Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
14. Incidentes en Cades.
Sedición del Pueblo (1-9).
1
Entonces toda la muchedumbre rompió a gritar, y el pueblo se pasó toda la noche llorando; 2
y todos los hijos de Israel murmuraban contra Moisés y Aarón, y todos decían: ¡ Ah si hubiéramos muerto en la tierra de Egipto o muriéramos siquiera en este desierto! 3
¿Por qué quiere llevarnos Yahvé a esa tierra a perecer a la espada y que sean nuestras mujeres y nuestros hijos presa de otros? ¿No sería mejor que nos volviéramos a Egipto? 4
Y unos y otros se decían: Elijamos un jefe y volvámonos a Egipto. 5
Entonces Moisés y Aarón cayeron sobre sus rostros ante toda la asamblea de los hijos de Israel. 6
Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, que eran de los que habían explorado la tierra, rasgaron sus vestiduras, 7
y hablaron a toda la asamblea de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por la que hemos pasado en reconocimiento es sobremanera buena. 8
Si agradamos a Yahvé, El nos hará entrar en esa tierra y nos la dará. Es una tierra que mana leche y miel. 9
No os rebeléis contra Yahvé y no tengáis miedo de la gente de esa tierra, que nos la comeremos como pan. Ellos se han quedado sin amparo, y Yahvé está con nosotros.
La descripción terrorífica de los pesimistas tuvo un efecto derrotista en el pueblo, que se entregó a un llanto desesperado, y de nuevo surge la añoranza de Egipto, donde al menos podían vivir, aunque en opresión. Se quejan de que Dios les haya llevado a una región donde sólo les queda la muerte. Y buscan un
jefe que los guíe de nuevo hacia la tierra de los faraones (v.4). Moisés y Aarón se prosternaron ante el tabernáculo, pidiendo ayuda a Yahvé1
. Mientras tanto, los exploradores Caleb y Josué trataron de convencer al pueblo de que era factible la conquista de Canaán. En un gesto de protesta por el escándalo
que el pueblo da al despreciar a su Dios, se rasgan las vestiduras, signo de duelo y de insolidaridad por lo que el pueblo hace2. Y con sentido profundo religioso afirman que, si Yahvé les ayuda, vencerán fácilmente a los cananeos, por fuertes que sean, y por otra parte merece la pena un esfuerzo, ya que la tierra de Canaán
mana leche y miel (v.8). En vez de ser
devorados por esa tierra, serán los israelitas los que se
comerán a los cananeos como
pan3. Sus divinidades de nada les servirán, de forma que éstos se quedarán
sin amparo (lit. su sombra se retiró de ellos).
Intervención de Dios (10-25).
10
Toda la asamblea de Israel quería lapidarlos, pero la gloria de Yahvé se mostró en el tabernáculo de la reunión a todos los hijos de Israel, 11
y Yahvé dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo ha de ultrajarme este pueblo? ¿Hasta cuándo no ha de creerme, después de todos los prodigios que en medio de ellos he obrado? 12
Voy a herirle de mortandad y a hacer de ti una gran nación, más grande y más fuerte que ellos, 13
Pero Moisés respondió a Yahvé: Y lo sabrán los egipcios, de cuyo poder sacaste a este pueblo, 14
y se lo dirán a los habitantes de esa tierra. Todos ellos saben, oh Yahvé!, que habitas en medio de este pueblo, que te dejas ver la cara, que se posa sobre ellos tu nube, que vas delante de ellos, de día en columna de nube y de noche en columna de fuego. 15
Si, pues, destruyes a este pueblo como si fuera un solo hombre, los pueblos a los que ha llegado tu fama dirán:16
Por no haber podido llevar a ese pueblo a la tierra que le había prometido, los ha destruido Yahvé en el desierto.17
Haz, pues, mi Señor, que resplandezca tu fortaleza, como tú mismo dijiste.18
Yahvé, tardo a la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebeldía, aunque no lo deja impune, y visita la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, 19
perdona, pues, la iniquidad de este pueblo según tu gran misericordia, como desde Egipto hasta aquí lo has perdonado. 20
Díjole Yahvé: Los perdono, según me lo pides; 21
mas por mi vida y por mi gloria, que llena la tierra toda, 22
que todos aquellos que han visto mi gloria y todos los prodigios que yo he obrado en Egipto y en .el desierto, y todavía me han tentado diez y diez veces, desoyéndome, 23
no verán la tierra que a sus padres juré dar. No; ninguno de los que así me han ultrajado la verá. 24
Sólo a mi siervo Caleb, que con espíritu del todo diferente me siguió enteramente, le haré yo entrar en esa tierra donde ha estado ya, y su descendencia la tendrá en posesión. 25
Pero el amalecita y el cananeo habitarán en la llanura. Mañana mismo volveos, y partid al desierto, camino del mar Rojo.
