Salmos 65, 1-13


Dios es digno de alabanza [a]
Del maestro de coro. Salmo y cántico de David.

Oh Dios de Sión,
¡tú eres digno de alabanza!,
¡tú mereces que te cumplan lo prometido, pues escuchas la oración!
Todo el mundo viene a ti. Nuestras maldades nos dominan,
pero tú perdonas nuestros pecados. Feliz el hombre a quien escoges
y lo llevas a vivir cerca de ti,
en las habitaciones de tu templo. [b]
¡Llénanos de lo mejor de tu casa,
de la santidad de tu templo! Dios y salvador nuestro,
tú nos respondes
con maravillosos actos de justicia;
la tierra entera confía en ti,
y también el mar lejano; tú mantienes firmes las montañas
con tu poder y tu fuerza. Tú calmas el estruendo de las olas
y el alboroto de los pueblos; aun los que habitan en lejanas tierras
tiemblan ante tus maravillas;
por ti hay gritos de alegría
desde oriente hasta occidente. [c] Tú tienes cuidado de la tierra;
le envías lluvia y la haces producir;
tú, con arroyos caudalosos, [d]
haces crecer los trigales.
¡Así preparas el campo! Tú empapas los surcos de la tierra
y deshaces sus terrones;
ablandas la tierra con lluvias abundantes
y bendices sus productos. Tú colmas el año de bendiciones,
tus nubes [e] derraman abundancia; los pastos del desierto están verdes
y los montes se visten de gala; los llanos se cubren de rebaños,
los valles se revisten de trigales;
¡todos cantan y gritan de alegría!

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