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. Así, las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. La mayor tuvo un hijo, al que llamó Moab, [m] que fue el padre de los actuales moabitas. También la menor tuvo un hijo, al que llamó Ben-amí, [n] que fue el padre de los actuales amonitas. [ñ]


Abraham y Abimélec [a]
Abraham salió del lugar en donde estaba y se fue a la región del Négueb, y se quedó a vivir en la ciudad de Guerar, [b] entre Cadés y Sur. Estando allí, decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, el rey de Guerar, mandó traer a Sara para hacerla su mujer; pero aquella noche Abimélec tuvo un sueño, en el que Dios le dijo: ?Vas a morir, porque la mujer que has tomado es casada.? Pero como él no la había tocado, contestó: ?Mi Señor, ¿acaso piensas matar a quien no ha hecho nada malo? Abraham mismo me dijo que la mujer es su hermana, y ella también afirmó que él es su hermano, así que yo hice todo esto de buena fe. No he hecho nada malo.? Dios le contestó en el sueño: ?Yo sé muy bien que lo hiciste de buena fe. Por eso no te dejé tocarla, para que no pecaras contra mí. [c] Pero ahora, devuélvele su esposa a ese hombre, porque él es profeta y rogará por ti para que vivas; [d] pero si no se la devuelves, tú y los tuyos ciertamente moriréis.? Al día siguiente por la mañana, Abimélec se levantó y llamó a sus siervos, y les contó todo lo que había soñado. Al oirlo, tuvieron mucho miedo. Después Abimélec llamó a Abraham y le dijo:
–¡Mira lo que nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, para que hayas traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi gente? ¡Cosas así no deben hacerse!
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