El pueblo reaccionó violentamente contra los valerosos exploradores, queriendo lapidarlos. Entonces se manifestó
la gloria de Yahvé sobre el tabernáculo, es decir, la nube que lo cubría se iluminó inesperadamente, como en otras ocasiones. Esta manifestación
gloriosa de Dios tiene unas veces el carácter de anuncio venturoso, y otras de inminente castigo. Por lo que sigue se ve que ahora la manifestación divina es justiciera, y quizá iba acompañada de manifestaciones atmosféricas tormentosas para impresionar más al pueblo culpable, como en el Sinaí. Yahvé amenaza al pueblo por su incredulidad e ingratitud, a pesar de las maravillas obradas al ser liberado del faraón4. Por eso los va a aniquilar por la peste o
mortandad5; pero hará surgir una nueva posteridad más numerosa de la familia de Moisés 6 . Moisés reacciona, pidiendo perdón por los culpables y apelando
al honor del nombre de Dios, que será comprometido con el aniquilamiento de su pueblo, ya que sabrán los egipcios y cananeos que no ha podido llevarlos a su destino7. Los profetas del exilio utilizarán el mismo argumento para convencer a Dios de que libere a su pueblo de la cautividad babilónica8. Al no cumplir su palabra de introducirlos en Canaán, los pueblos paganos acusarían al Dios de Israel de impotencia, ya que no comprenderían las exigencias estrictas de la justicia divina. Por otra parte, Yahvé es rico en misericordia y tardo a la ira9, y, por tanto,
debe ahora mostrar su carácter misericordioso para con su pueblo, como lo había hecho en otras ocasiones. Yahvé oyó al punto la oración magnánima de Moisés, y perdonó al pueblo por su intercesión (v.20); pero su
gloria y justicia exige una compensación y un castigo: los culpables no entrarán en la tierra prometida. Lo han tentado ya diez veces, es decir, muchas veces (v.22), y, por tanto, no participarán de las promesas anunciadas a sus antepasados. Y Yahvé jura por su
vida y su
gloria de que así ha de ocurrir. Los hombres juran por Dios10, pero el Dios
viviente de Israel, que se manifiesta en su
gloria en la naturaleza (llena la tierra) y en la historia, castigando y salvando, proclama solemnemente que su
vida y su
gloria, o manifestación omnipotente y esplendorosa, serán la garantía del cumplimiento de sus palabras. De este castigo será exento
Caleb, que ha mostrado su valor y fidelidad en todas sus empresas. En el v.30 se dirá lo mismo de
Josué, fiel ejecutor de las órdenes de Moisés. Y en premio a su fidelidad se le concederá la región que exploró, como
posesión a su descendencia11. La alusión al
amalecita y
cananeo, que habitan en la
llanura, puede ser glosa redaccional, restringiendo la posesión de Caleb, o bien es una preparación para la orden que va a dar Yahvé de que se vuelvan los israelitas al desierto, camino del mar Rojo. Yahvé en ese caso indicaría que, puesto que los amalecitas y cananeos iban a impedir el acceso a Canaán, debían buscar otra ruta de penetración, volviendo sobre sus pasos (v.25b). La orden de volver fue ocasión de otra rebelión del pueblo, que ahora quiere atacar a los cananeos.
Anuncio de Castigo contra los Israelitas (26-38).
26
Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 27
¿Hasta cuándo voy a estar oyendo lo que contra mí murmura esta turba depravada, las quejas contra mí de los hijos de Israel? 28
Diles, pues: Por mi vida, palabra de Yahvé, que lo que a mis oídos habéis susurrado, eso haré yo con vosotros; 29
en este desierto yacerán vuestros cadáveres. De todos vosotros, los que en vuestro censo fuisteis contados de veinte años para arriba, que habéis murmurado contra mí, 30
ninguno entrará en la tierra que con juramento os prometí por habitación. Sólo Caleb, hijo de Jefoné, y Josué, hijo de Nun. 31
Pero a vuestros hijos, los que dijisteis que serían presa ajena, a éstos los introduciré yo; y ellos disfrutarán la tierra que vosotros habéis desdeñado. 32
Cuanto a vosotros, en este desierto yacerán vuestros cadáveres. 33
Vuestros hijos errarán por el desierto cuarenta años, llevando sobre sí vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos se consuman en el desierto. 34
Tantos como fueron los días de la exploración de la tierra, cuarenta, tantos serán los años que llevaréis sobre vosotros vuestras rebeldías: cuarenta años, año por día; y experimentaréis así mi aversión por vosotros. 35
Yo, Yahvé, yo lo he dicho. Eso haré en esta perversa muchedumbre que se ha confabulado contra mí. En este desierto se consumirán: en él morirán. 36
Todos aquellos a quienes mandó Moisés a explorar la tierra y de vuelta concitaron a la muchedumbre a murmurar contra él, desacreditando la tierra; 37
todos cuantos habían hablado mal de ella, murieron de mala muerte ante Yahvé. 38
Sólo Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, quedaron con vida de todos aquellos hombres que fueron a explorar la tierra.
Este discurso es la ampliación de la anterior amenaza, puesto en boca de Yahvé. El estilo es solemne y oracular (palabra de Yahvé, yo, Yahvé, lo he dicho.) y trata de recalcar la gravedad de la amenaza y acusación. Yahvé quiere castigar no sólo la actual rebelión, sino todas las anteriores, pues se ha colmado la medida de su justicia, y tiene que castigarlos para escarmiento de las generaciones futuras. Todos deben morir en el desierto, sin llegar a la tierra prometida. Todos los que habían sido censados, desde veinte años para arriba (v.29)12, morirán en el desierto. En este decreto de condenación no están comprendidos los
levitas, que no fueron censados ni habían tomado parte en la exploración de Canaán13. Así, Eleazar entrará en la tierra prometida con Josué14. A Moisés y a Aarón se les excluirá de entrar en Canaán por otra falta misteriosa15. Y los hijos de los israelitas, lejos de ser presa de los cananeos, serán los que entrarán en posesión de la tierra prometida16. En cambio, sus padres deberán andar errantes durante cuarenta años por el desierto hasta que vaya desapareciendo la generación pecadora (v.33), expiando lentamente sus
rebeldías (lit. prostituciones, en sentido moral, de apartamiento de Dios). El número de años de peregrinación por el desierto equivaldrá al número de días de la exploración de Canaán: cuarenta en total (v.34). La cifra es simbólica e indica una generación. Sin duda que Dios quería formar una conciencia nacional y religiosa nueva en el desierto, y para ello decide que desaparezcan todos los que habían conocido las idolatrías de Egipto, para que no las practicaran en Canaán. La nueva generación será nacida en la teocracia mosaica del Sinaí, y por eso más preparada para resistir a las infiltraciones religiosas cananeas. Así, la permanencia larga en el desierto tiene un sentido de expiación y de profilaxis religiosa. El salmista comenta: Cuarenta años anduve desabrido con esta generación, y tuve que decirme: Estos son gente de avieso corazón, que desconocen mis caminos. Por esto juré en mi ira que no entrarían en mi reposo.17
Derrota de los Israelitas en Jormá (39-45).
39
Moisés refirió todo esto a los hijos de Israel, y el pueblo quedó desolado. 40
Subieron por la mañana a la cumbre de un monte, diciendo: Vamos a subir a la tierra de que nos habló Yahvé, porque hemos pecado. 41
Díjoles entonces Moisés: ¿Por qué queréis contravenir a la orden de Yahvé? Eso no puede saliros bien. 42
No subáis, porque no va Yahvé en medio de vosotros y seréis derrotados por el enemigo. 43
Los amalecitas y cananeos están del lado de allá, frente a vosotros, y caeréis bajo su espada; porque, habiendo vuelto vosotros las espaldas a Yahvé, El no estará con vosotros. 44
Ellos temerariamente se obstinaron en subir a la cumbre del monte, pero el arca de la alianza de Yahvé y Moisés no se movieron de en medio del campamento. 45
Bajaron el amalecita y el cananeo, que habitaban en aquellos montes, y los derrotaron, poniéndolos en fuga y persiguiéndolos hasta Jormá.
Moisés intima al pueblo la decisión divina: la conquista de la tierra prometida se dilata. Los que la despreciaron no la verán con sus ojos, sino sus hijos. Al oír esto la muchedumbre, reacciona en contrario, reconociendo el mal que habían hecho, y quieren mostrar que están dispuestos a obrar valientemente para borrar la cobardía anterior, esperando con ello que Dios cambiara su decisión de dilatar la entrada en Canaán. Moisés les amonesta para que no tomen iniciativa alguna, ya que no les acompañará Yahvé, y, por tanto, la consecuencia será la derrota más vergonzosa. El pueblo, sin embargo, atacó, y fue vencido por los amalecitas y cananeos, huyendo hasta
Jorma, localidad identificada con la actual
Sbaita, a unos 45 kilómetros al sur de Bersabé.18 En
Jue_1:1-17 se menciona la ocupación de esta ciudad por las tribus de Judá y Simeón, siendo cambiado su nombre antiguo de
Safat por
Jorma, que significa
anatema, porque la entregaron al anatema19.
1 Según
Deu_1:27-30, Moisés trató de convencer a los rebeldes. 2 Cf. M. J. Lagrange,
études sur les religions sémitiques 276. 3 Cf.
Sal_13:4;
Jer_10:25. 4 Cf.
Heb_3:7-13. 5 Cf.
Jer_14:12;
Jer_21:9;
Eze_5:12;
Eze_6:11. 6 Cf.
Gen_12:2;
Gen_18:18. 7
Los LXX leen: Pero todos los que habitaban en este país han sabido que tú, Yahvé, habitas en medio de este pueblo... 8 Cf.
Eze_36:16-36;
Eze_39:21-29;
Exo_32:12. 9
Exo_34:6-7;
1Re_19:12 10
Gen_12:16. 11 Jos 14:6-15;
Jue_1:20. 12
Num_1:3. 13
Num_13:4-16. 14
Jos_14:1. 15
Num_20:12. 16
Deu_1:39. 17
Sal_95:10. 18 Cf. RB (1900) 282-283; (1916) 270. 19 Algunos autores sostienen que las tribus de Judá y Simeón entraron en Canaán por el sur y no por Jericó. En
Num_21:1-3 se habla de una nueva tentativa de los israelitas, coronada por el éxito en Jorma. Véase Touzard en Dict. d'Apologétique de la Foi, art.
Moïse et Josué III 806-810.